Carolina del Sur.- Mientras el huracán Helene rugía en el exterior, el viento aullaba y las ramas se quebraban, John Savage fue a la habitación de sus abuelos para asegurarse de que estuvieran bien.
“Oímos un crujido y recuerdo que fui a ver cómo estaban”, cuenta el joven de 22 años, refiriéndose a sus abuelos Marcia, de 74 años, y Jerry, de 78, quienes estaban acostados en su cama. “Los dos estaban bien, el perro estaba bien”.
Pero poco tiempo después, Savage y su padre oyeron un estruendo: uno de los árboles más grandes de la propiedad —ubicada en Beech Island, Carolina del Sur— cayó sobre la recámara de sus abuelos y los mató.
“Lo único que se veía era el techo y el árbol”, explica. “En ese momento estaba yo en el pánico más absoluto”.
John Savage dijo que sus abuelos fueron hallados abrazados en la cama. La familia cree que Dios planeó llevárselos juntos, añadió, en lugar de que uno sufriera sin el otro.
“Aparentemente mi abuelo fue el primero en escuchar el crujido del árbol y giró para tratar de proteger a mi abuela”, comentó luego de que los cadáveres fueron extraídos.
La pareja figura entre las más de 150 muertes confirmadas en una de las tormentas más letales de la historia de Estados Unidos. Docenas de personas fallecieron de forma similar, aplastadas por árboles que cayeron sobre casas o vehículos. Entre los muertos figuran dos bomberos de Carolina del Sur que perdieron la vida cuando un árbol se desplomó sobre su camión.
La tormenta azotó comunidades de varios estados, en las que inundó casas, provocó deslizamientos de tierra y dejó a la población sin servicio de telefonía celular.
Jerry Savage hacía todo tipo de reparaciones, pero principalmente había sido electricista y carpintero. "Estaba jubilado pero aún trabajaba esporádicamente porque se aburría”, dijo John Savage. “Recuperaba las ganas de volver a salir y trabajar”.
Marcia Savage era cajera de banco jubilada. Desempeñaba un papel muy activo en su iglesia y le encantaba estar allí lo más que podía, dijo su nieta, Katherine Savage, de 27 años. Tenía una hermosa voz y siempre estaba cantando.
La pareja era generosa, amable y humilde, según se afirma en condolencias publicadas en redes sociales.
John y Katherine pasaron muchos años de su infancia viviendo en un remolque detrás de la casa de sus abuelos, y John y su padre vivieron con ellos durante los últimos años. Incluso en algunas de las tormentas más recientes se cayeron algunos árboles en el jardín, pero algo más lejos. “Nunca nos había pasado algo así”, dijo John Savage.
Una petición de donaciones para los gastos funerarios de la familia Savage, publicada en la plataforma de recaudación de fondos GoFundMe, dice que a Jerry y Marcia les sobreviven sus dos hijos, cuatro nietos y siete bisnietos.
Katherine Savage dijo que sus abuelos, especialmente Marcia, siempre se ofrecieron a cuidar a sus tres hijos y veían a los niños casi todos los días.
“Aún no se lo he dicho a mis hijos porque no sabemos cómo hacerlo”, manifestó.
Jerry y Marcia fueron novios durante la adolescencia y estuvieron casados más de 50 años.
“Se amaron hasta el día en que murieron”, declaró John Savage.