Reportaje especial: Héroes de la pandemia
Foto: Pedro de la Paz | Personal de Enfermería del HG de Ciudad Juárez

Ciudad Juárez.- La pandemia del Covid-19 ha impactado al mundo, en el caso de esta frontera la escalada de cifras ha superado ya los mil casos, mientras los decesos suman 306 confirmados, de acuerdo con la Secretaría de Salud del estado (hasta el 3 de junio).

La letalidad del virus SARS CoV2 ha sido mayor en la clase obrera, los operadores de producción de las maquiladoras, la población vulnerable del suroriente, sin embargo, quienes han luchado desde el interior de los hospitales por rescatar al mayor número de vidas, también han sido contagiados, discriminados, maltratados, en el peor de los casos, se suman a la estadística letal de la enfermedad.

Cumplen con su trabajo al poner en riesgo su propia vida, salen de casa día a día con la meta de ver salir a un paciente recuperado más, lloran con las despedidas de cuerpos en bolsas pero también dan aliento y motivan como héroes enmascarados a quienes requieren de aliento para sobrevivir.

Son miles los héroes de la pandemia, la mayoría ocupan los puestos de Enfermería: Lidia Yadira, Alicia, Mercedes Amelia y Julia son un ejemplo de las mujeres que han sacrificado la cercanía y atención a sus hijos y familias para tratar de salvar vidas durante esta pandemia.

En Chihuahua, el personal médico ha registrado 145 contagios de doctores y doctoras; 272 de enfermeras y enfermeros, además de 68 trabajadores más del sector Salud. De esos 485 casos, la mayoría son de Ciudad Juárez. En cuanto decesos suman 11 en Chihuahua, ocho casos en esta ciudad fronteriza (hasta el 1 de junio).

Casi el 40 por ciento del personal de salud en el estado corresponde al Instituto Mexicano del Seguro Social (Imss), seguido con el 25 por ciento de Servicios de Salud del estado (Inegi/2015). Las voces de ese personal se unificaron ocasionalmente en las calles de la ciudad ante la falta de insumos, los primeros contagios y los decesos.

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Grupo de enfermeras y enfermeros del Hospital General en Juárez / Foto: Pedro de la Paz

“Han fallecido compañeros, conocidos míos por Covid, por el trabajo que hicieron” comentó Arturo Valenzuela Zorrilla, director Médico de la Secretaría de Salud en la Zona Norte.

“En este tipo de trabajo es muy exigente, el desgaste físico es mucho, es estresante, es preocupante porque sabes que estás en un riesgo real de morir”, agregó al decir que hay que sumar el sacrificio emotivo, “el ánimo no es fácil, muchos de ellos se tienen que aislar de sus familias, de toda la parte afectiva de su vida”.

“Todo esto es de reconocerse es gente muy entregada” , no todos lo fueron, “pero los que valen la pena, son los que se esfuerzan todos los días para dar atención a los pacientes que lo necesitan”, dijo el funcionario.

Arturo Bonilla, titular de la Oficina de Representación del Imss en Chihuahua, compartió que el personal de Salud “ha hecho todo lo humanamente posible por atender esta contingencia, ha sacrificado profesión, familia, todo por estar atendiendo a nuestros derechohabientes y obviamente hay cierto cansancio pero todos con la camiseta muy bien puesta han continuado laborando en contra del Covid”.
“El Instituto ha hecho esfuerzos muy importantes por mantener a todo nuestro personal con la protección especifica”, aseguró.

—¿Qué opinión tiene sobre el personal que ha denunciado falta de equipo y falta de tratamientos cuando se enferman de Covid?

Ha habido personal, escaso por cierto, que se ha manifestado, el Imss es muy respetuoso de estas manifestaciones y la opinión de nuestros profesionales. Pero le puedo asegurar que insumos hay en suficiencia para nuestros derechohabientes y en caso de contagio de nuestros trabajadores, obviamente para ellos también.

