Israel.- Hezbollah lanzó el domingo de madrugada más de 100 cohetes sobre una zona de Israel más amplia y alejada de la frontera que en ataques previos. Algunos proyectiles cayeron cerca de la ciudad norteña de Haifa, mientras que Israel realizó cientos de ataques en Líbano. Los dos bandos parecían dirigirse a una guerra abierta tras meses de tensiones en aumento.
La ronda de cohetes activó las sirenas antiaéreas en el norte de Israel antes del amanecer e hizo que miles de personas corrieran a los refugios. El ejército israelí dijo que se habían lanzado cohetes “hacia zonas civiles”, lo que apuntaba a una posible escalada después de que los ataques anteriores se dirigieran principalmente a objetivos militares.
Un cohete cayó cerca de un edificio residencial en Kiryat Bialik, una población cerca de Haifa, donde hirió al menos a tres personas y prendió fuego a edificios y autos. El servicio de rescate Magen David Adom dijo haber atendido a cuatro personas por heridas de metralla.
Avi Vazana corrió a un refugio con su esposa y su bebé de 9 meses antes de escuchar el estruendo del cohete que golpeó Kiryat Bialik. Después salió para ver si había alguien herido.
“Corrí sin zapatos, sin camisa, sólo con pantalones. Corrí a esta casa cuando aún estaba todo en llamas para buscar si había otras personas”, dijo.
El Ministerio libanés de Salud dijo que una persona había muerto y otra resultó herida en un ataque israelí cerca de la frontera.
El ataque se produjo tras un bombardeo israelí en Beirut que mató al menos a 45 personas, incluido uno de los líderes del grupo político y militar libanés, además de mujeres y niños. El grupo ya había sufrido un golpe por un sofisticado ataque que empleó miles de dispositivos personales explosivos unos días antes.
El primer ministro Benjamin Netanyahu dijo que Israel tomará todas las medidas necesarias para restaurar la calma y permitir que los habitantes puedan regresar a sus casas en el norte.
“Ningún país aceptaría que cohetes caigan sobre sus ciudades, y nosotros no lo vamos a aceptar tampoco”, expresó el mandatario.
El jefe militar israelí, teniente general Herzi Halevi, dijo a reporteros que el ejército está listo para incrementar la presión sobre Hezbollah en los próximos días.
“Tenemos muchas otras capacidades que no hemos aplicado todavía”, declaró.
Por su parte, el ministro de Defensa israelí Yoav Gallant elogió los recientes ataques contra Hezbollah.
El domingo en la noche tras visitar el cuartel del Comando Norte del ejército israelí, Gallant calificó los ataques de “significativos, importantes y poderosos”.
Israel, señaló, tomará todas las medidas necesarias para asegurar “el regreso a salvo de las comunidades norteñas a sus casas”.
“Esta última semana ha sido la más difícil en la historia de Hezbollah, especialmente este último día”, añadió.
Se realizaron otros funerales en el Líbano. Siete personas, entre ellas tres mujeres y dos menores de edad, fueron sepultadas en el pueblo Mays al-Jabal en el sur del Líbano, donde el legislador libanés cristiano Melhem Khalaf dijo que Israel “se vale de las leyes de la jungla en vez de las convenciones internacionales, especialmente las que piden proteger a los civiles”.
En Estados Unidos, el vocero del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, insistió en que hay esperanzas de una solución pacífica.
Estados Unidos “sigue involucrado en una diplomacia bastante extensa y activa”, dijo Kirby en el programa “Fox News Sunday”.
“Hemos estado observando con gran consternación estas tensiones que han ido en aumento en la última semana, y queremos asegurarnos de que estamos haciendo todo lo que podemos para evitar que esto se convierta en una guerra abierta con Hezbollah”, manifestó.
El legislador de Hezbollah Hasán Fadlala, en el funeral de un miembro de la agrupación el domingo, dijo que la guerra había entrado a “una nueva fase” y que el grupo seguirá con sus ataques hasta que haya un cese al fuego en Gaza.
“Tenemos una resistencia fuerte y capaz”, expresó. “Todas las opciones están en la mesa, y está preparada para cualquier eventualidad, cualquier guerra, cualquier confrontación”.
