La educación en tiempos de contingencia
Foto: Cortesía

Colaboración
Lourdes Díaz López
Estudiante de doctorado en Educación, Artes y Humanidades

Ante la contingencia sanitaria en el mundo que nos obligó a quedarnos en casa, la educación no se detuvo. Para continuar las clases, el modelo presencial fue adaptado a un modelo de educación en línea.

En México 30 millones de estudiantes de nivel básico, medio superior y superior, entraron a este ritmo, según datos del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).

Esto puso al descubierto no solo las enormes desigualdades que se viven en el país, sino la violación que se ha hecho, por años, del derecho humano y constitucional al Internet pues, de acuerdo con el Inegi, 56 por ciento de los hogares no tiene computadora y el 44 por ciento de la población no tiene acceso a Internet.

Desde el 2013 la Reforma en Telecomunicaciones, promulgada por el presidente Enrique Peña Nieto, el derecho a Internet quedó consagrado como un derecho “garantizado por la Constitución Política”.

Este a su vez habilitaba otros derechos fundamentales como: el derecho a la información, a la privacidad y al acceso a las Tecnologías de la Información y de la Comunicación, a los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, y que, en este momento de contingencia, representan el medio para ejercer el derecho a la educación.

En este escenario, el Covid-19 ha evidenciado las carencias del sistema educativo mexicano, demasiado dependiente de un sistema tradicional de enseñanza presencial, incluso en zonas urbanas y no solo de difícil acceso, como se ha afirmado en algunos discursos oficiales para justificar la situación.

De acuerdo con la última Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (Endutih), en México hay 18.3 millones de hogares que disponen de Internet mediante conexión fija o móvil, 52.9 por ciento del total nacional, es decir, a casi la mitad de la población se le viola este derecho.

Vivir en las ciudades no garantiza acceso a Internet. El 73.1 por ciento del total de la población urbana, es usuaria de este servicio, sin embargo, el resto continúa sin Internet, mientras que un 59.4 por ciento de la población rural tampoco posee el servicio.

Entonces, queda claro que la educación no está al alcance de todos. En este tiempo de contingencia es el primer obstáculo, aunado a la falta de dominio tanto de profesores como de estudiantes de las tecnologías disponibles. Y, en el caso de la educación básica, la participación de los padres de familia, que ha sido vital para que sus hijos continúen aprendiendo.

Administración del tiempo, ausencia de espacios

En Chihuahua, prácticamente todas las instituciones continuaron con el ciclo escolar, adaptando el modelo educativo presencial, a uno en línea.

Sin embargo han sido ocho investigadores académicos de la UNAM, quienes ya evaluaron científicamente los efectos de esta decisión tomada para todo el país. Y, tanto en un estudio cualitativo, como cuantitativo, han registrado los resultados y consecuencias.

La contingencia generó una situación inédita en la educación superior. Así que los académicos realizaron una encuesta en línea a 383 profesores de bachillerato, licenciatura y posgrado de la misma institución (48.6 por ciento de la población docente de la UNAM).

Sobre las principales problemáticas a las que se han enfrentado ante este modelo educativo de emergencia, el 43.3 por ciento dijo tener dificultades logísticas, un 39.7 por ciento tecnológicas, el 35.2 por ciento pedagógicas y un 14.9 por ciento socioafectivas.

Las dificultades logísticas se refieren a circunstancias relacionadas con el manejo del tiempo: horarios de clase, espacios físicos para trabajar a distancia, la comunicación institucional, entre otras.

Las tecnológicas se refieren a circunstancias relacionadas con el acceso a Internet, la disposición de equipos de cómputo y conocimientos de plataformas educativas, principalmente.

Las dificultades pedagógicas están relacionadas con el conocimiento de herramientas didácticas de educación a distancia: manejo de grupos y evaluación de estudiantes. Y los problemas socioafectivos son aspectos emocionales y de salud que viven los docentes, como sentimientos de tristeza, frustración, ansiedad, cansancio, entre otras.

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“Esto es bueno para demostrar todo el potencial que tiene la educación en entornos virtuales y cómo aprovechar mejor las herramientas en línea”María Elena Chan, jefa de la Unidad de Programas Estratégicos del Sistema de Universidad Virtual de la Universidad de Guadalajara

El estudio revela que las tecnologías a las que más se ha recurrido durante esta contingencia son el correo electrónico, seguido de Facebook y WhatsApp; para trabajo académico: Google Classroom, Moodle y Google Suite; y para trabajo sincrónico: Zoom, Google Hangouts y Skype.

