Colaboración
Mónica A. Juárez
Una de las activistas más destacadas de la guerra de independencia: María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador. Nació en la capital virreinal en 1789. Hija única de Gaspar Martín Vicario, próspero comerciante español y Camila Fernández de San Salvador, descendiente directa de Ixtlixochitl II y de Netzahualcóyotl.
La infancia de Leona transcurre en el seno de una familia criolla, católica, de clase acomodada. Mostró siempre carácter definido, disciplinado, con vocación al estudio de las ciencias y artes, específicamente: Historia, Astronomía, Literatura, Pintura y Dibujo, siendo una aplicada discípula de connotados maestros en instituciones de prestigio.
Lecturas como Ideas del Universo del jesuita Lorenzo Hervás, Historia natural, general y particular de George Louis Leclerc y Aventuras de Telémaco de Francois Fénelon, abrieron sus horizontes culturales en busca del saber mediante el autodidactismo y hábitos de investigación en el campo de la naturaleza y la sociedad.
Muy joven quedó huérfana bajo la tutela y albacea de su tío Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, doctor en leyes y abogado, escritor y poeta, que - aun siendo muy conservador de las costumbres - respetó la personalidad de su sobrina, cuya independencia y comodidad, requería que viviese sola.
En el despacho de su tío trabajaba, y ahí lo conoció, al joven abogado yucateco Andrés Quintana Roo, de origen muy humilde, con un gran potencial humano y profesional, que lo llevó a ser una figura histórica notable. Se casó con él, formando una familia con tres hijas: Genoveva, Soledad y Dolores, esta última bautizada en honor del lugar donde Hidalgo diera el grito de independencia.
¿Cuáles fueron las hazañas memorables de Leona que la hacen merecedora de la inmortalidad y la memoria mexicana? Indudablemente sus acciones protagónicas plenas de ideales de redención social asumiendo serios riesgos como mensajera e informante efectivo a favor de los insurgentes.
Generosa contribuyente de la causa independentista, se desprendió de su patrimonio familiar y personal para favorecerle. Cofundadora del grupo “Los guadalupanos”, con el mismo fin de apoyar a los insurrectos frente a la dominación hispana. Incansable y férrea, cobijó a fugitivos rebeldes. Envió recursos económicos y medicinales hasta donde se solicitaban. Contribuyó con alianzas, relaciones y capital financiero para la fábrica de cañones en Tlalpujahua. Proselitista apasionada sumaba adeptos y recursos a la causa libertaria. Pionera en las complicadas lides en busca de la libertad de expresión y difusión de ideas.
Fue notable su pensamiento y sentir valiente y ético a favor de las causas nobles y contra la injusticia.
Su arrojo, convicción y compromiso social la llevaron a enfrentar situaciones con riesgo extremo; siendo perseguida por la ley vigente, dio a luz a su hija Genoveva en 1817 en una cueva en la Sierra de Tierra Caliente. La amnistía para ambas fue el recurso para salvaguardar sus vidas.
Anteriormente, en 1813, fue confinada en el Colegio de Belén por 42 días tras una negociación, ya que el lugar asignado originalmente era la cárcel. Procesada por la Real Junta de Seguridad y Buen Orden, se le interrogó, sin que consiguieran que delatara a los insurgentes. Se le declaró culpable y sentenciada a la incautación de sus bienes.
“No solo el amor a sus hombres es el móvil de las acciones de las mujeres"Leona Vicario
En el periódico “Federalista” quedó plasmado su pensamiento feminista de avanzado y justiciero enfoque de equidad de género, cuando Lucas Alamán en el mismo rotativo afirmó: “Las mujeres que actuaron en la causa independentista lo hicieron por amor a sus hombres”; a lo que Leona respondió ampliamente (cito fragmento final): “No solo el amor a sus hombres es el móvil de las acciones de las mujeres. Por lo que a mí toca, sé decir que mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres. Nadie ha influido absolutamente en ellas. Y en otro punto he obrado con total independencia y sin atender opiniones que han tenido las personas que he estimado. Me persuado de que así serán todas las mujeres, exceptuando a las muy estúpidas y a las que por efecto de su educación hayan contraído un hábito servil; de ambas clases hay también muchísimos hombres”.
Fue una mujer enérgica, crítica, directa, valiente, segura de sus convicciones que reflejó en sus textos públicos la razón argumentada y la pasión por sus ideales.
A diferencia de otras heroínas, que pagaron con su vida o con su libertad la osadía de manifestar su talento, como Sor Juana Inés de la Cruz o Juana De Arco, Leona Vicario logró transformar condiciones adversas por otras que actuaran a su favor: progenitores solventes y costumbristas atendiendo su necesidad de educación integral y liberal; tutor tradicional (fiel a su época) que tuvo que respetar su deseo de autonomía; elección de un esposo que respondiera como compañero no como dueño.
También instituciones sociales con criterios de supremacía masculina que tuvieron que respetar sus méritos otorgándoles numerosos justos reconocimientos: nombramiento emitido por el Congreso de la Unión como “Benemérita y dulcísima, Madre de la Patria”. Pionera del periodismo en México.
Además, se ganó la inscripción con letras de oro de su nombre en el Recinto Legislativo de San Lázaro y en el Congreso del Estado de Quintana Roo. Adjudicación de su nombre a calles, escuelas, hospitales, villas, rancherías, edificios oficiales, asociaciones, etc. en toda la República. Devolución de todo su patrimonio financiero y otorgamiento en propiedad de una hacienda en Ocotepec y tres casas en la Ciudad de México.
Nombramientos posteriores diversos: “Heroína nacional, benemérita de la Patria”. “Madre de la Patria”.
Fundadora de México. También la verificación de funerales de Estado, única mujer mexicana a la que se le han otorgado, originando controversia que retrasó el ritual.
La colocación de sus restos mortales sucesivamente en lugares con gran significado histórico: después del Panteón, trasladada a la Rotonda de los Hombres Ilustres, al Museo Nacional de Historia, al Palacio Nacional y, por último, a la Columna de la Independencia. El gobierno actual de México declaró 2020: “Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria”.
Falleció en su casa por causas naturales en 1842 a los 53 años de edad. Afortunadamente no se impuso el requisito oficial de declararla “Heroína de la Patria” bajo la condición de haber ofrendado su vida mediante el martirio.