Mi perro, mi responsabilidad
Foto: Pixabay | Ilustrativa

El pasado 25 de diciembre, un niño de cuatro años perdió la vida luego de ser agredido por dos perros pitbull en lo que, aparentemente, fue un accidente tan terrible como inexplicable. Pero no, no es un accidente. Un accidente es cuando se te cae un vaso de agua. Lo que ocurrió ese día fue un acto de irresponsabilidad gigante que, como si de una farsa judicial se tratara, quedó impune debido a una brillante interpretación de la ley. El dueño de los perros agresivos, tras ser detenido por una causa tan vagamente elaborada como "resistencia de particulares", fue liberado a los pocos días porque, claro, según el juez, no hubo prueba suficiente de su conducta delictiva. Así de fácil. Que muera un niño, que se sacrifiquen vidas humanas en nombre de la impunidad y que, al final, no se logre determinar la responsabilidad del dueño, es solo un pequeño resbalón administrativo, ¿verdad?

Este no es un caso aislado. En muchas ocasiones, la justicia y la protección de los ciudadanos parece estar al servicio de los propietarios de animales agresivos, quienes no son ni un poco menos responsables que quienes, por ejemplo, dejan encendida la estufa o no guardan los medicamentos en un lugar seguro. El dueño de un perro agresivo es, en esencia, alguien que no solo tiene la responsabilidad de su propio animal, sino también de la seguridad de la comunidad en la que vive. Y en este caso, el adulto que era responsable del pitbull -en teoría, su dueño- se libró de toda consecuencia jurídica por la simple razón de que las leyes no parecen tener en cuenta la gravedad de las acciones de quienes crían animales peligrosos.

Es fascinante cómo la sociedad sigue debatiendo sobre la culpabilidad de los perros frente a la de los humanos. Los perros no tienen poder de decisión sobre si pueden o no atacar. Los perros, al fin y al cabo, son animales, y como tales, responden a su instinto o a la formación que reciban. Son las personas las que deciden qué hacer con ellos. Así que, ¿por qué la responsabilidad recae sobre un animal que está bajo el dominio absoluto de un ser humano? La justicia, como siempre, parece haber olvidado un pequeño detalle: los perros no son responsables de sus actos. Los dueños sí lo son.

Mientras tanto, el caso sigue "siendo investigado". Como si la investigación fuera a descubrir algo que no está a la vista. ¿Acaso necesitamos más pruebas de que un dueño negligente, que no controla ni educa a sus perros, es responsable de un ataque? Las leyes, al parecer, lo exigen.

Es hora de replantearnos nuestra relación con los animales, pero no solo en términos de cariño o bienestar, sino en términos de responsabilidad y consecuencias. Si un niño muere por un ataque de un perro, o si se dan agresiones contra ciudadanos, las responsabilidades no deben dispersarse entre vacíos legales y tecnicismos judiciales. El dueño de los perros debe ser considerado responsable, y no porque los pitbulls sean necesariamente peligrosos, sino porque, al igual que cualquier otro ser vivo bajo su tutela, son su responsabilidad.

No es el perro el que debe estar en la cuerda floja. Es el dueño el que debe rendir cuentas. Porque, en última instancia, las leyes no deberían ser una herramienta para liberar de culpa a quienes, con su negligencia, terminan destruyendo vidas y esa debería ser la idea…

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