No puede ser que solo una persona tenga la razón por encima de estudios, encuestas y demás instrumentos de medición que utilizan todo un procedimiento científicamente comprobado para llegar a conclusiones sobre la base de información que se puede consultar y que son llevadas a cabo por instituciones serias con experiencia de años.

En nuestro país lo anterior, lo representa el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), mismo que realizó la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental que arrojó que en los dos últimos años las víctimas de actos de corrupción en servicios básicos aumentaron en 7.5 por ciento.

Sin embargo, como se esperaba, el presidente López Obrador tiene otros datos, y en ese sentido, dijo: “la encuesta del Inegi, reporta que la gente le tiene más confianza al actual gobierno porque no se permite la corrupción. Cada quien interpreta los datos como los entiende, el Reforma dice otra cosa eso ya lo sabemos, tiene otra interpretación”.

Y agregó que, en las mediciones en la materia; Transparencia Internacional ha destacado: “la percepción de que está bajando la corrupción en México es una realidad”, es decir, afirma que percepción es realidad, cosa que efectivamente sucede, pero no en todos los ámbitos, eso sería como afirmar, que si una parte de la población percibiera que en México no tenemos ningún problema de seguridad; los asesinatos, robos, extorsiones, asaltos y demás, bajaran solo porque se tiene esa percepción. Claro que eso sería fabuloso, pero no es así; la realidad es una y se impone.

Pero como le comentaba, López Obrador, tiene sus propias consideraciones y las quiere imponer como válidas, y esa actitud la repitió en otro asunto que se le cuestionó en su tradicional “mañanera” y que tiene que ver con el nepotismo, ya que se reveló que familiares y amigos de Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo y Previsión Social, trabajan en la administración pública federal.

Y fíjese lo contradictorio de sus declaraciones; primero dijo textual: “Lo que yo considero es que no hay nepotismo, tajante, categórico, pero si tienen ustedes elementos están en todo su derecho de presentar denuncia, además ya está tomando nota la Secretaría de la Función Pública, entonces seguramente ella hará la investigación”.

Pese a esa afirmación, después defendió el hecho de que Bertha Alcalde, hermana de Luisa María, trabaje en la Secretaría de Seguridad, diciendo que están bien preparadas, son honestas y sobretodo con dimensión social, es decir, está reconociendo que ambas cobran dentro de la estructura federal, cuando son hermanas, algo que el mismo lo dijo; está prohibido y agrega: “Nosotros no permitimos nepotismo, “amiguismo”, ninguna de las lacras de la política, no es el gobierno del DIF, de la familia”.

Pero entonces ¿cómo se debe interpretar que, hermanas estén trabajando en el mismo nivel de gobierno? Simplemente no se entiende.

Y no se vale decir que las administraciones anteriores también lo hicieron, ni vale el argumento de que ambas funcionarias están muy preparadas; eso no lo toma en cuenta el nepotismo, simplemente prohíbe que parientes o amigos sean contratados por autoridad alguna, eso no se permite en nuestras instituciones, posiblemente en otros países se puede, pero no en el nuestro y eso se debe respetar.

Y el señalamiento se hace más urgente porque está, la administración de cuarta, transformación afirma que son diferentes, que eso se hacía en pasados gobiernos que solo se dedicaron a saquear al país con artimañas y trampas de todo tipo; que no los comparen, y una serie de afirmaciones que solo son retórica, pues en la realidad siguen haciendo exactamente lo mismo, con la única diferencia que todo lo justifican diciendo que ellos, no son corruptos y esa no es la idea…

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