
Colaboración
René Eduardo Rangel
Desde 1981 cuando se conoció la fecha oficial de la fundación del Real de Minas de San Joseph del Parral, como el 14 de julio de 1631, se respira cada año por estas fechas un ambiente festivo al sur del estado de Chihuahua. En este año al que hacemos referencia, Parral conmemoraba 350 años de su fundación.
Aunque la condición económica no era buena en ese tiempo, pues la mina fundadora La Prieta había disminuido drásticamente su actividad, el gobierno municipal de ese tiempo, encabezado por Jesús Urbano Arzola, organizó uno de los más suntuosos festejos recordados hasta esa fecha.
Para la ocasión, se organizó una feria comercial y turística en las instalaciones del Tecnológico de Parral. Se remodeló la Plaza Principal con adoquín, bancas de herrería con motivos distintivos de la ciudad, hojas de parra y el Escudo de Armas.
Se restauró el kiosco y, ahí mismo se develó el monumento al fundador de Parral: Alférez Real, Don Juan Rangel De Viezma, por el escultor Ciro Sotelo Cruz.
La recién remodelada “Plaza de Armas” se convirtió en el escenario oficial para recibir al compositor e intérprete de moda José Ma. Ruiz “Napoleón”. El autor de Pajarillo y Hombre fue el encargado de presidir el magno evento artístico de los festejos. Todas las ceremonias oficiales fueron transmitidas en vivo a través de la radio local.
Para ese tiempo la figura del General Villa no tenía mucha fuerza como personaje de atractivo turístico, debido a que todavía estaban con vida muchos de sus detractores. Su nombre empezaría a tomar fuerza unos 10 años después.
El 20 de noviembre de 1992, a poco más de un mes de haber iniciado gestiones como alcalde Adalberto Gutiérrez Meléndez, un grupo de maestros, administrativos y alumnos del Conalep-Parral, dirigidos por Manuel Octavio Aguirre, participan en los festejos del aniversario de la Revolución Mexicana, representando el episodio de la muerte del General Villa.
Con vestuario y utilería prestados, el simulacro se convirtió en el pionero de la representación teatral urbana donde se muestran diferentes etapas de la vida de “Pancho Villa” teniendo como culmen lo sucedido en Parral, el 20 de julio de 1923.

Con el fin de fortalecer la identidad cultural e histórica del municipio y buscar otras alternativas económicas, de 1993 a 1998 se organizó lo que se conoció como “Fiestas de julio”. Era una feria comercial muy elemental en el Paseo Gómez Morín con la exposición de artículos, en su mayoría de empresarios locales y amenizada por músicos regionales. La conmemoración central era la Fundación de Parral y, desde entonces, se incluyó como uno de los atractivos “El Simulacro de la Muerte de Villa”.
Luego de más de siete décadas de la muerte del “Centauro del Norte”, en 1995 José Socorro Salcido Gómez, ferviente admirador del general Villa, tomó la iniciativa de rememorar las andanzas de los jinetes revolucionarios de la “División del Norte” y corroborar, en “carne propia”, lo extenuante de la experiencia, que representa recorrer grandes distancias a “lomo de caballo”; expuestos a la intemperie; soportando frío, sed y hambre. Viajando con la entre pierna “rosada” sobre una dura montura y, por si fuera poco, al llegar a su destino, enfrentar a un ejército enemigo. Así surgió “La Gran Cabalgata Villista”.
A partir de la edición del año 2011 por iniciativa de Martín Márquez administrador del museo Palacio Alvarado en las inmediaciones de esta joya arquitectónica, se realiza La salutación a la cabalgata, una representación silente de lo sucedido en tiempos de la Revolución, sobre todo los más gloriosos del General Villa y su División del Norte, entre los años 1913 y 1915, cuando las tropas a caballo arribaban o pasaban por Parral.
Personal de la administración del Museo Palacio Alvarado y acompañados de algunos amigos y voluntarios, vestidos a la usanza de los primeros años del siglo XX, representan a los distintos estratos sociales; desde el arriero, minero, campesino u obrero que, en aquellos años, deambulaban o trabajaban por el sector, complementado por los miembros de la clase alta, que saludaban desde dentro, o mientras caminaban por la acera del Palacio, luciendo todos sus mejores galas.
A partir de la segunda mitad de la década de los 90’s, se observa la vocación turística de Parral, en conjunción con municipios vecinos, como: Valle de Allende, Santa Bárbara y San Francisco del Oro.
Con esta visión en 1999 se pone en marcha un ambicioso proyecto que ya no se limitaba a la organización de una feria anual. El objetivo era identificar todo aquello que ya existía; proyectarlo y hacerlo atractivo para el turismo. El acervo cultural, histórico, arquitectónico, gastronómico, etc., reforzado por la visita a los monumentos históricos, museos, hoteles, restaurantes, rutas y recorridos turísticos, manifestaciones artísticas etc. Desde entonces, cada año en julio, se llevan a cabo Las Jornadas Villistas.