El mensaje a nuestro personal médico es solamente de agradecimiento por la entrega, el espíritu, todos en un determinado momento hemos tenido cierto temor, todos ellos se han sobrepuesto a esto y han enaltecido el trabajo que ellos realizan con la atención a los pacientes, con entrega, dedicación y claro comentarles que continúen en la lucha que día a día se tiene que avanzar contra esta pandemia.

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Límite del área restringida en el HG / Foto: Ruth González

INSPIRA A SANAR Y VENCE EL COVID

El nombre de Lidia Yadira Meléndez Castillo, enfermera del Hospital General (HG), se hizo público tras el agradecimiento que hizo un sobreviviente de Covid-19 en esta ciudad en una entrevista con el gobernador del estado, Javier Corral.

Octavio Sánchez Avillar fue dado de alta el pasado 13 de abril y durante la charla con el mandatario, en el programa Chihuahua Adelante (edición 24/04/20), agradeció los cuidados del personal médico del nosocomio, en especial el de Lidia Yadira, “fue muy amable conmigo, estuvo muy al pendiente de mí”, dijo.

Sánchez Avillar se dio cuenta de su padecimiento el día del funeral de su esposa, en el panteón ya tenía síntomas. A los tres días fue diagnosticado positivo y estuvo ocho días al cuidado de la enfermera Lidia Yadira.

Ese fue solo uno de los 122 pacientes confirmados con Covid-19 atendidos en el HG (hasta el 8 de mayo), 53 fueron hospitalizados, 95 fueron decesos (54 positivos y 41 negativos), 237 pruebas PCR habían sido aplicadas hasta esa fecha.

El índice de mortalidad en el HG era de 44.26 por ciento, pero la esperanza la dieron los 44 pacientes recuperados, entre ellos Octavio. Del otro lado de la batalla está el personal de Salud. Lidia Yadira fue sometida a la prueba PCR cuando comenzó a presentar síntomas, a inicios de mayo perdió el olfato.

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Lidia Yadira Meléndez Castillo / Foto: Pedro de la Paz

Ella dio positivo al SARS CoV2, por lo que fue enviada a cuarentena y sanó. “Pensé que era sugestión, pero comencé a tener dolores de cabeza, de oídos, perdí el olfato, el sabor”, contó.

La muerte de su compañero Francisco Javier Ramos Cortes, enfermero del Issste y trabajador de la Salud en el HG ocurrida el primero de mayo, levantó una alerta entre el personal. “Un excelente ser humano, muy entregado, se nos fue Francisco”, reconoció la entrevistada. Con cinco años de experiencia en el HG, la enfermera dijo que al principio de la pandemia prevalecía la incredulidad, los contagios estaban en Europa, no aquí. Pero los primeros decesos los hicieron reaccionar. “Llegaban y a las primeras horas morían, no había tiempo ni de hacerles pruebas, estos decesos quedaron registrados como neumonías”, señaló.

Muchos de los pacientes graves requieren una atención integral. El apoyo emocional también es importante”, dijo la enfermera, “ya que al entrar en la zona Covid quedan aislados de todo, sin celular, sin visitas, esto les afecta mucho. Somos también ese apoyo, debemos escucharlos”. La mayoría de los pacientes que recibe la PCR positiva, dan por hecho que no van a salir, la depresión los invade, sienten que van a morir. Lidia Yadira ha optado por explicarles de la enfermedad y animarlos a sobrevivir.

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Octavio, el sobreviente del Covid que agradeció a Lidia Yadira en una entrevista con el gobernador / Foto: Cortesía

“Por ejemplo en el caso de Octavio, salvar su motivación fue parte del tratamiento, para él su hija era muy importante, ya que la pérdida de su esposa lo tenía devastado, eso me permitió ayudarlo a sanar, el impulso fue su hija”, aseguró. La descripción de los fallecidos abarca desde trabajadores de maquiladoras, de tiendas pequeñas, vendedores ambulantes, algunos de 18 o 20 años, que dijeron haberse contagiado en fiestas familiares o el trabajo, relató.

