Hemodiálisis, esperanza de vida para los riñones
Foto: Net Noticias

Los riñones cumplen con múltiples funciones vitales en nuestro organismo, son como un filtro para el flujo sanguíneo, pero si estos fallan, el resultado puede ser letal.

El 10 por ciento de la población mundial padece Enfermedad Renal Crónica (ERC), conocida comúnmente como insuficiencia renal, de acuerdo con la organización internacional World Kidney Day.

En 2023, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) atendió a 79 mil 689 pacientes con ERC en el país, se estima que el 80 por ciento de pacientes con esta enfermedad reciben tratamiento en el instituto.

“El problema de la enfermedad renal crónica es que muchas veces no da ningún síntoma, se presentan los síntomas ya en niveles muy avanzados, cuando ya no podemos revertir el daño”, comenta en entrevista para Revista NET la doctora Edith de León, nefróloga y coordinadora de Medicina Interna adscrita al nuevo Hospital General Regional 2 del IMSS en esta frontera.

Esta sintomatología que menciona puede incluir: hinchazón de piernas, de cara, sensación de un sabor metálico en los alimentos, orina espumosa, palidez de piel o cambios en su tonalidad, falta de apetito, náuseas y vómito. Sin embargo, reitera la doctora, estos síntomas se presentan cuando el daño ya es vigente y avanzado.

Los riñones se dedican a limpiar las toxinas de nuestro cuerpo desde que nacemos, estas se eliminan o desechan por medio de la orina. Aunque los riñones tienen otras muchas funciones, como el control de los niveles de hemoglobina, lo niveles de calcio, de fósforo y de muchos electrolitos, explica la doctora que cuando los riñones van envejeciendo es normal que esa función también vaya disminuyendo, pero cuando se presenta un daño mayor en su funcionamiento de manera permanente es lo que se conoce como la ERC.

Las terapias sustitutivas

“Cuando ya el grado de funcionamiento (de los riñones) es tan bajo necesitamos una terapia que ayude a limpiar nuestro cuerpo”, comenta la nefróloga. Entre las terapias que existen son: el trasplante renal, la diálisis peritoneal y la hemodiálisis.

Para el trasplante se requiere de un donador compatible para que otro riñón supla al que ya no funciona; en el caso de la diálisis peritoneal “por medio de una membrana de nuestro peritoneo (de nuestro abdomen) y con unas sustancias, utilizamos el mismo cuerpo del paciente para limpiar estos tóxicos”; la otra opción es la hemodiálisis, en donde por medio de un acceso vascular, con un catéter grande que llega directamente al corazón o también por medio de una fístula (unión entre una arteria del brazo y una vena con un tubo plástico) una máquina especial saca la sangre, la limpia por medio de un filtro especial. Esto puede durar dos, tres, cuatro o más horas, lo que sea necesario para limpiar la sangre del paciente y regresarla más limpia. “La hemodiálisis suple esas funciones, pero no todas las que realizan los riñones, sin embargo, son terapias que mantienen con vida y funcionalidad a los pacientes, por eso son tan importantes estas terapias”.

Del registro del IMSS de 2023, de las 79 mil 689 personas en terapia de reemplazo renal, el 46 por ciento, es decir, 36 mil 853 derechohabientes recibieron tratamiento con diálisis peritoneal y el 54 por ciento, 42 mil 836 pacientes, llevaron un tratamiento de hemodiálisis en sus dos vertientes: externa e interna.

“Sin estas terapias el cuerpo de los pacientes estaría intoxicado {…} algo que podría provocar el fallecimiento del paciente”.

¿Terapias seguras?

“Desde que se inventaron, en la década de 1950 aproximadamente, han ido cada vez mejorándose la seguridad del paciente”, menciona la experta. “Es importante saber que todos los tratamientos tienen riesgos. Sin embargo, en la actualidad se conocen como terapias seguras”, en esto hace referencia a la evolución de la tecnología e insumos para realizar estos tratamientos.

Además, el agua utilizada en el procedimiento debe cuidar un estricto control de calidad para que no contenga minerales, ni tóxicos, ni bacterias que sometan a un riesgo mayor al paciente. Los controles sanitarios que rigen a estas terapias están reglamentados para la hemodiálisis en la Norma Oficial Mexicana (NOM). En julio de 2024 tuvo una reciente actualización, - ¿en qué consiste? -, “en que se toma la muestra que se tiene que verificar tanto por proveedores del instituto, como externos para la seguridad”. En este proceso, se verifica el agua antes, durante y después del proceso de la hemodiálisis, ya que la NOM deben cumplir con los estándares internacionales, estos incluyen: revisión de bacterias cada dos meses, revisión de metales (aluminio, calcio, potasio y otros elementos) anualmente. “De esta forma cumplimos con la NOM y las normas internacionales para la seguridad del paciente”.

Una vez que el paciente está conectado a la sesión de hemodiálisis, los riesgos de salud pueden ser: que se baje la presión arterial, la baja de la glucosa o de la glicemia del paciente, “sin embargo, estos riesgos son menores”.

Causas de alto riesgo

En promedio, los pacientes con ERC pueden recibir estas terapias de dos a tres veces por semana, pero los tiempos y frecuencia dependen de sus condiciones particulares.

Las causas de la ERC pueden ser diversas, algunos factores de riesgo son: la obesidad, el síndrome metabólico, la diabetes y la hipertensión. De las personas que presentan una enfermedad crónico-degenerativa en México, seis de cada 10 desarrollan algún grado de ERC, la diabetes es la más frecuente.

Prevención, la mejor opción

La doctora recomienda a los derechohabientes acudir a las Unidades de Medicina Familiar (UMF) para una detección y prevención oportuna de la ERC, una revisión anual puede ser toda la diferencia. Los médicos que atienden en estas unidades son los encargados de canalizar a los pacientes a los estudios y tratamientos necesarios, estas terapias sustitutivas se realizan en los hospitales del IMSS, en el nuevo Hospital General Regional 2, en esta frontera está por ampliarse y fortalecer este servicio.

La especialista recomienda cuidar de los riñones y para ello es importante, “mantener una vida saludable haciendo ejercicio, cuidando nuestro peso (evitar el sobrepeso), evitar hacernos diabéticos o hipertensos, acudir a consulta o revisión al menos una vez al año”. Es vital detectar a tiempo las enfermedades que llevan a padecer ERC, así como cualquier síntoma del mal funcionamiento de los riñones.

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