Mientras Cuba enfrenta una crisis energética que deja a sus ciudadanos a merced de apagones interminables, México ha decidido convertirse en el salvavidas de su vecino caribeño, enviando casi medio millón de barriles de crudo y gasóleo en un tiempo récord. Según datos de The Associated Press, esta ayuda llega justo cuando los envíos de combustibles rusos y venezolanos, sus supuestos grandes aliados, han desaparecido del horizonte cubano, dejando a la isla en una situación de precariedad.
Es curioso pensar que nuestro país, una nación que también enfrenta sus propios retos energéticos, esté asumiendo el papel de benefactor en este drama caribeño. Jorge Piñón, investigador del Centro de Energía, enfatiza la importancia de estos envíos, declarando que “México es ahora clave”. ¡Quién lo diría! En un mundo donde las relaciones internacionales a menudo se ven marcadas por el egoísmo y la competencia, aquí aparecemos los mexicanos, queramos o no, como los benefactores estrella.
La nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, se ha comprometido a apoyar a Cuba “por razones humanitarias”, desatendiendo las críticas que irremediablemente están surgiendo y con mucha razón, y mas por las pérdidas millonarias que tiene PEMEX, mismo que es incapaz de abastecer el consumo nacional.
Mientras tanto, el gobierno cubano, atrapado en su propio laberinto de culpas y crisis, señala al embargo de Estados Unidos como el gran villano de su historia. Sin embargo, se omite un detalle fundamental: la red eléctrica cubana es un colador, y las inversiones en energías alternativas brillan por su ausencia, como se pretende que pase en nuestro sufrido México. Un país, al igual que el nuestro, con tanta luz solar desaprovechando su potencial es, sin duda, un contrasentido que no se puede pasar por alto.
Los cubanos, que ya padecen una economía frágil, ven cómo el aumento de precios en combustibles básicos les hace aún más difícil acceder a la alimentación más elemental. En este contexto, los esfuerzos de México, son, por pequeños que parecen frente a la enorme necesidad, una bocanada de oxígeno.
Al final de cuentas los cubanos pagan las consecuencias de un sistema de gobierno que no les ha servido de mucho, y aunque ya son muchas las inconformidades, su gobierno se limita a reprimirlos sin llegar a soluciones de fondo que los legitime como autoridades legitimas, por lo pronto, el petróleo que supuestamente es de todos los mexicanos y que ya ni para nosotros alcanza, se va sin preguntarnos a los mexicanos, dueños del combustible si queremos o no, con la intensión de tratar de paliar los resultados de una pésima administración cubana, y esa no es la idea…