El poder sin límites, es un frenesí que arruina su propia voluntad. Fénelon, teólogo francés.

Cada quien tiene sus preferencias, hasta en lo sexual; en palacio nacional, quien alli habita, también tiene sus preferencias y qué tiene, en México de gloria suma, para eso es el poder, para poder tener, con todo y la cacareada honestidad de la 4T; porque eso sí, no " semos" iguales ¡qué caray!.

La entrada es porque ahora, el instituto preferido del Viejo, para que construyan sus obras por todos los mexicanos conocidas, las manejen como empresarios y las vigilen, es el Instituto Armado, porque todo, pero absolutamente todo es personal, a no, absolutamente todo, es de seguridad nacional.

Pero no se crea que todos los soldados se están enriqueciendo en este gobierno transformador, nones, para todos los preguntones, sólo unos cuantos generales, los jefes y oficiales reciben las órdenes y la tropa las ejecuta o sea, al soldado raso, le teca la pura chinga, salvo opinión en contrario.

El Jefe está encaprichado en que solamente las fuerzas armadas, por su lealtad a la patria o a él, si lo prefieren, pueden llevar a efecto el crecimiento económico de Mexiquín; no sabemos en qué basa el macuspano lo anterior, al demonio, al infierno o al averno los inversionistas nacionales y extranjeros por corruptos y sinvergüenzas, bueno... no todos.

La opacidad en los dineros y el autoritarismo que emana desde el viejo palacio colonial, hará juego con la corrupción e impunidad, cobijada por decisión unipersonal de quien juró, como presidente, cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de Los Estados Unidos Mexicanos y todas las leyes que de ella emanen y ahora los generales y sus... ayudantes, podrán disponer, libremente, del dinero de los contribuyentes, sin rendirle cuentas a nadie, porque en este sexenio de la 4T, la opacidad protegerá los intereses de la nación mexicana.

Que no haya inversión de ninguna índole, no importa; que ya no haya confianza en el gobierno, no importa, sólo importa que, como autócrata, se haga lo que yo diga, lo que yo decida, lo que yo ordene, por eso y sólo por eso EL ESTODO SOY YO. Lo bueno de todo este asunto es que el Viejo aclaró en tiempo y forma, que él o su gobierno, no expropia, solamente ocupa por sus cojones, lo que no es suyo, alegando que es de la nación y al pueblo, pues hay que devolverle lo robado, así de sencillo.

Y nosotros, como simples mortales, ( estamos muy lejos de Larrea) que queríamos invertir en el campo, ya nos pusimos dubitativos. Mejor hasta la próxima entrega. Vale.

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