Tapachula.- México formó un equipo para la puesta en marcha del plan migratorio acordado con Estados Unidos y anunció el inicio del despliegue de la Guardia Nacional en su frontera sur, aunque su presencia aún no era notable.

El presidente Andrés Manuel López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard presentaron el martes en conferencia de prensa al equipo de cinco funcionarios --entre otros, un general y el jefe de las prisiones-- que acudirán a ambas fronteras. El grupo también está integrado por representantes de las secretarías de Exteriores, Bienestar y Trabajo.

Según Ebrard, el general Vicente Antonio Hernández Sánchez, comandante de la zona militar de Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala, tenía previsto iniciar un recorrido por el sur “para acelerar el despliegue en la zona” de la Guardia Nacional. Irá acompañado de Francisco Garduño, responsable de los centros penitenciarios.

Su tarea inmediata es “integrar las coordinaciones de la Guardia Nacional” y “respaldar a las instituciones de migración”.

Al mediodía no había mayor presencia de las fuerzas de seguridad en Tapachula y sus alrededores, donde efectivos del ejército, la policía militar, la marina y la policía federal ya hacían labores de apoyo a los agentes de migración.

En el río Suchiate, fronterizo con Guatemala, continuaba el goteo habitual de migrantes que cruzan irregularmente en rudimentarias balsas hasta territorio mexicano.

El objetivo principal del plan migratorio en el sur es registrar a todos los migrantes, ofrecerles distintas opciones de regularización y devolver a su país al que no quiera registrarse, explicó el canciller.

Ebrard no habló de arrestos pero sí de la necesidad de ampliar y mejorar las estaciones migratorias del sur que están rebasadas y que son centros de detención de migrantes de facto.

“Sobre todo necesitamos tener una presencia en la línea fronteriza que es de registro de quienes ingresan en nuestro territorio”, indicó.

Otra parte del equipo sería trasladado a la frontera norte para atender a los solicitantes de asilo en Estados Unidos y que esperan la resolución de su proceso en territorio mexicano.

Ebrard no quiso pronunciarse sobre el número de centroamericanos que llegarían a territorio mexicano y anuncio que habrá reuniones a lo largo de la semana con autoridades estadounidenses para tratar este tema.

Por la tarde, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, aclaró que la Guardia Nacional no será como la Patrulla Fronteriza estadounidense, ya que colaborará a regular el flujo migratorio pero no a frenarlo. No obstante dijo que la entrada de los migrantes irregulares es un asunto de “seguridad nacional”.

La guardia nacional es el nuevo cuerpo recién creado por el gobernó de México con el objetivo de pacificar al país. Hasta que cuente con elementos nuevos y recién reclutados, la integrarán electivos del ejército, la marina y la policia federal.

Según los datos del Instituto Nacional de Migración ya son más de 11.000 los migrantes retornados con este fin, una cifra que ha crecido sustancialmente en los últimos dos meses dado que a principios de abril apenas superaba los 1.300.

México acordó con Washington reforzar el control de su frontera sur con el despliegue de 6.000 efectivos de la Guardia Nacional y aceptar a los solicitantes de refugio en la frontera norte como parte de un pacto para evitar la imposición de aranceles a las exportaciones. También se ha comprometido a mostrar los resultados de sus medidas en un plazo de 45 días.

Según Ebrard, la puesta en marcha de todas estas medidas se realizará con presupuesto mexicano y sin ayuda financiera de Estados Unidos.

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