La fiesta de los toros, la fiesta brava "El Arte de Cúchares", la más bella de todas las fiestas o como se le quiera llamar, es y ha sido, un espectáculo popular LICITO, del cual dependen miles de trabajadores, además de ser una tradición hispano-mexicana, con mucho arraigo, como el resto de las demás.

Las nuevas inquisiciones de los nuevos tiempos, la generación de cristal y sensibilidad cursi, como autodefensora de los derechos ??? de los animales, por todos los medios a su alcance, pretende prohibir "ad perpetuam" las corridas de toros en la monumental plaza México y todo indica, que lo lograrán.

Para colmo de los males, la Rectoría del fetiche Estado, también ya dejó sentir su fuerza, en este espectáculo de masas, a través de la vocera oficial de la ciudad de México, quien, haciendo uso del poder, dio las directríces de cómo se deben dar, en lo sucesivo, las corridas de toros si es que la afición capitalina, desea o quiere que siga el espectáculo taurino, y, además, que los toros no se maten en el ruedo, ni en los corrales de la plaza y lo que es peor, ni en el campo bravo, si es que regresan vivos, so pena, de llevar a los ganaderos a la inquisición.

Torquemada, cuántas estupideces se cometen en tu nombre.

Morena, "la esperanza de México", está metida en el ajo, cuál será el resultado de esta discusión, difícil saberlo, lo cierto es que la fiesta brava tiene enfrente un triste panorama y los ganaderos, empresarios y toreros, tiene que ponerse a reflexionar muy seriamente, para devolverle a las corridas de toros, primero su seriedad y luego devolverle su verdad y su esencia y no presentar, antes de todo festejo, un grotesco espectáculo con ribetes de patrioterismo. Vale.

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