Maquillista juarense demuestra que el arte también se plasma en la piel
Foto: Yvoné Vidaña

Jessica Rosales nació en la ciudad de Chihuahua, pero Yeika, como le gusta que le digan, es de Juárez.
Algo tiene esta tierra que transforma y enriquece y eso le pasó a Jessica, que desde los 5 años vive en esta frontera, donde se ha convertido en una de las más reconocidas artistas de maquillaje cinematográfico de la localidad.

A los 15 estudió para estilista y al llegar a la edad de ingresar a la universidad, eligió la Ingeniería en Sistemas, pero al cursar el séptimo semestre, comprendió que eso no era lo suyo, a ella le gusta hablar con las personas, el contacto humano y en esa profesión se sentía aislada, ajena al mundo que le rodeaba.

“En ese momento decidí dejar esa carrera, esperé un poco y me cambié a Psicología, ya instalada en la nueva facultad, me invitaron a tomar un taller de maquillaje para cine, teatro y televisión, con una gran maestra, Lymari Millot, que acababa de regresar a Juárez, con quien también aprendí efectos especiales”, contó.

Ella ya tenía estudios previos en maquillaje social, así que este tipo de especialización no le fue tan complicado, lo que no sabía es que asistir a ese taller, le cambiaría completamente la vida.

“Poco a poco Lymari empezó a compartirme algo de trabajo, cosas sencillas. Un día me mandó llamar para invitarme a participar, como su asistente, en la filmación de un largometraje y, emocionada, no dudé en aceptar”, relata.“Hubo una reunión con todo el elenco y me explicó lo que cada personaje requeriría, el trabajo que debía realizarse en cada uno de ellos y me mandó una semana antes a locaciones fuera de la ciudad, para que preparara todo. El día en que iniciaba el rodaje ¡ella no llegó!”, recordó.

“Desesperada y muerta de los nervios, le llamé una vez más y al fin me respondió, me dijo que algo se le había complicado y no iba a poder presentarse, que tenía que hacer el trabajo yo sola, me dio palabras de ánimo e instrucciones finales y me dejó tomar las riendas del trabajo, que duró mes y medio, una gran experiencia”, dijo.

Agregó que, al regresar “comenté con un amigo lo sucedido y sonriendo me dijo, no, Yeika, ella nunca tuvo considerado hacer el trabajo, desde el inicio te recomendó para hacerlo tú, pero no quiso asustarte, por eso hizo lo que hizo”. En ese momento Jessica, que es ahora conocida en el mundo del maquillaje artístico como Yeika, comprendió que su maestra creía en ella y que estaba lista para pertenecer a este selecto mundo del maquillaje cinematográfico, al que pertenecen muy pocas artistas.

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Pero, ¿y la escuela? “¡Ah! Pues resulta que cuando Lymari me mandó a maquillar en mi primer largometraje, me tenía que ausentar por 45 días de la ciudad y lo único que me detenía era la universidad, así que no lo pensé mucho y me fui, cuando regresé, ya estaba fuera y yo, muy feliz”.

“Mi familia puso el grito en el cielo, lógicamente, todos me decían que del arte me iba a morir de hambre, que necesitaba conseguir un trabajo, pero yo no quería trabajar, quería disfrutar lo que me apasiona y lo que hago para vivir, para mí no es un trabajo, es lo que amo y hasta el día de hoy, cinco años después de ese film, ¡nunca he pasado hambre!”, aseguró.

Tras maquillar en la película Mujer descalza, vino un cortometraje en homenaje a Víctor Hugo Rascón Banda, llamado La casa de las golondrinas y la campaña “Siéntete orgulloso de ser de Juárez” entre otras, cada trabajo le confirmaba que había tomado la decisión correcta al dedicarse al arte, a través del maquillaje.

“Fue entonces que consideré regresar a la universidad, pero ahora en una carrera que me brindara más y mejores elementos para mi profesión y me inscribí en Artes Plásticas, donde llevo dibujo, cerámica, pintura y escultura, entre otras, esto me complementa”, dijo.

Hace un par de años la invitaron a trabajar en un videoclip del cantante Esteman, donde se requería aplicar la técnica de maquillaje Body Painting, que consiste en “vestir” el cuerpo de las y los modelos únicamente con pintura corporal.

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Yeika ya había incursionado en este arte, así que salió victoriosa de ese trabajo, pero a partir de esa experiencia, se sumergió en ese mundo, el cual la llevó a participar este año en el World Body Painting Festival de Austria en modalidad virtual, en la categoría de brocha amateur, quedando en el lugar 28, de los 130 seleccionados de todo el mundo.

“Es genial el simple hecho de ser seleccionada para participar, ahora ¡imagina quedar entre los 30 primeros en mi primera participación!”, expresa con ánimo y me comenta que uno de sus sueños es asistir personalmente a ese concurso en los próximos años.

“Un día, mis amigas que se dedican también al Body Painting y yo, comentamos de lo interesante que sería reunirnos a practicar una vez por semana, esto que empezó como un ejercicio, hoy se ha transformado en un colectivo artístico que hemos denominado Skin Canvas Collective, que se conforma por cinco artistas del maquillaje corporal y un fotógrafo, tenemos una cuenta de Instagram y otra de Facebook, donde compartimos nuestros trabajos”, indica.

“En Skin Canvas Collective estamos planeando lanzar un canal de YouTube, donde, además de mostrar cómo hacemos nuestro arte, queremos compartir talleres y tutoriales para que las personas interesadas aprendan a hacerlo”, comenta entusiasmada.

La pandemia ha puesto freno a algunos de sus proyectos, pero otros siguen avanzando, Yeika quiere impartir clases de maquillaje y en un futuro cercano, retomar su salón de belleza, que ya tuvo que cerrarlo por la pandemia, mientras tanto ofrece sus servicios como estilista y colorista de cabello a domicilio y espera que los proyectos cinematográficos que tiene en agenda, se reactiven en esta “nueva normalidad”.

En lo que ese día llega, ¿qué le parece ponerse en manos de esta gran artista y lucir una cabellera espectacular? No se arrepentirá.

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