Es pesado, ella lo reconoce, pero está segura de seguir. Algunos enfermeros y doctores se fueron desde un principio debido a los riesgos. —¿Por qué quedarte?— “Es cuestión de vocación, me han dado un excelente trato y no nos han dejado solos, me siento comprometida con mi equipo y trabajo. Es mi profesión”.

“Es pesado usar los overoles, son muy calientes, se te empañan los lentes con los googles y caretas, no puedes comer, no tomas agua porque no te puedes quitar tu traje, tendrías que volver a hacer todo el protocolo de vestirte, perderías mucho tiempo, así que decidimos aguantar jornadas largas, por seguridad”, dijo Meléndez Castillo.

La enfermera y su esposo trabajan en el sector Salud, por lo que separarse desde abril de sus hijos fue lo más difícil. Las videollamadas le han servido para mantener contacto con ellos: “Muchos de mis compañeros están viviendo la misma situación”.

“Sufrimos mucho emocionalmente, porque vemos que las personas siguen saliendo y mientras no se acaten las medidas, nosotros seguiremos lejos de nuestras familias”, agregó .

Lidia, logró recuperarse del Covid tras los 14 días de tratamiento totalmente aislada en su casa y se reintegró a sus labores. Ahora, analiza la posibilidad de donar su plasma una vez que le entreguen los nuevos resultados de la prueba de coronavirus, ya en negativo.

“Como equipo estamos haciendo una labor importante, entre nosotros nos damos fuerza, no estamos solos, estamos trabajando juntos y creo que podremos sacar esto adelante”
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Personal de Salud del HG en los pasillos a la Zona Covid / Foto: Ruth González

LA ENFERMERA ALICIA: TESTIMONIO IMSS

'ESTUVIMOS EXPUESTOS, NO DIERON DIAGNÓSTICOS VERÍDICOS'

“Nadie estaba preparado para esta pandemia”, recordó “Alicia”, encargada de un área de Enfermería del Hospital General Regional 66 del Imss, el edificio designado para la atención de Covid-19 con mayor número de pacientes en esta frontera y el estado.

También el más letal con 111 decesos confirmados por esta enfermedad y la mayoría de los 297 fallecimientos por neumonía atípica o no especificada, es decir, los casos bajo sospecha de coronavirus que no entran en la estadística de la Secretaría de Salud de Chihuahua por falta de pruebas PCR (hasta el 26 de mayo).

“Estoy fuera de mi casa desde mediados de marzo, estoy lejos de mis hijos. Tengo solo 60 por ciento de mi sueldo, ya que estoy incapacitada con síntomas de Covid. Es complicado porque uno de mis hijos tiene asma, gasto a veces hasta 2 mil pesos en sus medicamentos, debo pagar otra renta, ha sido muy difícil todo esto”, dijo Alicia.

La enfermera recuerda la llegada del primer paciente en la ciudad, le tocó en su turno, era Juan C. F., un médico interno de pregrado (MIP) que fue remitido del hospital #35 al #66 del Seguro Social. El traslado se debió a una nueva disposición, los pacientes de Covid-19, serían atendidos en el nosocomio donde ella laboraba.

Este paciente, de 29 años, se contagió tras un viaje a Italia y compartió él mismo su experiencia en un texto abierto en Facebook. Narró que tuvo síntomas entre el 11 y 12 de marzo, pero fue días después que acudió al Imss para someterse a la prueba PCR que confirmó la presencia del virus SARS CoV-2.

Este paciente al salir del hospital cruzó a El Paso, donde terminó su tratamiento y se recuperó. Su caso se confirmó oficialmente hasta el 17 de marzo.

De este polémico primer caso confirmado en el estado, incluso la Fiscalía General del Estado (FGE) investigó si se había incumplido con el aislamiento obligatorio, algo que finalmente no procedió. Por otra parte, la enfermera Alicia y otros de sus compañeros atendieron a este paciente sin la protección adecuada.

