Ciudad Juárez- Los Bravos de Ciudad Juárez por fin pudieron sacudirse la mala racha venciendo a los Cañoneros del Mazatlán por marcador de 1-0 y en un auténtico calvario de partido.
Manuel a color para aprender a no definir una jugada
Era sofocado el clima, había nubes a las que les daba miedo empezar a llover. La grada, la grada no era más que el reflejo del partido que se venía por delante: estaba casi vacía. Así arrancaban las hostilidades entre los Bravos de Ciudad Juárez y los Cañoneros de Mazatlán.
No teníamos ni un minuto de juego cuando Bravos ya mostraba más iniciativa ofensiva en una jugada que en todo el encuentro con las Chivas. Óscar Estupiñán pegaba un fierrazo que tapaba Hugo González, fiel a su costumbre, la atrapaba con el pecho no con las manos.
A eso del minuto 6, Juárez seguía encima, topándose con un Lucas Merolla que hacía bien su trabajo en la zona de atrás para los mazatlecos.
Ya con un cuarto de hora contado, Bravos era amo y señor del esférico. Salía rápido y hacía gala de los desbordes por obra y gracia de Dieter Villalpando y el renacido Diego Valoyes. Del otro lado de la cancha Yoel Bárcenas ponía un susto agarrando la bola de aire pero Haret Ortega tapaba el trallazo.
Minutos más tarde, Estupiñán se caía en el área y pedía penal. El cantante hacía mutis, lo trataba como a Lázaro y hasta lo ayudaba a levantarse. Todo bajo el recuerdo a su señora madre que le regalaba el entarimado.
A 20 del regaderazo la escuadra de las tierras de Juan Gabriel perdía la número cinco y sufría con un remate de cabeza al contragolpe. Más rápido que temprano, el cuadro verde volvía a tener posesión, no obstante, Dieter Villalpando le pegaba con estilo de gol de campo.
Valoyes tenía otra segundos después, para desconsuelo de la localía, el argentino se vio tan solo, tan pero tan solo que la quiso definir así como iba y la puso fuera empachándose de balón. Seguíamos 0-0.
Faltaban 10 minutos para irnos al descanso y el cuadro cañonero, pese a verse sometido en materia de control del esférico, se las ingeniaba para apurar a Bravos con los tiros de esquina. Los muchachos de Barbieri dejaban botar la bola como si fuera matatena hasta que Ralph Orquin sacaba las papas del fuego.
Estupiñán tenía la tercera para Juárez en una descolgada en solitario. Para su desgracia, el nuevo refuerzo se volvía loco, le bailaba cual torero a Hugo González y terminaba por cerrarse el ángulo el solito, le quedó sencilla al manos guangas a la hora de tapar.
Así nos íbamos al entretiempo, 0-0 sin novedades en el electrónico. La grada….La grada hacia “la ola”, por que era más entretenido que ver las acciones en la cancha.
Un calvario
La parte complementaria arrancaba con los papeles invertidos. Los del Pacífico Mexicano se ponían a atacar y Juárez intentaba aprovechar el balón parado.
Fue justamente en una de esas, en un córner a punta de un cabezazo donde los caballos encontraron el gol. Haret Ortega la mandó para el 1-0 al 52.
La alegría del gol duraba exactamente 30 segundos por que así como así mandaban expulsar a José Juan García Manríquez por un pisotón por atrás a la extremidad del ex bravo Brian Rubio. Nadie revisaba nada allá arriba en el VAR y Juárez ya jugaba con uno menos. A todo esto, Fernando Hernández todavía no saltaba rodillazos.
Media hora por disputar y todo parecía indicar que lo de los fronterizo iba a ser cosa de sufrir, de padecer y de aguantar a una marea morados que se iba a tirar para enfrente.
Con uno menos el dominio de los muchachos de Víctor Manuel Vucetich se volvía más evidente que una elefante metido en un refrigerador: controlaban la número cinco sin mucho problema antes unos Bravos que parecían contentarse con esperar atrás el contragolpe.
El cronómetro ya marcaba el minuto 75 y el asunto se ponía más rispido que papel de lija. Todos se trababan, todos se iban al piso a pelear la bola, no obstante, los equinos seguían aguantando con uñas, dientes y herraduras.
No terminábamos de cumplir la marca previa al cuarto de hora cuando Moisés Mosquera hacía de las suyas entrando de cambio. Por razones que solo el entiende se le ocurrió, cabecear con el arco de Benny Díaz vacío HACIA EL ARCO DE BENNY DÍAZ. Se la dejó servidita a Brian Colula que salió cojo y la mandó a volar para que el chiste quedara en la mera anécdota.
Faltaban 10 minutos para llegar al final, sin Javier Abella que salía del campo lesionado. Acto seguido, recién salido el carrito de las desgracias, Benny Díaz le negaba el gol a Brian Rubio y de pasada se llevaba el grito de “portero, portero”
Entrábamos ya en la compensación con nada más que el susto de la pandilla del Rey Midas que las tuvo y las retuvo….Pero no pudo concretar nada para igualar le marcador.
Agotados los minutos de propina, el Curro Hernández hizo sonar el silbato por una última ocasión: 1-0 ganaban los Bravos.