Desafortunadamente cada temporada de vacaciones es lo mismo, accidentes en las carreteras dejan como saldo personas lesionadas y en el peor de los casos muertas. En ocasiones se trata de accidentes provocados por particulares que manejan cansados, con copas demás, que sus vehículos presentan desperfectos, incluyendo el ganado que se cruza en el camino o simplemente porque no se respetan los reglamentos que se deben de seguir, particularmente, el límite de velocidad, mismo que se marca perfectamente y que no es el mismo para todo el trayecto, sino que se va modificando según la cercanía de los poblados o las características de la carretera, lo malo es que la gran mayoría de los usuarios rebasa y por mucho, esos límites establecidos para la seguridad de todos.

No solamente esos factores están presentes en los lamentables accidentes carreteros, también se deben mencionar los que ocurren con unidades de empresas que se dedican tanto al transporte de mercancías como de personas y aquí sucede lo mismo, no se respetan los limites de velocidad, pero también se suma el factor humano, sobre todo cuando al operador del vehículo se le piden jornadas extras de trabajo, que por el contrario, deberían estar prohibidas, en un afán de prevenir cualquier situación de riego, y aparentemente así debería de ser, pues incluso cuando la autoridad, en este caso, la Secretaria de Comunicaciones y Transportes (SCT), si lleva a cabo parte de su labor, instala puestos de vigilancia en los que detiene a los choferes comerciales y les aplica una serie de pruebas para confirmar que están en las mejores condiciones para seguir frente al volante, y en caso de que no sea así, no les permite volver al camino, lamentablemente esto no ocurre siempre.

Sin embargo, están los transportes foráneos piratas, esos viejos camiones que ya no cumplen con las condiciones físico mecánicas adecuadas para prestar el servicio, pero que las mismas autoridades les otorgan los permisos correspondientes para hacerlo. Y aprovechando la necesidad de buena parte de la población, existen personas sin escrúpulos que ofrecen viajes a prácticamente todo el país por menos de la quinta parte de lo que cuesta un pasaje en un camión de línea, el cual justifica su tarifa por el tipo de unidad, el mantenimiento que ello representa y los seguros que le proporciona al viajero, lo malo es que en ocasiones esos precios de estos transportes que le menciono resultan mas caros que los que ofrecen líneas aéreas, por lo que no siempre vale la pena lo que se paga.

Pero regresando con los camiones piratas, todos los años es lo mismo, sobre todo cuando se presentan los accidentes con saldos trágicos como el más reciente en el que 15 personas fallecieron, mientras que la SCT, simplemente sale con la versión, a través de un comunicado, que ese camión en particular contaba con permiso de Turismo, tramitado en Pachuca, Hidalgo, mientras que una fuente al interior de la dependencia federal, comentó que “El problema en este tipo de casos, es que tramitan permisos para viajes turísticos pero en realidad ofrecen servicios de transporte foráneo, entonces deben ser la autoridades locales las que los supervisen y sancionen para evitar que sigan ofreciendo servicios ‘piratas’, ya que en la carretera es casi imposible detectar —por la falta de boletos— que están ofreciendo otro tipo de servicios para los que no tienen permiso”.

Por lo que prácticamente avientan la responsabilidad a otras autoridades cuando ellos – la SCT- son los principales responsables, además que ese permiso de turismo autoriza a transportar personas a distintas partes del país ¿Cuál es la diferencia?, ninguna, solo la que establece la ley y de ahí se agarran para no asumir su responsabilidad, y lo mas lamentable es que pese a las consecuencias de permitir la operación de estos traslados, lo único que se hace es, como siempre, buscar fincar responsabilidad al que posiblemente menos culpa tiene. El chofer, mismo que al final de cuentas es un empleado que hace lo que la empresa o el patron le pide, es decir, seguir prestando el servicio a pesar de que se encuentre cansado, cargar demás la unidad con todo el peligro que eso representa o exceder el límite de velocidad en un afán por conseguir más viajeros.

Y mientras los boletos se siguen vendiendo con toda normalidad, poniendo en peligro a más gente que, al no tener otra alternativa para viajar en esta temporada, simplemente se arriesga a abordar estas unidades, pues la autoridad, ninguna, frena esta actividad, situación que se puede corroborar en los lugares donde comúnmente se ofertan estos viajes los cuales siguen con sus ventas de forma regular, como si nada hubiera pasado y esa no es la idea…

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