Ciudad Juárez.- Este mundo es habitado por 13.4 millones de bebés prematuros según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por lo menos 200 mil nacieron antes de las 37 semanas y han visto pasar sus primeros años de vida en México. Hoy, en el Día Internacional del Prematuro, en el caso de Ciudad Juárez, esta frontera sigue siendo una de las más propensas para los partos pretérmino.
De acuerdo con los especialistas en la atención a este tipo de bebés, los productos están expuestos a nacer de manera prematura en esta ciudad dado los altos números de embarazos en adolescentes, mismos que por sí solos ya son clasificados con “alto riesgo” y que desafortunadamente se cuenta por decenas en los hospitales públicos, llegando hasta 30 consultas diarias por dicha condición.
“Ciudad Juárez es una de las ciudades con más embarazos adolescentes en todo el país. Se atienden hasta 30 casos de embarazo adolescente por día en el Hospital de la Mujer. Por ser un embarazo adolescente, a veces no hay controles prenatales adecuados, en muchas ocasiones las mamás esconden su embarazo hasta el final; todo esto puede resultar en un parto prematuro”, explica para NetNoticias Carlos Paredes Espinoza, pediatra neonatólogo del Centro Médico de Especialidades.
A la par de los embarazos adolescente, también están los casos en donde la madre es adicta a las sustancias, cosa que no es poco común en los centros de salud ni en una localidad que tiene cerca de 22 mil adictos a las drogas según diversas asociaciones civiles, poco más de la mitad son mujeres.
“El consumo en las mamás es un problema que se ve desde finales de los años ochenta. Para ese entonces ya había madres adictas a la cocaína, a la heroína y también había muchos casos de sífilis. Se ve principalmente en el IMSS y en Hospital General, que es donde se atienden las pacientes de escasos recursos, quienes suelen presentar este tipo de problemas”, señala el médico.
Una vez nacido el bebé, los problemas de salud pueden ir desde los más fáciles de corregir como los ortopédicos, hasta los irreversibles y que afectan de manera permanente la calidad de vida de la criatura.
La salud es frágil
Acorde con los profesionales de la salud, entre las enfermedades más comunes en los infantes que nacen antes de tiempo, está la perdida parcial o total de la visión debido a retinopatías provocadas por el uso prolongado de oxígeno. De igual manera, no es inusual la presencia de enfermedades respiratorias como el asma o las insuficiencias cardiacas.
“Uno de los factores más comunes en los prematuros es la asfixia al nacer. La falta de oxígeno hace que el cerebro empiece a apagar órganos para preservarse a si mismo. De ahí pueden venir problemas muy fuertes y que son permanentes, como el caso de las parálisis cerebrales que es lo más grave”, señala Paredes.
En lo que respecta a las complicaciones más leves, la gran mayoría pueden resolverse y/o revertirse dentro de los primeros años o incluso los primeros meses de vida con estimulación temprana y el seguimiento de los especialistas adecuados.
Si bien, la última de las tareas parece relativamente sencilla, la medicina tiene todavía otra limitante, otra barrera que frena el desarrollo de los bebés atípicos: la falta de personal.
No hay pediatras, ni camas
La realidad de la situación fuera de los hospitales privados es que para la atención a los niños nacidos antes de las 37 semanas siguen faltando manos, cuidadoras, insumos y camas.
En el caso particular del Hospital Regional General Número 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que opera desde el pasado 12 de agosto, se requiere la contratación de 45 pediatras según la propia institución. Sin embargo, solo hay cinco médicos de este tipo fuera de los nosocomios privados.
“En realidad todavía nos falta mucho, pero hemos avanzado poco a poco. Nos siguen faltando ventiladores de alta frecuencia, faltan aparatos para especialistas también y nos falta personal. El nuevo Hospital General del IMSS va a requerir 45 pediatras y nada más hay cinco, no hay pediatras y no hay neonatólogos”, explica Paredes Espinoza.
A esto se le suma también los espacios reducidos en los hospitales. Tal es el caso del Hospital Infantil de Especialidades, que cuenta con siete camas de cuidados intensivos para prematuros. De igual manera, se añaden las circunstancias propias de la misma institución, la cual en ocasiones se ve obligada a cerrar sus puertas para contener brotes infecciosos y no puede admitir a más niños.
Con todo y las muchas dificultades, y pese a que parecen por lo menos tener un factor en contra en todo momento, existen los casos de aquellos quienes por milagros médicos y por la voluntad de los doctores, no solamente sobreviven, sino que también terminan por vivir vidas como las de cualquier otra persona.
“Mi obra maestra”
En el marco del Día Internacional del Prematuro, existen casos como el de Ana Cristina, madre de dos hijos nacidos a las 20 semanas de gestación con muchas dificultades, pero muy pocas esperanzas de vida, hoy adultos de 26 años de edad.
“Fue un proceso muy difícil. De mucha angustia y de tristeza. Mis hijos nacieron muy chicos, yo no los vi, se los llevaron en cuanto nacieron. Yo los vi al tercer día de nacidos y nada te prepara para eso, por más que te describen como es la situación, nada te prepara para lo que ves, nada te prepara para ver a tus hijos conectados a tantas máquinas y en una incubadora. Entre los dos pesaban un kilo 200 gramos. Cuando a mí me dieron de alta yo los tuve que dejar en el hospital, irte sin tus hijos es muy duro porque yo no sabía si los iba a volver a ver, mi hijo tenía un 50 por ciento de posibilidades de sobrevivir y mi hija no tenía ninguna”, cuenta la madre de familia.
Las incógnitas de su parto no cesaron, sino que se incrementaron durante los primeros años de vida con diagnósticos poco favorables. Estos mismos no se detuvieron una vez llegada la edad escolar, con el temor y la angustia de dejar a sus hijos solos en las aulas.
“El otro reto empezó ahí, cuando nos los llevamos a la casa, porque nos decían que mi hijo no iba a poder caminar ni hablar. No sabíamos si mi niña iba a poder ver o no. Era una situación muy angustiante y teníamos que estar mucho muy atentos a todo, porque también fueron niños que no pudieron ir a la escuela hasta los cinco años, eran como imanes y se contagiaban de todas las enfermedades”, contó.
Hoy en día, 26 años después de aquel 27 de octubre de 1998, no queda más que orgullo y lo que ella misma define como “su obra maestra”
“Yo no sé por qué sobrevivieron, yo creo que lucharon por que tiene que tener alguna misión importante en la vida, por eso aguantaron y pelearon tanto. Hoy tengo a dos jóvenes que viven su vida y que no se han detenido por nada. Que nunca se han detenido por ningún problema, esa es mi mayor satisfacción en la vida: ellos. Son mi obra maestra”, remata Ana Cristina.