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La salida y entrada del personal en la Zona Covid es meticulosa y supervisada por el personal denominado "monitor" en el punto transfer / Foto: Ruth González

‘Llegaban muy graves, unos morían a los 10 o 20 minutos’

Con la llegada de otros pacientes tras el foco de infección en maquiladoras, el trato para los pacientes no fue de la manera correcta, comentó Alicia, en concreto: la entrega de diagnósticos, “los confundían”.

Los casos sospechosos de Covid-19 eran referidos como influenza o neumonía atípica: “estuvimos expuestos a estos casos, sin el equipo de protección correcto, los médicos no dieron diagnósticos verídicos”.

“Llegaban muy graves, unos morían a los 10 o 20 minutos después de ingresar, tenían entre 30 y 50 años”, aseguró. Ella estima que unos cinco pacientes fallecían en promedio durante su jornada (ocho horas) por lo que calcula que durante dos semanas, tomando en cuenta los otros turnos, pudieron fallecer hasta 20 por día, una estimación de 300 decesos de mediados a finales de abril. “Los pacientes estaban ansiosos, no podían hablar mucho, hablaban o respiraban, tenían miedo, se podía ver en sus rostros”, dijo.

“Los enfermeros salíamos desgastados, primero por el equipo, nos deshidrata; luego por ver tantos pacientes graves, verlos morir, de verdad, hay ocasiones en que terminamos llorando, se siente una gran impotencia”, expresó.

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Punto de transfer del HG, "monitores" se encargan de revisar la seguridad del personal durante el cambio de overoles, máscaras, guantes, etc. / Foto: Ruth González

Hasta 20 muertos por día

En la fase inicial de reconversión hospitalaria del 66, se designó a la Unidad de Medicina Ambulatoria (UMA), en el primer piso, como la zona para hospitalización de pacientes Covid y en Urgencias, la zona se denominó observación-quirófano. El personal de Salud tuvo que comprar de sus propios recursos el equipo adecuado, “no teníamos ni siquiera máscaras n95, así que tuve que comprármelas… Cuando los empleados comenzaron a protegerse, fueron algunas veces reprimidos, no debían usar overoles y googles, ya que asustaban a los derechohabientes”, contó.

Fue más adelante cuando el segundo piso ya era también zona Covid.

—¿Y las pruebas PCR?— “No se aplicaban a todos, solo a los que de acuerdo con los médicos cumplían con ciertos criterios”. Los casos clasificados como influenza o neumonía atípica no recibían prueba PCR, aseguró la enfermera, se les hacía solo estudio clínico y rayos X.

En esta primera etapa la mayoría de los casos quedaron con las actas de defunción como: neumonía atípica o no definida, no se determinaron como casos de Covid. “Es por eso que las cifras no coinciden”, agregó.

Las actas de defunción especificaban solo las enfermedades que padecían, por ejemplo: hipertensión, diabetes y en una segunda causa: neumonía atípica, la tercera causal: probable Covid, aún no se incluía.

Alicia atendió a varios de los contagiados de la maquiladora Lear. “A veces, durante mi turno había ocho pacientes en la zona de observación-quirófano, fueron muchos de esa maquiladora, supimos que eran de Lear porque algunos pacientes nos lo dijeron”, dijo.

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Equipo de ventilación trasladado hacia la zona de atención de pacientes con coronavirus / Foto: Ruth González

“A esas alturas la gente se enojaba porque no había espacio en el hospital, debían esperar, teníamos casi 200 pacientes con síntomas de coronavirus y no había espacio para más. En Urgencias cabían 12, en Observación hasta 21 adultos, en piso 75 y estaban llenos el 1 y 2”, aseguró la enfermera.

A finales de abril, Alicia fue incapacitada por síntomas, hubo un aislamiento preventivo, esta vez la tomografía indicaba lesiones pulmonares. —¿Y la PCR?— “Me aplicaron la prueba el 4 de mayo, pero me dijeron que el resultado fue negativo unas semanas después. Sigo con dolores de cabeza fuertes y mucho cansancio. Pronto volveré a trabajar”.

Alicia solo recibió paracetamol y fue enviada a casa 14 días. Los resultados de la PCR se los dieron de manera verbal, no entregan documentos a familiares o al paciente.

