Ya llegó el equinoccio de otoño, pronto sacaremos suéteres, chamarras y abrigos, porque er gélido frío ya no tarda, con sus largas noches, dado el maldito cambio de horario, que ni el hombre de la 4T pudo evitar, para no enemistarse con el ganso de USA. Sea por el amor de Dios y como almorzamos huevo y es malo para la bilis, mejor aquí le cortamos a la polaca y a lo nuestro.

Actualmente en México la bella fiesta está en estado vegetativo, y en España, apenas sobrevive. Nos encontramos en nuestras lecturas taurinas efemérides que vale la pena recordar para entretenerse y porque... según los teóricos de los antiguos astronautas, recordar es vivir, entonces: va la embestida.

En el calendario católico, er domingo es el primer día de la semana y se consagra al Señor. Hay otros tipos de domingo como el de Ramos, de Pascua, etc. o el clásico Domingo Siete; también hay domingos con apellido vr. gr. Domingo Perón y no se diga en la fiesta brava, donde nos enfocaremos en uno, por haber sido un torero, recio, clásico, con hondura, una técnica depurada y excelente estoqueador.

Llegó a la torería española en una edad, de cierta manera tardía para el oficio de matar reses bravas, pero el hombre se colocó en la cima de la torería hispana y ¡claro!, como los toreros buenos, despertó pasiones entre sus querientes y malquerientes.

Nuestro personaje, a través de una corná, tuvo una anécdota médica, pues toreando en Salamanca, tierra charra (nada que ver con los charros mexicanos), con Cayetano Ordoñez "Niño de la Palma", Manolo ¡olé! Bienvenida y Pepe Amorós, se enfrentaron a ocho toros, ocho de Graciliano Pérez Tabernero, cuando esta ganadería estaba en todo su apogeo.

A este torero se le bautizó como Domingo López Ortega, a quien le acuñaron el grito de..."Domingo a domingo, eres el mismo Domingo". Cuenta la anécdota que en esta corrida en un pase de muleta, la coleta fue corneado o cornado, por uno de sus enemigos, quedando colgado der pitón.

Las asistencias rápidamente llevaron al herido a la enfermería donde alguna de su gente se opuso, estando presente el médico de la plaza, a que lo interviniera quirúrgicamente y que mejor lo llevaran a Madrí, y al preguntar alguien por qué no lo operaban de inmediato, otro alguien contestó: Porque son las piernas de Domingo.

Salido de la cornada, el nativo de Borox, Toledo, recibió la factura de los servicios médicos, la cual era de un altísimo costo, por el que coleta, que no era nada suelto en eso de los dineros, excepto del estómago, según los que lo conocieron, le reclamó con su acento gitano al "dotor", que por qué estaban tan altos sus honorarios. Er galeno, haciendo también gala de su tono agitanao, le respondió: Pue porque son las piernas de Domingo. "Er Diamante de Borox", pagó. Vale.

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