Uno de los grandes fichajes del presidente López Obrador fue el académico del TEC de Monterrey Carlos Urzúa, para la SHCP. Años atrás ya había trabajado con él en el área de finanzas cuando fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, cargo al que en aquel entonces también renunció.

La incorporación de Urzúa, con un historial académico y profesional, fue bien recibida por los mercados y los inversionistas nacionales e internacionales. El que un técnico asumiera la conducción de la SHCP les daba certeza. El que hora renuncie genera incertidumbre.

Urzúa en la breve y contundente carta de renuncia ofrece dos tipos de razones, que hablan mal del presidente. Hacen evidente que en su forma de pensar, decidir y actuar solo toma en cuenta la racionalidad de la política sin importar sus costos.

La primera razón que esgrime Urzúa es que en el actual gobierno se toman “decisiones de política pública sin el suficiente sustento”. Se sabe que en este gobierno el único que toma decisiones es el presidente. Es por lo mismo una crítica directa a la manera en la que el presidente toma decisiones.

La segunda es que “toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo, sea de derecha o izquierda”. Es otra vez una crítica directa al presidente que en materia económica decide sin tener evidencia de los efectos que se pueden provocar.

Y en vistas de lo anterior, dice Urzúa, presento mi renuncia ya que “durante mi gestión las convicciones anteriores no encontraron eco”. El técnico, en razón de su ética como servidor público y que conoce de las implicaciones de las decisiones en materia económica, no solo se deslinda, sino que advierte y critica las equivocadas maneras del presidente.

Y aunado a lo anterior, es una tercera razón, Urzúa plantea que le resulta “inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública”. Es otra vez una crítica frontal contra el presidente. Quien nombra a los funcionarios es él y para este caso lo hace con gente que no conoce de la materia.

Añade que “esto fue motivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés”. Hoy todo se sabe y pronto sabremos quienes son esos personajes que tienen ese nivel de influencia en el gobierno y también sobre el presidente.

Es muy grave la acusación de que en esos nombramientos hay “un patente conflicto de interés”. A partir de esta acusación surgen muchas preguntas. ¿Quiénes son los que se han hecho del control de la SHCP? ¿Qué es lo que van a hacer?

La renuncia de Urzúa, el académico y el funcionario, habla bien de él. Muestra a un hombre que no está dispuesto a cubrir las malas decisiones del presidente en política económica y financiera y tampoco a solapar a quienes se han apropiado de la SHCP.

El presidente no va a cambiar. Se considera como un político único e irrepetible que sabe lo que hace y siempre tiene la razón y también como moralmente superior a los demás. No es ni una ni otra cosa, pero lo grave es que él se lo cree. El gobierno a los siete meses de gestión está en una grave crisis, que se puede profundizar.

Rubén Aguilar Valenzuela

Twitter: @RubenAguilar

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