Crean chihuahuenses gasolina ecológica
Foto: Net Noticias

Preocupados por el daño que ocasionan los residuos en el medio ambiente, Benjamín Gutiérrez, Mauricio Pinoncely y Erick Hernández, desarrollan en Chihuahua un proyecto para convertir los plásticos (obtenidos de la basura) en gasolina, mediante un proceso llamado pirólisis no catalítica.

Los tres jóvenes ambientalistas de Chihuahua poseen el derecho a una patente que les permite hacer posible este proyecto y son socios de la empresa Petgas, encargada de la generación de combustibles con residuos, y que tiene presencia en otros estados del país. El procedimiento no solo logra convertir el plástico en gasolina, sino que también se obtienen cuatro combustibles o productos sustitutos de hidrocarburos convencionales.

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Combustibles de calidad

La planta tiene un reactor con capacidad para 50 kilogramos de plásticos, mismos que son molidos para aprovechar el espacio del recipiente. El resultado es una gasolina de excelente calidad, la cual incluso ha llegado a los 106 octanos, o sea 19 más que la Magna y 15 más que la Premium, lo que da un mayor rendimiento (kilómetros por litro), aunque el promedio de octanos es de 102.

Los otros cuatro productos o combustibles que se consiguen durante el proceso son la parafina; el queroseno, que sirve para crear el combustible Jet Patrol o JP, usado en productos de limpieza mecánica, como disolventes; formulación de insecticidas, calefacción, iluminación a través de lámparas y en aviación, y finalmente, el diésel.

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La máquina arroja alrededor de un 18 por ciento de diésel, y posteriormente, luego de pasar por un proceso de enfriamiento, se consigue la gasolina en un 48 por ciento del total de los derivados del proceso, incluso, como ya se dijo, con un mayor octanaje que la gasolina comercial.

Este producto brinda un rendimiento más alto que las gasolinas convencionales que son de 87 la Magna y 91 octanos la Premium, aunque Benjamín Gutiérrez asegura que, en pruebas hechas a estos combustibles, no alcanzan esas cifras.

Por último, se obtiene una mezcla de gas butano y gas propano que, aunque también podría ser comercializado, se utiliza para calentar el reactor de inicio, haciendo que el proceso sea autosustentable para seguir el ciclo de transformación, y eso fue precisamente lo que motivó a los jóvenes a adquirir la patente.

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Gutiérrez comenta que el plástico ha sido satanizado por la contaminación que puede generar, sin embargo, se ha olvidado que es una gran solución, ya que se utiliza para muchísimos fines positivos y necesarios, que incluso facilitan la vida, por lo que consideran que lejos de ser un mal, en realidad es un “aliado” de los humanos.

Agrega que la falta de compromiso y visión por parte de quienes manejan los residuos ha frenado el crecimiento de esta y otras propuestas, pues la mayoría de los plásticos acaban en los rellenos sanitarios, las calles o en el mar formando islas enormes.

Una alternativa mexicana

Para tratar de cambiar esa idea sobre los residuos plásticos, Petgas tiene proyectado ampliar su alcance y acercarse con las autoridades de los tres niveles de gobierno para estrechar la relación, que arropen la idea y se sumen a este proyecto en desarrollo con gran avance para el bien de la comunidad.

La patente de Petgas es totalmente mexicana, resultado del trabajo del ingeniero Jesús Padilla Rodríguez (León, Guanajuato). Fueron siete años de desarrollo de la tecnología y luego cinco de investigación en el Instituto Mexicano de Propiedad Industrial (IMPI).

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El proceso de liberación fue largo, pudiendo finalmente comprobar a nivel mundial que la tecnología de pirolisis no catalítica es única en su innovación tecnológica. A diferencia de muchas tecnologías a nivel mundial, Petgas asegura que “no convertimos la contaminación plástica, en contaminación del aire pues no usamos catalizadores”.

La empresa asegura que sus combustibles brindan una mayor autonomía a los vehículos y producen mucho menos emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. “Somos una fuente de energía más limpia y sustentable que cualquier combustible fósil comercial en el mercado”.

La planta acepta distintos tipos de plástico: ET o PETE (tereftalato de polietileno), HDPE (polietileno de alta densidad), PVC (policloruro de vinilo), LDPE (polietileno de baja densidad), PP (polipropileno) y PS (poliestireno) y otros agrupados como “otros plásticos”.

La prueba de fuego

Tras recibir explicación a detalle de cómo y con qué se obtiene Petgas, así como los beneficios ecológicos que brinda, Mario Padilla, uno de los socios, extrae un litro del combustible que es de color amarillento, a diferencia de las gasolinas tradicionales, sin importar si son Magna o Premium, que tienen un color verdoso.

A las tres se les hacen dos pruebas, una de liberación de flash (flasheo), que cosiste en prenderles fuego y observar la velocidad de la reacción, resultando Petgas la más inflamable y la que dura más en consumirse.

Posteriormente las tres son analizadas con un octámetro de manufactura rusa, pues solo en algunos países de Europa se les consigue para gasolinas con octanaje mayor a 99, y el que utilizan es el mismo que se usa en las carreras de Fórmula 1, un artefacto difícil de encontrar incluso en Estados Unidos.

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Hacia una ciudad ecológica

La planta con la que cuentan actualmente es demostrativa y afinan detalles para mejorarla, antes de instalar las cuatro que tienen contempladas y que se ubicarán en la capital del estado, en el kilómetro 18 de la carretera a Cuauhtémoc.

Explican que cada ciclo o proceso dura aproximadamente siete horas, en los que la planta actual, por ser pequeña, procesa en ese tiempo 50 kilogramos de plástico. A mitad del próximo año tendrán instaladas cuatro plantas grandes que tendrán la capacidad de transformar 50 toneladas diarias de plástico que arrojarán 50 mil litros de combustibles sustitutos.

Benjamín Gutiérrez dice que esta planta solo comprueba la ley de Lavoisier: “la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma”. Este proyecto ayudará a transformar 50 toneladas de desechos en la ciudad, que equivalen a la mitad del plástico que se tira a la basura diariamente en la ciudad de Chihuahua, para transformarlo en combustibles.

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Mauricio, Erik, Benjamín y sus socios entran en el proceso, además de cumplir con sus labores específicas asignadas dentro del equipo que han conformado y que ya tiene otra empresa en la que cada uno tiene roles determinados.

La construcción total de la planta requiere de una inversión superior a los 40 millones de pesos, por lo que han tenido que desarrollar a detalle y ajustar un plan de negocios, así como tramitar créditos y otras fuentes de ingresos que les ayuden sobre todo en el arranque y los primeros meses, con la esperanza de que el Ayuntamiento de Chihuahua o Juárez aporten y consigan una insignia de municipio ecológico y con consciencia social.

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Fotografías: Simón Estrada

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