El pasado sábado, en el exclusivo fraccionamiento Rincones de San Marcos, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) decidió hacer su aparición estelar con un operativo que, primero se anunció y después se dieron a conocer los resultados. En un despliegue que haría sentir celos a cualquier wedding planner que se respete, 30 empleados de la CFE se lanzaron a la tarea de cortar el servicio eléctrico a 98 hogares, un recordatorio muy oportuno de que, eso de no querer pagar la luz, ocurre hasta en las mejores familias.

Entre las suspensiones, nos encontramos con seis servicios directos, que seguramente causaron gran revuelo en el brunch del domingo. Pero lo verdaderamente impactante es la cifra de 74 servicios con adeudos de energía. ¿Quién lo diría? En un fraccionamiento donde la gran mayoría de las casas tienen fachadas con acabados de primera, la realidad es que la deuda eléctrica ha encontrado su camino hasta en las mansiones más elegantes.

Casi un millón de pesos en cuentas pendientes suena más a una historia de suspenso, ahora que estamos próximos a celebrar Halloween, que a la realidad de un entorno privilegiado.

Y por si no fuera suficiente, la CFE también realizó “ajustes” en 18 facturas, lo que nos deja preguntándonos: ¿acaso la energía eléctrica es como el arte moderno, sujeto a la interpretación de unos pocos avezados trabajadores? De plano resulta increíble que en el referido fraccionamiento se encontraran “colgados” del fluido eléctrico, como si de una colonia de bajos recursos se tratara.

El mantenimiento de transformadores y la revisión de 245 medidores podría considerarse como una especie de limpieza en el sistema eléctrico. Sin embargo, es curioso que, en una comunidad donde los autos de lujo lucen en cada esquina, la CFE opte por recordarnos que el glamour no siempre viene acompañado de estabilidad eléctrica.

Mientras los residentes de Rincones de San Marcos disfrutan de sus finos vinos y cenas elegantes, la CFE nos regala un momento de reflexión: el dinero puede comprar muchas cosas, pero tal parece que la luz no es una de ellas. Así que, la próxima vez que vean sus casas a oscuras, podrían tomarse un momento para apreciar la ironía de que, en medio de tanto lujo, la electricidad se haya convertido en un servicio que se corta con la misma facilidad que una invitación a una cena exclusiva. Al fin y al cabo, el verdadero lujo en la vida moderna podría ser, simplemente, un poco de luz, al menos esa es la idea…

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