“No lo están tomando como riesgo de trabajo, por eso nos pagan solo 60 por ciento del salario. Me dieron mi nota médica y sin ningún medicamento fui enviada a casa. He tenido que pagar también mis medicinas”, lamentó.

“Hasta hoy nadie me ha preguntado cómo sigo, simplemente se olvidan de nosotros. No tenemos un trato digno, solo nos informan sobre la duración de la incapacidad”, agregó.

Sobre el resultado de la PCR Alicia solicitó una segunda muestra, pero le fue negada, “no, no se están tomando segundas muestras”, le dijeron durante su reciente consulta. La comunicación con sus hijos ha sido muy importante, tuvo apoyo psicológico para poder separarse de sus hijos en un inicio, pero ha sido doloroso, ya que uno de ellos tiene asma, lleva clases virtuales y ha resentido su ausencia.

“He tenido mucho apoyo de mis compañeros de trabajo, son los que no me dejan caer. Elegí bien mi carrera, amo mi trabajo, doy lo mejor que tengo, pero sí me gustaría un trato más humano. Temo represalias, por eso pido se resguarde mi identidad, si las personas entendieran por lo que pasamos, no saldrían a la calle, se cuidarían más y nadie tendría que pasar por esto”, resaltó.

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La temperatura se revisa antes y después de ingresar al HG / Foto: Ruth González

LA ENFERMERA MERCEDES
POSPONE SU JUBILACIÓN PARA ENFRENTAR LA PANDEMIA

Mercedes Amelia Guillén Luna estaba por jubilarse tras 28 años como enfermera en el HG y en el Hospital Infantil de esta ciudad. Comenzó sus trámites desde enero de 2019 y el proceso le fue liberado en abril de este año, pero al observar la llegada de enfermos con Covid-19 y la salida de muchos compañeros decidió no irse, se quedó para enfrentar con su equipo la pandemia. Mercedes no pudo evitar llorar al recordarlo:

“Es muy difícil, no me puedo ir en esta situación, tengo que apoyar a mi equipo, a mi jefe que es vulnerable… No me puedo ir en este momento. Podría estar en mi casa muy tranquila, pero no me puedo ir”

La subjefa de Enfermería tiene una Maestría en Gestión Educativa, reconoce que muchos se fueron por miedo: “yo también tengo miedo, por mi familia, mi mamá es una persona adulta mayor, tengo un hijo de 22 años, es normal, pero no puede controlarnos el miedo”.

No había una fórmula mágica para adaptarse a la reconversión hospitalaria, reconoció Mercedes, fueron cambio tras cambio y los insumos no fueron un problema. En el caso del personal comenzó una clasificación que separó a vulnerables y se abrió una convocatoria para formar los equipos. “Muchos se fueron, como 26 personas, casi todos del turno vespertino”. Seguido a eso comenzaron las incapacidades. En total al menos 80 personas, incluyendo a vulnerables, se encuentran fuera “de la trinchera”.

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Mercedes A. Guillén subjefa de Enfermería del HG
/ Foto: Ruth González

“Tuvimos pacientes desde el 24 de marzo pero resultaron negativos en la prueba”.

Después hubo uno positivo externo, es decir, se fue a su casa a aliviar, así que el primer paciente fue Jesús Ángel R. R., de 56 años, internado el 6 de abril y falleció el mismo día. Su PCR confirmó el SARS CoV2 cuatro días después. “Ahí empezamos con todos”, contó.

“Hemos visto morir a muchas personas jóvenes, desde 18 años, obreros, vendedores y muchas de las mujeres que han muerto aquí eran amas de casa”, relató con asombro. Para la enfermera el organismo y cómo responde ante el virus, es lo más importante, ya que los antivirales y anticoagulantes, solo auxilian en el proceso de defensa.

“El exceso de confianza creo es que lo que ha provocado en algunos casos los contagios entre los compañeros enfermeros, a veces por quitarse el traje mal, a veces por el calor y rascarse la cara, dentro de la zona Covid, al quitarse la máscara ya es un riesgo, entonces no podemos confiarnos, hay que tomar la medidas necesarias siempre”, advirtió.

