Wellington.– Es ruidosa, maloliente, tímida... y es el ave del año de Nueva Zelanda.
El hoiho, o pingüino de ojos amarillos, ganó este lunes las reñidas elecciones aviares del país, ofreciendo esperanza a los partidarios de esta ave en peligro de extinción de que el reconocimiento de su victoria podría impulsar un resurgimiento de la especie.
La campaña para la votación anual del Pájaro del Año no tuvo los escándalos de interferencia extranjera ni las controversias sobre fraudes de las elecciones anteriores. En cambio, los activistas de la prolongada contienda buscaron votos de las formas habituales: lanzaron guerras de memes, buscaron el apoyo de celebridades e incluso se hicieron tatuajes para demostrar su lealtad.
Más de 50 mil personas votaron en la encuesta, 300 mil menos que el año pasado, cuando el presentador nocturno británico John Oliver llevó a cabo una campaña humorística a favor del pūteketeke (un "pájaro profundamente extraño" que come y vomita sus propias plumas), logrando una victoria aplastante.
Este año, el número de votos emitidos representó el 1 por ciento de la población de Nueva Zelanda, un país donde la naturaleza nunca está lejos y donde el amor por las aves autóctonas se inculca a los ciudadanos desde la infancia.
“Las aves son nuestro corazón y nuestra alma”, dijo Emma Rawson, quien hizo campaña por el ruru, un pequeño búho marrón con un canto melancólico, que quedó en cuarto lugar. Los únicos mamíferos nativos de Nueva Zelanda son los murciélagos y las especies marinas, lo que pone el foco en sus aves, que son amadas y, a menudo, raras.
