Impuesto a cruceros hundiría el turismo en México, advierten
Foto: Pixabay

Ciudad de México.- Los agentes del sector de cruceros están indignados después de que la Cámara de Diputados de México avaló esta semana una reforma que obligará a cada pasajero de los cruceros a pagar una tasa de 42 dólares al llegar a los puertos mexicanos. Además dos tercios de lo recaudado se destinaría al ejército mexicano y no a mejorar las instalaciones portuarias.

La Asociación Mexicana de Agentes Navieros rechazó el jueves los cambios que se hicieron a una ley para el cobro de una tasa a los visitantes de los cruceros. La medida podría convertir a México en un país poco competitivo para los cruceros.

“De implementarse esta medida colocaría a los puertos turísticos mexicanos entre los más caros del mundo, afectado severamente la competitividad del país frente a los destinos del Caribe”, afirmó la asociación en un comunicado.

La asociación pidió al Senado mexicano no avalar la reforma que prevé que dos tercios de los ingresos de la tasa de migrantes se entreguen a la Secretaría de la Defensa Nacional por razones que no están claras.

En el pasado, los pasajeros de cruceros estaban exentos del pago de la tasa, denominada “derecho de no migrantes”, ya que duermen a bordo de los buques y algunos ni siquiera bajan del barco durante las escalas en puerto. Según la reforma, se le cobraría una tasa de 42 dólares a cada pasajero de los cruceros.

En todo el mundo ha habido iniciativas para frenar los cruceros por temor al exceso de turismo. La isla de Cozumel, en el Caribe mexicano, ha sido durante años el puerto de escala más activo del mundo, acogiendo a unos cuatro millones de pasajeros de cruceros al año.

La reforma a la Ley Federal de Derechos prevé la eliminación de la “exención del pago del derecho por la expedición del documento migratorio para los pasajeros extranjeros que ingresan al territorio nacional, con fines turísticos, por vía marítima a bordo de buques de crucero”.

El partido gobernante en México, Morena, ya registra enormes déficits presupuestarios para financiar proyectos de construcción como ferrocarriles y refinerías de petróleo —algunos de los cuales están siendo construidos por el ejército— y está desesperado por encontrar nuevas fuentes de ingresos.

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