Nunca el debate sobre la mercancía había sido tan vigente. En el tomo I de El Capital, Carlos Marx caracteriza a la sociedad capitalista y dice que en ella prevalece el lucro, la ganancia y la plusvalía. El economista y sociólogo alemán hace una diferenciación de lo que no es mercancía: el valor de uso del producto (en contraste con su valor de cambio). Estos conceptos fueron retomados por el doctor Jorge Salas Plata durante la presentación de su libro Economía ecológica y ecosocialismo: una introducción, al que acudí en días pasados para comentar el texto. Dicha presentación se reproducirá en video el 8 de diciembre próximo, dentro de la Feria Internacional del Libro, en Guadalajara.

En su obra, Salas Plata desarrolla una primera parte conceptual en la que menciona diversas acepciones de lógica y también aborda las escuelas económicas que han existido, resaltando en todo ello el concepto de economía ecológica (EE), disciplina que aborda la ecología desde diferentes perspectivas y resulta critica de la economía neoclásica ambiental. En esencia, el concepto de economía ecológica está relacionado con una crítica al capitalismo, que se apropia de la naturaleza sin importar sus consecuencias. La EE se basa en pensar que la naturaleza se puede transformar, pero que se deben tomar en cuenta los impactos ambientales que se generan y dándosele prioridad a la sustentabilidad.

Fue hasta los años ochenta cuando se empezó a utilizar el término de ecología, aunque ya desde antes existía el interés por el tema. Además, se inició con el maneja del concepto límites del crecimiento y se dio la alerta sobre lo limitado de los recursos y la necesidad de crear conciencia sobre usarlos racionalmente, cosa que no se hacía antes. Durante esa década se fue creando cada vez más y más conciencia del medio ambiente, de la deuda ecológica que viene afectando principalmente a los países subdesarrollados, pero que finalmente se tiene a nivel mundial.

En su libro, Salas Plata trata de algo muy sensible en nuestros días: la desestabilización del sistema climático, que lo hace impredecible. Lo único que sí se puede predecir es que habrá problemas graves, como ya lo son el cambio climático (que trae al mundo de cabeza), el efecto invernadero, la catástrofe que se avecina por no haberse reducido la emisión de gases y por no tomarse en serio la disminución de los contaminantes, entre otros.

El autor menciona a Marx como precursor de los sistemas abiertos, y pese a que no mencionó el término ecología como tal, en esencia lo planteó como la explotación desmesurada de la naturaleza por el capital, a cualquier costo, con daños a futuro; quizá Marx se refería a que la naturaleza no se reestablece de una manera mecánica e inmediata. Además, estableció el concepto de metabolismo en los ciclos productivos y en la naturaleza, en relación con lo que significa el valor de uso en la sociedad.

Algo para reflexionar es que la defensa del medio ambiente tiene sus peligros; así lo menciona el investigador en su libro y pone como ejemplo el crimen de Chico Mendes, en Brasil, que es una muestra de lo que les puede pasar a los activistas ecologistas. Pero Salas Plata también resalta los avances que hubo en Bolivia en la defensa del medio ambiente, durante el gobierno de Evo Morales.

En el libro se aborda el pensamiento de varios sociólogos, entre ellos el neo marxista Walter Benjamín, quien se distancia de Marx en varias propuestas, pero reconoce que les tocó vivir épocas distintas y afirma que el ecosocialismo equivale a una ecología marxista.

En el libro se habla de la centralidad y se dice que las decisiones, en este caso en materia de economía, deben tomarse democráticamente en los países. Así, se critican las posturas China y Rusia, donde dominan las burocracias, y desde luego también hacen señalamientos hacia otros países por las malas medidas que toman y que afectan en relación con la ecología.

Las ideas del autor sobre ecosocialismo remiten a situaciones cercanas en el entorno local, como el triunfo de la sociedad en contra de la construcción del cementerio nuclear de Sierra Blanca, en Texas, en la década de los noventa del siglo XX. Ahí la población binacional logró evitar el hecho y a partir de entonces se enfrentan otros problemas ambientales de una manera combativa. Las personas defensoras del medioambiente triunfaron con un largo movimiento en Sierra Blanca, lo que nos da esperanza en que las cosas no son tan negras y que con esfuerzo y unidad la lucha por el medio ambiente llegará a ser una agenda tan importante como cualquier otra.

El concepto de mercancía, relacionado con la ecología está vigente y se puede ejemplificar con un problema social y ecológico que se está dando en Ciudad Juárez: el caso de la zona llamada El Chamizal, donde los empresarios y el gobierno del municipio tratan de transformar el valor de uso de ese gran parque en un valor de cambio, lo que implica servir al interés privado con la construcción de un centro de convenciones en esa zona.

Finalmente, diré que recomiendo leer Economía ecológica y ecosocialismo: una introducción, el cual está en la Red, y felicito al doctor Salas Plata, un convencido y consecuente medioambientalista, por poner en la perspectiva que se merece el tema en cuestión. Él hace una aportación para las futuras generaciones, y aunque ahorita ya se está luchando porque los daños ambientales sean lo menos costosos posible, la destrucción viene muy acelerada y es urgente evitarla a toda costa.

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