Una edición 2020 muy distinta
A raíz de la declaratoria de contingencia sanitaria por el coronavirus, las actividades turísticas en la ciudad fueron suspendidas y, por lo tanto, “Las Jornadas Villistas”, de manera presencial también. Los tradicionales eventos que caracterizan a estas presentaron en esta edición una dinámica diferente, o definitivamente, no se concretaron.
El pasado 8 de julio del 2020. Daniela Briones Soto, joven de 25 años, egresada de la Facultad de Derecho de la UACh, quien forma parte del elenco del grupo de teatro “Guillermo Baca”, encargados de representar la Muerte de Villa, repasó sus textos para grabar muy temprano en el poblado de “Minas Nuevas”.
Este año la representación de la muerte de Villa fue grabada en video para ser transmitida tanto por televisión como por Internet el 20 de julio.
Después del pizarrazo de inicio todo fluyó de manera natural y Briones nos compartió que se sintió cómoda actuando en este nuevo esquema, aunque es más intenso frente a la audiencia en vivo.
Entre los días 12 al 14 de julio, prácticamente desde el año en que surgieron las Jornadas Villistas y, de manera ininterrumpida hasta este 2020 que llegó la pandemia, se observaba en la ciudad el arribo de grupos de motociclistas en caravana, desde distintos puntos de la república. Respondían a la convocatoria de las autoridades municipales llamada: “Concentración Motociclista”.
Este año se extrañó el impresionante desfile de los intrépidos Jinetes, montados en sus potros de acero; en su mayoría forrados en atuendos de cuero que, al paso por las angostas callejuelas del centro de Parral, se magnificaba el rugir de sus motores de alto cilindraje. En las primeras ediciones celebradas en “Mina La Prieta” por allá del 2002, se develó: El Monumento al Motociclista Caído, frente al que año tras año se rinde homenaje a todos aquellos que, a vuelta de año, han fallecido. Pero este 2020 no pudo pasarse lista a aquellos que ya partieron.

La Cabalgata Villista
El domingo 19 de julio ya se había escuchado “El Pito” de la Mina que anunciaba las 12:00 de la tarde. Ahí, frente al Palacio Alvarado y a diferencia de lo sucedido en los últimos casi 10 años cuando arribaba la Cabalgata Villista, este año simbólicamente salió un pequeño grupo de jinetes desde Ciudad Juárez.
No hicieron el recorrido tradicional de cada año. Las calles estaban casi desiertas, con poco tráfico vehicular. Nadie esperaba bordeando las aceras. Los balcones y puertas del Palacio de Alvarado, cerrados. Esta vez no salieron a saludar Don Pedro y sus amistades de abolengo; los vestidos de gala, sombrillas y abanicos, se quedaron guardados en las petaquillas, por causa del coronavirus.
Otros años Claudia Medina, representando a una mujer revolucionaria, le franqueaba un taco a todo el que se acercaba la plaza sobre la calle Mercaderes a un costado del Palacio Griensen.
Por casi una década se hizo acompañar de su anafre donde cocinaba frijolitos graneados recién salidos del jarro, acompañados de chile chilaca “arañado”, terciado con un buen pedazo de queso; todo servido en una “gorda” de masa tiznada, recién hecha y para complementar un jarrito de café de olla, con harto piloncillo y canela.
Este año tampoco saludamos a la nieta del Centauro del Norte, la señora Lorenza Villa, que todos los años visita esta ciudad, procedente de Ciudad Delicias, Chihuahua.
Se extraña también el tropel de los caballos, las bandas y conjuntos norteños, que con su música acompañan en su avance a los contingentes; El bullicio de la gente expectante y de los vendedores ambulantes que pregonan: elotes, algodones, cornetas, helados, globos, sombreros…este 2020 se extrañaron “las kermeses” y el recorrido nocturno de la música romántica de las “Callejoneadas”, que en El Barrio la Alfareña, complementaba la representación de la boda civil de “Pancho Villa” con Austreberta Rentería, celebrada en Parral 1921.
No hubo tampoco el Cortejo Fúnebre, que recrea lo sucedido el 21 de julio de 1923 en un recorrido simbólico de la carroza propiedad de Don Pedro Alvarado, con los restos mortales del General Francisco Villa; desde el Hotel Hidalgo, hasta donde se supone sería su última morada: el Panteón Municipal de Dolores.
Con seguridad, Parral seguirá siendo un factible “destino turístico” para visitar, no solo en la temporada de verano, sino durante todo el año.
Pudimos notar cómo son unas “Jornadas Villistas” en tiempos normales y cómo las puede transformar una pandemia. Muy posiblemente, julio 2021, presentará un panorama distinto… “Sobre todo la Fe”.