El pasado 24 de julio, el Consejo Presbiteral de la Diócesis de Tapachula, formado por dieciséis sacerdotes, dio a conocer un documento donde fijan su postura sobre lo que ahora ocurre en el estado de Chiapas.
En su texto se plantea que la realidad del estado se caracteriza por “la presencia permanente de los cárteles de la droga disputándose el territorio de la Foranía Sierra yendo y viniendo por todo el territorio ante la indiferencia y complicidad aparente de la Guardia Nacional y del Ejército Mexicano (..)”
Y añade “con la complacencia de un Gobierno Federal y Estatal que, argumentando desconocimiento o el tener una imagen distinta de la situación y dando órdenes al Ejército y Guardia Nacional de presencia en el territorio sin intervenir para proteger a la población, ha cambiado del todo la vida de nuestros hermanos de la Sierra”.
El consejo afirma de manera contundente que en la zona de la sierra del estado hay una complicidad entre el crimen organizado, la Guardia Nacional y el Ejército y que hay “complacencia” del gobierno federal y estatal que ordenan a las fuerzas de seguridad que no intervengan en la protección de la población.
Los sacerdotes hacen una descripción de lo que ocurre a la población de la sierra donde al “rezago y la pobreza ancestral que han padecido, ahora tienen que sumar: vivir secuestrados en sus comunidades, pagar el derecho de piso al cártel que les corresponda según donde vivan, ser obligados por turnos para estar en los retenes que impiden el libre tránsito llamados filtros”.
Y añaden “sopena de ser multados y agredidos si no cumplen con este deber impuesto, pagar a precios muy altos la escasa mercancía que se vende en los negocios que de sus ganancias deben sacar la cuota que les dé derecho a mantener su trabajo y, en últimas fechas -20 y 22 de julio del 2024-, ser amedrentados, amenazados y obligados a participar como escudos humanos en los enfrentamientos de los cárteles de la droga”.
En su versión, construida desde la profundidad del territorio chiapaneco, la población vive “con un profundo sentido de impotencia ante lo incomprensible de la situación que viven, la gente de los cárteles que disponen a su antojo de la población; y por el otro, la presencia de los destacamentos de la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano que hacen nada por la población a la que ven sufrir día a día”.
Reconocen que es imposible negar “que los cárteles controlan a las comunidades a través de hermanos de las mismas comunidades a los que, pagando un sueldo, han hecho olvidarse del sufrimiento y la muerte de sus propios hermanos. La pobreza y el abandono de décadas, unido a la ambición por el dinero fácil, ha sido el caldo de cultivo que está desembocando en esta situación de desesperación, sufrimiento y muerte lenta de nuestros hermanos de la Foranía Sierra”.
El documento del Consejo Presbiteral de la Diócesis de Tapachula es un análisis preciso, con información de campo, que da cuenta de cuál es la realidad de Chiapas, cómo actúa el crimen organizado y también el Ejército, la Guardia Nacional y el gobierno federal y estatal. Es una acusación muy grave del contubernio entre el crimen organizado, las Fuerzas de Seguridad y el gobierno. Por eso las comunidades huyen a Guatemala.
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