Después del vergonzoso papel que jugó el PRI en las pasadas elecciones, se esperaría -como sucede en el PAN- que se estuviera gestando la renovación de su dirigencia y en el mejor de los casos acompañada de un ejercicio autocrítico que conduzca a una reestructuración de la propia institución política.

Pero lo que en realidad está pasando ahora al interior del PRI, es uno de esos casos que ni a Ripley se le hubiera ocurrido, porque aunque usted no lo crea, en su asamblea nacional de este próximo domingo, en lugar de ir orientada a una renovación como las que vivió este partido (1938-1946) fue convocada con la intención de modificar sus estatutos y poder así reelegir no una, sino dos veces más a Alejandro Moreno Cardenas, quien ha encabezado la dirigencia más desastrosa para ese partido en sus casi cien años de historia.

Se dice que en política la moral es un árbol que da moras, pero al parecer al oriundo de Campeche no le han bastado las continuas derrotas para amainar su desmedida ambición de poder. Alito, como hemos dicho, ha llevado al PRI a su peor momento histórico, dejando al tricolor con solo dos gubernaturas, además de que, por primera vez su historia, no contó con un candidato priísta a la presidencia de la república, minimizando la influencia de ese partido en el congreso de la unión en donde no dudó en colocarse en la primera posición plurinominal en la cámara alta, al estilo de los “líderes” que ante la crisis primero salvan su pellejo antes de ver por el bien común de sus agremiados.

Por si esto fuera poco, todo parece indicar que la idea de Alito es convertirse en el dueño del partido fundado por Plutarco Elias Calles (1929) y poder así, reelegirse hasta el 2032, al estilo de la familia González (Verde) ó la familia Delgado (MC), aunque esto implique disminuir su influencia y quedar rebajado a la función de partido bisagra.

En la última encuesta publicada por GobernArte, respecto a la renovación de la dirigencia nacional del PRI, se muestra la evidente falta de aprobación y legitimidad de la actúal dirigencia nacional, donde Alito obtiene un pírrico 27.3% de calificación y un 10.9% cuando se carea con actores como Beatriz Paredes (28.8%), Manlio Fabio Beltrones (22.3%) ó Enrique de la Madrid (17.6), cabe mencionar que la encuesta fue dirigida a personas que manifestaron ser simpatizantes ó militantes del revolucionario institucional.

Sin embargo, los órganos directivos del partido han sido coptados en su mayoría por personas afines al dirigente, por lo que las decisiones tomadas en su próxima asamblea nacional, sin duda estarán muy alejadas de lo que la encuesta refleja.

La gran pregunta es; ¿Dónde están los cuadros y liderazgos de ese partido? Muchos responderán que en morena, pero seguramente hay muchos ex dirigentes nacionales, legisladores, lideres locales, etc. que al momento siguen siendo “institucionales” y prefieren callar ante el evidente atropello de su líder nacional.

Bien dicen que en política no existen victorias permanentes ni derrotas eternas, pero lo que está elucubrando Alito Moreno puede llevar al PRI de terapia intensiva a un estado de coma de donde será difícil sacarlo.

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