Ciudad Juárez.- San Lorenzo y su fiesta han sido tradición desde hace décadas en Juárez y han proyectado a esta ciudad con su festejo y fe más allá del estado y del país. Sin embargo, ha cambiado a través del tiempo.

Muchos aún recuerdan acudir por los años 50 y 60 a San Lorenzo. El 10 de agosto era para viajar fuera de la ciudad, José Luis Hernández Caudillo, historiador aficionado de la frontera, detalla un día de campo durante la fiesta de San Lorenzo.

Hay que destacar que, en aquel tiempo, la ciudad acababa en el Parque Borunda; es decir que, de la avenida de las Américas en adelante, ya era la carretera Panamericana.

“Entonces para ir a San Lorenzo tenía uno que aprovechar el viaje en la mañana para estarse allá todo el día, porque no tenía caso ir, entrar al templo y dar una vuelta y ya regresar, había que aprovechar el viaje, yo recuerdo que muy niño me llevaban”.

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El cronista detalla que las fronteras de la feria eran mucho más amplias de lo que hoy conocemos, pues la fiesta iniciaba en la avenida Valle de Juárez, justo donde hoy se ubica el Office Depot y llegaba hasta la Laguna de Tamiahua, a la altura del parque de Infonavit. En el tramo sur, donde hoy está la abandonada Bola del Gardie, era el lugar de los juegos mecánicos.

“Atrás del templo de San Lorenzo, donde está el 'María Bonita', eran puros sembradíos, a mí todavía me tocó en el 71, ir como 'día de campo' y había sembradíos, ahí compraban melones, sandías y ahí se los comía uno porque había unas arboledas muy grandes y ahí se sentaba uno a comer la fruta”, refirió.

Hernández Caudillo describe el festejo a San Lorencito como una fiesta en “grande”, con jueguitos, muchos puestos de comida, “la gente se divertía en grande {…} era una feria, lo que se llama una feria”, incluso dice que conoce de visitantes que programaban su viaje, para estar en la ciudad el 10 de agosto.

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Aunque el festejo a San Lorencito, el santo que padeció el martirio del fuego, continúa vigente, no es lo que en el pasado era, destaca con cierta decepción este juarense, quien cree que, aunque no se puede volver el tiempo atrás, hay tres cosas fundamentales que la fiesta debería conservar:

“Esa esencia que tuvo la feria en sus orígenes, ir a una feria, disfrutar el viaje {…} la presencia de los matachines que danzaban en la placita toda la noche, todo el día; el ir a comer enchiladas, gorditas, toda la comida típica de la región y que los niños disfrutaban de los jueguitos, que no faltan en las fiestas”.

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