Chihuahua.- En algunas comunidades del municipio de Guachochi, existe un toque de queda de facto por el cual, los pobladores saben horarios y lugares en que no se encuentran expuestos ante los grupos del crimen organizado que merodean la zona, aseguró el sacerdote Enrique Urzúa Romero.
“La comunidad se va acostumbrando. Nos vamos acostumbrando a decir a qué hora salimos, en qué lugares estamos, en qué lugares no podemos estar, en qué lugares sí, a qué hora podemos estar, a qué hora no podemos estar, sin embargo, la presencia de la violencia, de los grupos del crimen organizado sigue estando”, aseguró el presbítero que atiende la comunidad.
Reconoció que no se trata de un tema nuevo, sino que viene arrastrándose desde hace años y cuya presencia criminal lastima la vida de la comunidad, de los empresarios y hasta de la naturaleza misma.
Aunque no se dan directamente en la cabecera municipal, el intercambio de balazos sigue dándose a “las orillas del pueblo” provocando temor e incertidumbre entre la población, especialmente a los niños.
Urzúa Romero califica al área de Santa Anita, Yoquivo y Aboréachi como las más peligrosas; en la primera, hace casi un año se registró una balacera inusitada contra la iglesia local. Las dos últimas se mantienen sitiadas por grupos de la delincuencia organizada.
“La zona sur de la parroquia es lo más difícil, podríamos decir…Es un toque de queda de facto, acostumbrado, de hecho, pero uno va a aprendiendo en qué lugares y a qué horas se puede estar”, mencionó.
Enrique Urzúa dice que existe cierto temor entre el clero católico, pero siguen avanzando en su trabajo pastoral, acentuado en el proyecto “Viva”, con acciones preventivas en mejora de la población, de la mano de los gobiernos municipal y estatal con el cual se tienen profesionales en las áreas de la seguridad y la salud, principalmente.
Reconoció que los picos de violencia se presentan cuando baja la visita de turistas a la zona, pues es precisamente esa temporada cuando se mantienen la vigilancia permanente a través de los cuerpos de seguridad.
Sin embargo, al terminar la temporada vacacional, la vigilancia baja y es cuando nuevamente se presentan los eventos de violencia.
“Vamos a seguir trabajando y vamos a seguir denunciando porque tenemos la voz de la gente que quisiera decir pero que no puede”, concluyó.