Hasta el 8 de mayo, 12 enfermeras y enfermeros resultaron positivos al virus, cuatro más estaban esperando resultados. Tres de los positivos ya se habían recuperado. Entre los decesos lamentó el de Francisco Javier Ramos Cortes (01/05/20), al igual que Lidia Yadira lo recuerda como una persona “muy valiosa, muy responsable”.

La reconversión del HG a hospital Covid está en proceso, la coordinación ha estado a cargo del director Baltazar Aguayo, “él tampoco ha descansado un solo día, ha sido la cabeza en todo este proceso y siempre está al pendiente de todo el personal, estamos muy agradecidos, es el primero que pone el ejemplo, anda a todas horas”.

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Zona de pacientes Covid en el Hospital General
/ Foto: Ruth González

Mercedes no ha descansado desde el inicio de la pandemia, lo hace por compromiso a las necesidades del equipo. Acostumbrada a trabajar bajo estrés, la organización es de gran importancia en estos momentos de reconversión hospitalaria, ya que el HG se ha transformado en un hospital Covid y en un recorrido pudimos observar el gran avance y excelente organización que tiene en las instalaciones.

Los pasillos, las salas, los cambios en puertas y paredes, el acceso y salida al hospital, todo está en perfecto orden operativo. Mercedes me permitió un recorrido hasta la línea que divide la zona Covid en los dos extremos del nosocomio.

Por un lado está el acceso con una antesala que divide la zona de alto riesgo, ahí se hace de manera muy meticulosa el cambio de overoles y la desinfección del personal para entrada y sobre todo, a la salida.

En el extremo opuesto del edificio, hay una ventana por donde se comparten documentos y otros suministros, ahí se observan las habitaciones donde están los pacientes, en ese momento el personal les llevó los alimentos del día.

El personal de intendencia también se rige bajo estas reglas de seguridad, salen empapados de sudor con los googles marcados en el rostro, la piel irritada y un notable cansancio.

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Ventana de enlace del personal de Enfermería con la zona Covid en el Hospital General / Foto: Ruth González

Son sumamente cuidadosos al salir de la zona infecciosa. En el edificio hay regaderas y áreas de descanso para hombres y mujeres. “Llegan donativos de comida, de equipo médico, los juarenses han sido muy solidarios”, dijo Mercedes.

Se presentan casos en que los enfermeros se estresan y requieren apoyo psicológico o tiempo para descansar, el esquema es flexible en caso de que alguien lo requiera, explicó la subjefa de Enfermería.

“A veces ellas mismas dudan de sus síntomas, sienten que es sugestión, pero no se arriesgan. Al principio estaban muy limitadas las PCR, pero ya se normalizó.

Tenemos ya el aparato para realizarlas aquí, pero nos falta el insumo”, señaló. La detección temprana y algunos tratamientos han permitido que gran parte del personal médico se recupere en casa. “Es nuestra esencia, servir ahora, muchos se preocupan por sus familias, pero recordemos que también se pueden enfermar ¿quién los va a atender?”, cuestionó.

Para traslados a casa o al trabajo, Mercedes dijo que tuvieron que vestirse de civiles tras las agresiones y discriminaciones a enfermeros en la ciudad, en la calle les aventaban agua con cloro, café caliente, se les negó el acceso a tiendas como Oxxo o al transporte público solo por traer el uniforme. Los uniformes que usan en calle no son los mismos que los de trabajo, pero debido a la violencia se tuvieron que cambiar estas rutinas.

“Recuerdo los motines del Cereso, aquella etapa tan violenta en la ciudad, teníamos miedo de atender a tanto reo, pero esto es… insuperable. Ni siquiera con la Influenza fue tan grave como esta vez, no se compara”

“En mi casa yo desinfecto todo, cuido bien a mi hijo, tiene 22 años, tomando todas las medidas necesarias, soy muy cuidadosa, muy precavida”, dijo. “Hay que creer en Dios, en algo que nos protege, que nos cuida, en mi caso yo pienso que es mi papá, él falleció en agosto del año pasado, siento que él me cuida y a mi familia…” expresó Mercedes entre lágrimas.

