Aunque el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, reconoce que el atentado contra el secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, ocurrido el viernes pasado por la madrugada en la capital del país, es un reto al Estado de Derecho, y no se descarta que haya habido filtraciones desde el equipo del propio secretario al cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG); reiteró que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, no modificará su seguridad durante sus recorridos por carretera a lo largo del país, la cual por cierto es inexistente, pues se trata más bien de personal de apoyo, pero sin conocimiento alguno de protocolos de protección.

Durazo admitió que detrás del atentado hay una organización criminal importante y que puede estar haciendo alianza con algún grupo criminal asentado en la capital del país, también aceptó que se han recibido amenazas del crimen organizado contra funcionarios y aseguró que todas se analizan, y se toman con seriedad o se descartan.

Lo preocupante es que, pese a lo anterior, el mandatario del país se empeña en no ser custodiado por escoltas que lo protejan de cualquier agresión, y no hay necesidad de que sean quienes, en algún momento integraron el Estado Mayor Presidencial, pues fue uno de los cuerpos que desapareció en cuanto entró en funciones, pero bien se podría integrar otro grupo que tenga una formación distinta que le permita sentirse libre.

Con el ataque en contra de García Harfuch, vuelve el tema de las giras de AMLO en vuelos comerciales, ya que el riesgo es mucho, no solo para él, sino para el resto de los pasajeros y la tripulación, quienes podrían resultar víctimas colaterales en caso de una agresión armada hacia el mandatario, como ocurrió con la mujer que fue asesinada por los sicarios que esperaban al jefe policiaco de la Ciudad de México, cuando ella junto con otros familiares, pasaba por el lugar justo en el momento del tiroteo.

Por lo mismo el dotar de una aeronave exclusiva para los traslados presidenciales está perfectamente justificada; nadie podría criticarlo por ello y no es necesario que sea de súper lujo, con que esté acondicionada adecuadamente sería suficiente y se tendría mayor control de la seguridad de López Obrador.

Cierto es que mucha gente le tiene estima al jefe del ejecutivo, pero por mucho que lo aprecien, no se van a convertir en escudos humanos frente a un ataque armado, eso es por simple instinto de supervivencia.

Por otro lado, están las especulaciones, en el sentido de que el jefe de la comuna se siente seguro de que no será víctima de ningún atentado, porque no se está librando combate alguno en contra del crimen organizado, y esa podría ser la razón por la que soltó a Ovidio Guzmán o las recientes liberaciones tanto del padre como de la madre del Marro, líder del cártel de Santa Rosa de Lima, pues este último amenazó con desatar una guerra. Pero eso es una mera especulación.

Así que sería muy bueno que se analizara la seguridad del presidente, pero en serio, sin demagogia, anteponiendo ante todo lo que más convenga a México, al menos, esa debería ser la idea…

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