Al mirar hacia atrás y cerrar el capítulo 2024, nos encontramos con un año marcado por retos, un nuevo liderazgo en México, protagonizado por primera vez en nuestra historia por una mujer, reformas constitucionales, eventos violentos, cambios y momentos que nos han obligado a adaptarnos, reflexionar y crecer. La rapidez con la que el tiempo ha pasado parece dejarnos sin aliento, pero también nos brinda una oportunidad invaluable para detenernos y pensar en lo que hemos aprendido en el camino. Los desafíos globales (Trump, conflictos armados, desastres naturales), las dificultades personales, y los avances sociales y tecnológicos que han caracterizado este 2024, nos invitan a una reflexión profunda.
Este año nos enseñó que la resiliencia no es solo una capacidad para superar adversidades – y vaya que en Juárez somo resilientes-, sino una actitud constante para reponerse y seguir adelante. Hemos enfrentado momentos de incertidumbre y de crisis, tanto colectivas como individuales, sin embargo, aquí estamos, con la mirada puesta en un 2025 que promete nuevos comienzos. Quizás, al igual que muchos, hemos tenido que aprender a navegar entre las sombras, pero también hemos descubierto la luz que surge cuando somos capaces de avanzar con coraje y esperanza, no por nada somo los vencedores del desierto.
Al cerrar este año, también es inevitable hacer un balance de nuestras vidas: qué hemos logrado, qué hemos perdido, qué hemos cambiado en nosotros mismos. Los momentos de alegría, aunque a veces fugaces, nos recordaron lo que realmente importa. La salud, las relaciones auténticas, los pequeños logros, la paz interior, son las cosas que nos sostienen cuando el mundo parece tambalear. Y, sin duda, las dificultades también nos enseñaron el valor de la paciencia y la importancia de la solidaridad en tiempos difíciles.
Pero más allá de lo que hemos vivido, el cierre de este ciclo nos invita a pensar en el futuro. El 2025 está a la vuelta de la esquina, lleno de promesas y oportunidades, pero también de nuevos desafíos. Si algo nos ha enseñado este 2024 es que el control absoluto sobre el futuro no existe, pero sí podemos decidir cómo afrontarlo. Lo que realmente está en nuestras manos es la actitud con la que decidimos comenzar este nuevo año: con determinación para ser mejores, con valentía para asumir lo desconocido y con la sabiduría adquirida a través de nuestras experiencias.
Al mirar hacia adelante, pensemos en lo que deseamos para nosotros mismos y para el mundo que nos rodea. Que este nuevo año nos impulse a seguir creciendo, a seguir aprendiendo, pero, sobre todo, a seguir compartiendo. La verdadera transformación comienza en lo individual, pero su impacto se multiplica cuando somos capaces de generar un cambio positivo en nuestros entornos.
Net desea de todo corazón que este 2025 nos encuentre más fuertes, más sabios y más comprometidos con lo que realmente importa: el bienestar común, la justicia, la empatía y la paz. Dejemos que este cierre de año sea el preludio de un nuevo ciclo lleno de esperanza, de crecimiento y de la convicción de que cada día es una oportunidad para comenzar de nuevo, esa definitivamente es la idea…
