Ciudad Juárez.- El territorio mexicano tiene 4.39 millones de jubilados y pensionados por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Entre estos existen grupos de poblaciones que, pese a haber cumplido 65 o más años de edad, tienen la intención de regresar a trabajar. No obstante, en su camino se encuentran con el rechazo del mundo laboral. Los retirados de esta fronteriza Ciudad Juárez no son la excepción a la regla.
De acuerdo con los expertos en materia de reintegración laboral, los adultos mayores pueden verse en la necesidad de regresar a trabajar por dos motivos: el primero es el hecho de que las pensiones pueden no ser suficientes para solventar los gastos de vida. Según datos proporcionados por la Unidad de Prestaciones Económicas y Salud en el Trabajo del IMSS, quienes se jubilan por vejez reciben en promedio 7 mil 700 pesos mensuales.
La otra razón tiene que ver menos con materia económica y más con el sentido de ocupación, esto pues existen adultos mayores quienes sufren los estragos negativos de alejarse de sus labores y sus rutinas, generándoles problemas tanto físicos como emocionales. Es entonces cuando se topan con una sociedad que no está preparada para aceptarlos a la hora de buscar trabajo.
La lucha por seguir activo
A pesar de los años de experiencia en áreas de alta especialización como la industria maquiladora, la administración de empresas y la contaduría, la tendencia indica que todos estos giros decidieron desde hace ya varios años ponerle un limite para laborar, este mismo es cercano (o incluso anterior) a los 45 años, y dejan sin posibilidad a la tercera edad y a los que vienen atrás de ellos.
“Desafortunadamente sí se batalla para colocar a personas mayores de 60 años, más ahorita, después de haber pasado por cuestiones de pandemia y con la crisis de empleo que hay. Muchas empresas han desacelerado su ritmo de contratación por cuestiones económicas. En ocasiones buscamos encontrarles espacios como asesores de acuerdo al área en la que se han desempeñado”, explica para Net Noticias Elma Castruita, director del programa “Vuelta al Trabajo”, de la Asociación Civil Girasoles.
La encargada del programa principal de la asociación añade que gran parte de quienes buscan retomar su vida laboral buscan hacerlo en un ritmo diferente al que tenían cuando ejercían sus respectivas profesiones, balanceando la vida familiar que antes no tenían y sus demás ocupaciones.
“Casi todos buscan cambiar de ritmo. No quieren dejar de trabajar, quieren disfrutar de su familia, del tiempo que tienen libre, de sus nietos, pero sí buscan un ritmo más relajado, sin las cargas que tenían antes”.
Otra de las barreras para los más adultos en su intento por ser nuevamente activos es el uso de la tecnología, las plataformas digitales y los nuevos dispositivos. Esto mismo termina por ser un factor en su contra dentro de los procesos de contratación.
El Síndrome del Jubilado
Por el lado médico, el dejar de trabajar trae consigo una serie de consecuencias conocidas por el mundo de la psicología como el “Síndrome del Jubilado”, mismo que produce efectos físicos como el insomnio, dolores, enfermedades estomacales y otros signos del envejecimiento prematuro como la aparición de canas, la artritis o los problemas de la vista.
Sin embargo, los efectos a la salud mental pueden resultar más peligrosos que los cambios físicos, dado que al dejar al trabajador sin un sentido de rutina ni pertenencia, pueden desarrollar problemas como la ansiedad y la depresión.
“Lo que suele suceder es que el adulto mayor pierde mucho sentido de pertenencia. Al no estar preparado para dejar de trabajar, entonces un día se levantan y ya no tienen ningún tipo de rutina, tiene mucho tiempo y no saben que hacer con él. A largo plazo les empieza a afectar, sobre todo en el ánimo por que le dejan de encontrar propósito a la vida”, señala Castruita.
¿Y los que siguen?
Según la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), solo dos de cada 10 personas mayores de 65 años logran conseguir trabajo. Acorde con las cifras proporcionadas por Girasoles, los números de Juárez son un tanto más altos, pero para nada favorables: cuatro de cada 10 ciudadanos de la tercera edad logran establecerse en un trabajo fijo.
Si bien, las cifras podrían resultar desalentadoras, queda el hecho de que muy posiblemente a la fuerza laboral que hoy representa el groso de la población no tendrá que lidiar con los mismos problemas cuando llegue a la también llamada “edad dorada”.
“Creo que las barreras en cuestión de edad van a desaparecer. Primero por la necesidad del mercado y por qué nosotros como adultos de 50, 55, 60 años nos tenemos que empezar a adaptar. También está cambiando la cultura, si estamos entendiendo que el joven puede aprender muchas cosas de los mayores y viceversa. No por ser joven no les pueden enseñar a los mayores, todos tienen que aprender de todos. Ellos van a llegar mejor preparados que nosotros, van a llegar con muchas herramientas en materia tecnológica que los adultos mayores no tuvieron”, remató la directora.
A la fecha Girasoles ha colocado en un empleo fijo a 106 personas y este año ya han auxiliado a otras 56. En caso de estar interesado en recibir asesoría para reingresar al mercado laboral, puede contactarse con la asociación al teléfono 656-617-0578 o al número de WhatsApp 656-267-2269.