UN MOMENTO crucial vive la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), luego de que la máxima casa de estudios publicara la convocatoria para la elección de su próximo rector o rectora que dirigirá los destinos de la institución a partir del 10 de octubre y hasta el 2030.

Sin duda el proceso, es una oportunidad para reflexionar sobre el rumbo que la institución tomará en el futuro. Habrá que ver quiénes serán los perfiles que estarán registrando sus respectivas plantillas para relevar a Juan Ignacio Camargo Nassar.

Dentro de los logros a destacar por el maestro Camargo, resaltan la consolidación, el crecimiento y la evolución que ha tenido la UACJ tras medio siglo de existencia. Además, se resalta la matrícula que actualmente supera los 38 mil universitarios; mientras que en infraestructura, se ha logrado la renovación total del Centro Acuático Universitario (CAU), la instalación de casi 11 kilómetros de tubería en el Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB) para el uso de agua tratada en el sistema de riego, la reinauguración de la unidad de Servicios Universitarios de Atención Psicológica (Suapsi), así como la ampliación y renovación del estacionamiento de la División Multidisciplinaria de Ciudad Universitaria (DMCU), nada más por mencionar algunos.

Mientras los detalles de la elección aún están por definirse, el artículo 30 del reglamento de elecciones establece un período de diez días para la nominación de candidatos, seguido de la elección del nuevo rector o rectora. Este período de nominación es un tiempo para que los miembros de la comunidad universitaria presenten sus propuestas y visiones para la universidad.

Aunque los apellidos de algunos suspirantes se han manejado todavía con mesura, lo cierto es que el próximo rector o rectora tendrá la tarea de guiar a la UACJ a través de un paisaje educativo en constante cambio, enfrentando desafíos como la integración de nuevas tecnologías en el aprendizaje y la necesidad de expandir la influencia de la universidad a nivel global.

Es esencial que el proceso de elección sea inclusivo, permitiendo que una amplia gama de voces dentro de la universidad se escuchen y consideren. La transparencia en cada paso debe sin duda asegurar la confianza en el resultado y en la persona elegida para liderar.
La comunidad universitaria debe aprovechar esta oportunidad para dialogar, debatir y decidir quién tiene la visión y la capacidad para llevar a la UACJ hacia un futuro prometedor.


LA RECIENTE aparición del exgobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, en eventos sociales ha generado un torbellino de reacciones en las redes sociales. La fotografía que circula, donde se le ve en una celebración atribuida a Enrique "Kike" Valles, ex candidato de Movimiento Ciudadano para la alcaldía de la capital, ha avivado el debate público sobre la vida post-política de los exfuncionarios. Este tipo de eventos, que parecen ser espacios de camaradería y esparcimiento, contrastan con el pasado reciente de Duarte Jáquez, quien hasta hace dos meses se encontraba bajo prisión preventiva por acusaciones de peculado agravado.

La presencia de figuras como Jesús Esparza, exauditor, en la misma imagen, añade capas de complejidad al escenario político-social de Chihuahua. No es solo la figura del exgobernador la que llama la atención, sino también la red de conexiones que persisten más allá de los cargos públicos. La sociedad chihuahuense observa y cuestiona estos encuentros, especialmente cuando se producen en un contexto de vigilancia judicial, como lo demuestra el brazalete electrónico que Duarte Jáquez debe portar como parte de su cambio de medida cautelar.

La jueza Hortensia García, al autorizar este cambio, ha permitido que Duarte Jáquez permanezca en el estado bajo condiciones menos restrictivas que la prisión. Sin embargo, estas apariciones públicas plantean interrogantes sobre la efectividad de tales medidas y el mensaje que se transmite a la ciudadanía respecto a la responsabilidad y las consecuencias de actos de corrupción.

Apenas hace unos días, mucho revuelo causó la aparición de Duarte Jáquez en el restaurante Antojitos Pam-Pam, y su interacción con figuras conocidas como Pirrín Méndez.
Las imágenes y las historias que surgen de estos encuentros requieren de una observación constante, principalmente de la autoridad.



EN MEDIO del proceso para la renovación de la dirigencia nacional del PAN, la aspirante a dirigir el CEN blanquiazul, Adriana Dávila, ha pedido al panismo juarense reforzar los lazos y regresar a los principios fundamentales del partido, lo que implica decir “no” a las coaliciones para los próximos procesos electorales.

Dávila estuvo de visita por la frontera para iniciar un diálogo directo con los miembros del partido, argumentando que frente a los desafíos que representa hoy por hoy el partido de Morena, es imperativo para el PAN recuperar su esencia y los valores que le dieron origen.

La también exsenadora ha subrayado la necesidad de despojarse de las etiquetas negativas que han mermado la imagen del partido y han contribuido a los resultados electorales desfavorables, tal y como ocurrió el pasado 2 de junio.

Dentro de la reflexión de Dávila, resaltó que el número de votos obtenidos por Morena en las elecciones pasadas no debe interpretarse como un cheque en blanco para el partido en el poder, sino como un recordatorio de que el PAN debe reconstruirse y redefinir su mensaje y estrategias para volver convertirse en una verdadera opción para el electorado.

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