Resalta la necesidad de un apoyo tecnológico y asesoría didáctica, pues al tratarse de un modelo educativo diseñado para impartirse de manera presencial, se carece de una formación pedagógica para un modelo en línea, disponibilidad de recursos digitales e informativos sobre uso de tecnologías en educación y asesoría técnica e información de recursos institucionales.

La investigación también revela que el reto de la educación a distancia varía sustancialmente dependiendo del nivel educativo, pues las demandas y necesidades de los estudiantes de bachillerato, no son las mismas para los de licenciatura o de posgrado.

Una de las principales conclusiones es que las instituciones deben atender la formación y profesionalización en pedagogía y didáctica para la enseñanza y el aprendizaje a distancia, pero, tomando en cuenta la infraestructura disponible, las competencias y habilidades en tecnologías para el aprendizaje y el conocimiento.

Desde la perspectiva de los estudiantes, aunque no se realizó un estudio con metodología científica, sino una encuesta realizada por la Central de Estudiantes Universitarios (CEU) de la UNAM, el 67.3 por ciento de los estudiantes de educación media superior y superior externaron que no han logrado adaptarse a las clases virtuales; 66.4 por ciento reportaron conectividad deficiente a Internet y solo uno de cada 10, respondió que les imparten clases todos sus docentes.

En una revisión de distintas posturas de académicos universitarios del país, es casi nulo encontrar que se encuentre el modelo de educación en línea como una experiencia buena.

Una de las excepciones es la postura de docentes de la Universidad de Guadalajara que encuentra más ventajas que desventajas en esta necesaria migración de un modelo de educación presencial, a uno de educación en línea.

De acuerdo con María Elena Chan, jefa de la Unidad de Programas Estratégicos del Sistema de Universidad Virtual de esta institución, es buen momento para revalorar la educación a distancia.

“Esto es bueno para demostrar todo el potencial que tiene la educación en entornos virtuales y cómo aprovechar mejor las herramientas en línea. Antes se tenía mucha desconfianza, los profesores convencionales pensaban que solo teniendo caras enfrente tenían control sobre el aprendizaje…
“Pero estamos aprendiendo que se puede tener un contacto mucho más personal por el intercambio verbal a través de foros y plataformas de conversación, videoconferencias y una gran cantidad de herramientas que nos permiten conocer al otro”
, expresó María Elena Chan en entrevista realizada por Laura Sepúlveda para la revista de la propia institución.

Afirmó que quizá la forma más fácil de entender la educación en línea es asignar tareas por correo electrónico y entregarlas por el mismo medio, pero en realidad es para desarrollar capacidades dentro de las plataformas digitales.

Admitió que una de las dificultades de este modelo es la disciplina, porque hay tanta información y tanto que ver en Internet que fácilmente se pierde la concentración.
Capacitación es esencia

La postura de otras universidades como la Universidad Iberoamericana campus Ciudad de México es distinta. Admiten que la educación en línea requiere de un diseño previo de contenidos por un equipo de expertos.

Para Ana María Berruecos Vila, de la Dirección de Enseñanza y Aprendizaje Mediados por Tecnologías: una adaptación de emergencia de un modelo presencial a un modelo en línea, no garantiza la calidad de enseñanza-aprendizaje.

La especialista explica que, “dar una clase magistral por videoconferencia no es educación en línea, eso solo es utilizar una herramienta digital para seguir con metodologías presenciales en un entorno virtual”.

Sobre la forma de evaluar en un entorno de educación virtual, aspecto que genera dudas entre el alumnado y profesorado, Berruecos Vila dijo que, al igual que en las clases presenciales, debe basarse, pedagógicamente, en cuáles son los resultados de aprendizaje esperados.

Para verificarlo, es necesario que las evaluaciones se realicen a través de rúbricas de trabajos (como ensayos, resúmenes o proyectos), exámenes, intervenciones orales u escritas en los debates, tipo de participación en los equipos o autoevaluaciones que permiten al estudiantado ir haciendo su propio seguimiento de avances.

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