En repetidas ocasiones el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha dicho en su tradicional programa mañanero, que en esta administración ya no hay corrupción, cosa que está muy lejos de ser verdad, pues si fuera cierto, no hubiera decidido poner al Ejército en las aduanas del país, pero de todas formas el mandatario asegura que la corrupción ya se acabó.

Sin embargo, en atención a sus palabras, entonces se debería de poner el cubrebocas, pues así lo aseguró ante medios de comunicación; que se va a poner el cubrebocas cuando se acabe la corrupción, es decir, que reconoce que no se ha acabado, lo que significaría que así como dice una cosa dice otra. Para AMLO con la sana distancia basta para no contagiarse o contagiar a otros, lo malo es que nadie sabe si en algún momento es portador, a menos que se haga la prueba, y si sale negativo, se tiene la certeza de no tener el virus, pero solo ese día, pues al siguiente la exposición sigue y la posibilidad de contagio también.

Pero como lo he mencionado en otras ocasiones, bien haría el mandatario con mandar el mensaje de responsabilidad, tanto de la propia salud, como la del resto de las personas con las que convive usando la mascarilla, para no llamarla cubrebocas, porque parece que algunas personas lo toman literal y se tapan solo la boca, dejando expuesta la nariz, por lo que la efectividad de este implemente se reduce significativamente, pues está visto que el coronavirus se contagia a a través de las vías respiratorias.

Ya prácticamente todos los países del mundo determinaron su uso obligatorio para frenar los contagios. Existen algunos expertos, no López-Gatell, digo expertos de verdad, que afirman que, si una comunidad utilizara la mascarilla siempre que sale, se reducirían los casos en tan solo un mes, lo malo es que seguimos en las mismas; no existe un verdadero temor a los contagios, pues la gente que dice tener miedo, lo experimenta pero solo con la gente que no conoce, pues con sus amigos y familia no ven ningún peligro y se reúnen tranquilamente a compartir el pan y la sal en un ambiente relajado, pero la realidad es que no hay lugar seguro, de hecho en esas reuniones donde se sienten más tranquilos, son los sitios en los que más expuestos están a infectarse del virus y ni cuenta se van a dar, y como también ya le he mencionado, la actitud del presidente de insistir en no usar mascarilla, no ayuda en nada, si es que verdaderamente se quiere bajar la incidencia, claro que si lo único que le interesa al mandatario federal, es su imagen y el golpeteo político a sus adversarios, pues entonces la estrategia es la correcta, pero usted y yo no tenemos por qué exponernos ni exponer a los demás.

Y finalmente López Obrador está obligado a ponerse el cubrebocas, si es que tiene la intensión de honrar su palabra, pues como le dije al inicio de este comentario, cada vez que puede, asegura que la corrupción ya se terminó y si eso efectivamente ocurrió, lo que esperaríamos todos, es que cumpliera, al menos esa debería ser la idea…

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