La equidad y el bien común  laboral
Foto: Cortesía

Colaboración
Karla L. González
Gerente del Central Hotel Boutique de Chihuahua

En tiempos de crisis es inevitable el deseo de provocar la reflexión sobre la búsqueda de la equidad y el bien común. Esta búsqueda es parte, de manera importante, de la generación de las relaciones asertivas, sobre todo en las organizaciones y empresas.

De acuerdo con Stephen Covey existen seis paradigmas de la interacción humana. Uno de estos es el del Ganar-Ganar, que no es una mitad y mitad. Ambas partes deben llevarse algo completo.
Aquí, la búsqueda del bien común y la equidad nos lleva a acciones concretas para que ambas partes se sientan beneficiadas.

Si quisiéramos ejemplificar el Ganar-Ganar desde el ámbito laboral, podríamos hablar de cómo ocurre, a partir del liderazgo proactivo mediante el fomento del desarrollo integral de las personas a través de la capacitación. Dando un sentido de aprender a colaborar y no a competir.

El bien común desde la estrategia Ganar-Ganar, se vincula directamente con la motivación del personal en una organización, recordando que existen personas que se motivan a través de las responsabilidades compartidas.

La responsabilidad compartida tiene que ver directamente con el empoderamiento, que se basa en los principios de responsabilidad, integridad, respeto mutuo, reconocimiento del otro y cooperación. Cuando los objetivos y planteamientos son comunes, la responsabilidad será compartida y se dará un avance conjunto.

Un elemento fundamental para lograr el bien común y la equidad en los equipos de trabajo es a través de la empatía, un elemento que nos permitirá ser sensibles a la realidad de los demás y ocuparnos de sus necesidades emocionales.

Al final, lo que consolida a un grupo es la generación de lealtad. Eso se logra solo a través de la búsqueda del bien común.
El fomento del Ganar-Ganar implica un cambio en la mentalidad, incluso, en la cultura social, muchas personas tienen arraigada una mentalidad de: “Yo gano, tú pierdes”, se les inculca desde que nacen y creen que solo pasando sobre el “otro”, lograrán sus objetivos.

De igual manera, quienes tienen la mentalidad: “Yo pierdo tú ganas”, tampoco permiten la equidad, ya que se enfrascan en una posición de víctimas que impide un sano crecimiento de la interacción humana pues, aunque hay un deseo intrínseco de aceptación de la otra parte, al no haber un bien común ni equidad en la relación, esta terminará por ser poco fructífera.

En el paradigma del Perder-Perder se tiene la mentalidad de la dependencia, en la cual no importa que ambas partes sean infelices, ambas deciden permanecer; o bien, se tiene la creencia de que no importa perder, en tanto la otra parte no gane. Esto es entendido como una actitud vengativa.

El Ganar-Ganar como estrategia de bien común y equidad nos permite ganar legítimamente, genuinamente, haciéndole saber al otro, que también queremos que gane y nos permitirá entrar en una dinámica de negociación asertiva.

El Ganar-Ganar debe considerar elementos medulares que son: el carácter, las relaciones y los acuerdos. El carácter en ambas partes deberá conllevar integridad, madurez y mentalidad de abundancia, siendo la madurez el equilibrio entre el coraje y el respeto. Las relaciones por su parte, deberán estar basadas ante todo en la confianza.

De las relaciones sanas y fortalecidas, es entonces que se lograrán los acuerdos que podrían dar directriz hacia el bien común, es decir, el éxito de ambas partes.

Imagen

El proceso de comunicación es un factor determinante en el tipo de relaciones que generaremos, lo que incluye todas las formas en cómo las personas intercambian, tanto la información que proporcionan, como la que reciben, así como el sentido que ambos imparten a esa comunicación.

La comunicación asertiva implica un comportamiento determinado y no así, una característica en la personalidad, se trata más bien del desarrollo de una habilidad social.

Al lograr el equilibrio entre la pasividad y la agresividad, el individuo es capaz de reconocer, tanto las necesidades del otro, como las propias y, por lo tanto, la comunicación fluye de una manera efectiva; es decir, se logra que lo que se desea expresar, sea lo mismo que la otra persona entiende, partiendo de la congruencia entre la intencionalidad comunicacional y el impacto comunicacional. Estas acciones nos acercarán de manera importante a un proceso de Ganar-Ganar.

La asertividad comunicacional contempla tanto los factores verbales en la misma, como los no verbales. Estos últimos son medulares en el impacto comunicacional, entre ellos destaca: el tono de la voz, contacto visual, volumen, fluidez verbal, espontaneidad y seguridad, los gestos y por último, la postura corporal.

El contenido del mensaje es también un aspecto de suma importancia para el logro de la asertividad comunicacional, ya que el mensaje deberá ser claro, explícito y directo, siempre respetando a la otra persona y, por tanto, pertinente para lograr la conexión en la comunicación con el otro.

De manera generalizada, existen tres maneras de reaccionar ante las dificultades: huir, luchar o razonar-reflexionar. Esta última, por cierto, es la única que nos lleva al correcto uso de la comunicación, sentido común y logro de acuerdos.

Cuando la comunicación se da de una manera no efectiva es decir no funcional, la relación del individuo con su entorno social se verá directamente afectada y por tanto no se logrará ese bien común que tanto perseguimos.

Es importante considerar el hecho de que todo individuo está en su derecho de juzgar sus propios comportamientos y emociones. Implica el principio de responsabilidad comunicacional; es decir, ser capaz de responder por lo que comunicamos tanto de manera intrapersonal como interpersonal.

Si el individuo ejerce el derecho de tener un proceso de juicio, mediante la introspección para reflexionar sobre sus comportamientos y emociones, entonces tiene derecho a no dar razones o excusas sobre los mismos. También derecho a cambiar de opinión, a cometer errores y a hacerse responsable por lo mismo.

Es también su derecho no dar respuestas inmediatas o desconocer las respuestas a todos los cuestionamientos y, por tanto, darse un tiempo para responder.

En el principio de la asertividad, los individuos también deberán ejercer su derecho a no entender al otro en inicio y, por tanto, cuestionar hasta lograr esa comprensión que permita la empatía con el otro, determinante en el proceso de comunicación efectiva.

La ansiedad social es un factor que podría llevar al bloqueo del comportamiento asertivo y, por tanto, limitar la comunicación efectiva. Esto podría significar un impacto directo en las relaciones interpersonales.

El fortalecimiento de los comportamientos asertivos es de vital importancia para el desarrollo de las relaciones interpersonales sanas, un punto de partida para el alcance de la equidad y bien común.

Publicidad
Enlaces patrocinados