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El personal médico se ha contagiado, en ocasiones,
por descuido al momento de quitarse el equipo
/ Foto: Ruth González

LA ENFERMERA JULIA: EL COVID Y LA FALTA DE APOYO

DUCTOS DE AIRE, SU ÚNICO CANAL DE COMUNICACIÓN CON SU HIJA

Por: Adrián Macías

El pasado 11 de mayo, Julia M., enfermera del Hospital 35 del Imss, dio positivo al Covid-19, enfermedad que cambió su vida y la puso de frente a la muerte.

Tras luchar en su trabajo por la falta de insumos y ayudar a sus compañeros más vulnerables con despensas, se encuentra sola y aislada en su propia casa.
Separada de su familia y lo más doloroso, de su hija de apenas 3 años, trata de curarse de la que ella misma califica como la ‘enfermedad invisible’, pues no se ve pero ataca con fuerza a las personas.

La enfermera con más de 18 años de servicio, vive con sus padres y su hija, sin embargo desde que se contagió del virus, ella se autoaisló en su recámara y su único canal de comunicación con su familia son los ductos del aire.

“El 16 de mayo mi hija cumplió 3 añitos de vida, no pude comprarle un regalo, no pude hacerle un pastel, mucho menos abrazarla”, dijo con tristeza.

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Julia M. / Foto: Cortesía

“No te preocupes mami, todo va a estar bien", es lo que escucha con frecuencia de entre los ductos, voz que proviene de la tierna Jade, su pequeña que trata de consolarla.
El 10 de mayo, otra fecha común de festejo, la pasó en su encierro, sin abrazos. La fiebre y demás síntomas del coronavirus, fueron sus únicos compañeros.

“El 10 de mayo fue un día de síntomas, me dio fiebre, mi papá tenía fiebre. Mi hermano también vino ese día y nos dejó una comidita que metimos al horno. No hubo música, no hubo mañanitas. Nada. Nos felicitamos de palabra, no pude abrazar a mi mamá. Nadie abrazó a nadie”, lamenta.

Por si fuera poco, Julia ahora vive otra gran preocupación: sus papás, su hermana y su hija, también presentan los síntomas del coronavirus.

“Tienen los síntomas leves, pero ya los presentan, están bajo tratamiento junto conmigo y aun así, yo mantengo mi distancia con ellos, sigo en una recamara aparte, con la casa prácticamente dividida para ellos y para mí”, expresa.

Durante esos días de malestares, desesperación y soledad, Julia y su hija se aferran a esos ductos que las mantienen unidas a pesar de estar separadas físicamente.

"No te preocupes mami, todo va a estar bien, me dice mi hija y yo la escucho por los ductos del aire”, señala Julia.

“Ahora sin duda sí estoy sola, porque aquí en mis cuatro paredes solamente estoy yo. No veo a nadie, a nadie, estoy sin mi familia, sin mi hija, sin libertad y sin mi salud", dice al borde del llanto.

"La escucho reír, jugar, sobre todo cuando llora. La escucho por los ductos, se ríe y me da gusto que se ría, pero llora y me viene la angustia de no poder ir a abrazarla, de no poder ir a preguntarle qué tiene o calmarla. Es una separación tremenda", dice Julia mientras solloza.

"Me dice mucho que me ama y me dice, ella solita, que no me preocupe que todo va estar bien. Yo creo que mis papás le han de platicar algo y ella solita me dice que no me preocupe".

Julia es una enfermera del Hospital 35 del Instituto Mexicano del Seguro Social (Imss), protestó hace semanas junto con otros empleados de la institución, porque las donaciones que entregaron diversos organismos, civiles, empresariales y demás, asegura, nunca llegaron a manos del personal.

Al poco tiempo, ella y más enfermeros y enfermeras, dieron positivo a la enfermedad.

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