El número dos al mando de Hezbollah, Naim Kassem, dijo el domingo que el grupo está ahora en una guerra de duración indefinida contra Israel, y amenazó con desplazar a más personas en el norte israelí.
“Admitimos que estamos adoloridos. Somos seres humanos. Pero así como nosotros estamos adoloridos, ustedes lo estarán también”, dijo Kassem en el funeral del comandante de Hezbollah, Ibrahim Akil.
“Su economía quedará destruida… y ustedes no cumplirán su objetivo”, añadió.
Kassem aseguró que Hezbollah, que ha perdido a varios líderes en meses recientes “ha resurgido con más fuerza, y eso se hará evidente en el frente de batalla”.
Aseguró que la andanada de más de 100 cohetes disparados contra Israel el domingo en la madrugada era solo el comienzo.
El ejército israelí dijo que en las últimas 24 horas había atacado 400 objetivos milicianos en el sur de Líbano, que incluían lanzacohetes. El teniente coronel Nadav Shoshani, vocero del ejército israelí, dijo que esos bombardeos habían frustrado un ataque aún más grande.
“Cientos de miles de civiles se han visto bajo ataque en todo el norte de Israel. Pasaron la noche y ahora la mañana en refugios antibombas”, dijo. “Hoy vimos un fuego que se adentró más en Israel que antes”.
El ejército también dijo que había interceptado varios dispositivos aéreos lanzados desde la dirección de Irak, después de que grupos con apoyo iraní dijeran haber lanzado un ataque con drones contra Israel.
El ejército israelí dijo que todos los hospitales en el norte empezarían a trasladar sus operaciones a zonas protegidas o refugios dentro de los centros médicos.
Por otro lado, fuerzas israelíes allanaron la madrugada del domingo la oficina en Cisjordania en Al Jazeera, que ya había sido prohibida en Israel este año acusada de servir de vocera a grupos armados. La televisora panárabe ha rechazado las acusaciones.
Israel y Hezbollah han cruzado fuego desde que comenzó la guerra en Gaza hace casi un año, cuando el grupo armado comenzó a lanzar cohetes en solidaridad con los palestinos y Hamás, que al igual que el grupo libanés recibe apoyo iraní. Los combates de bajo nivel han dejado docenas de muertos en Israel, cientos en Líbano y desplazado a decenas de miles de personas a ambos lado de la frontera.
Hasta hace poco, se creía que ninguno de los dos bandos buscaba una guerra y hasta ahora Hezbollah he evitado atacar Tel Aviv o cualquier infraestructura civil importante. Pero en las últimas semanas, Israel ha desviado su atención de Gaza a Líbano y prometido llevar la calma a la frontera para que sus ciudadanos puedan regresar a sus hogares. Hezbollah ha dicho que sólo detendrá sus ataques si hay un cese al fuego en Gaza, algo que parece cada vez más improbable ya que las prolongadas negociaciones lideradas por Estados Unidos, Egipto y Qatar se han atascado de forma sucesiva.
La guerra en Gaza comenzó con el ataque a Israel que lideró Hamás el 7 de octubre, en el que milicianos palestinos mataron a unas 1.200 personas y tomaron unos 250 rehenes. Aún retienen a unas 100 personas, de las que se cree que un tercio han muerto. El Ministerio de Salud de Gaza dice que han muerto unos 41.000 palestinos, y aunque no detalla cuántos eran combatientes, señala que la mitad de los muertos eran mujeres y niños.
Familiares de los rehenes israelíes han expresado su temor a que la guerra en el norte distraiga la atención sobre la situación de los cautivos y complique las negociaciones sobre su liberación.
La enviada de Naciones Unidas pidió a todas las partes que se retirasen.
“Con la región al borde de una catástrofe inminente, no puede repetirse lo suficiente: NO hay una solución militar que vaya a hacer más seguro a ningún bando”, dijo Jeanine Hennis-Plasschaert en una publicación en X.
Entretanto, palestinos en la Franja de Gaza expresaron temores de que quedarán olvidados debido a que la atención del mundo está ahora centrada en la frontera norte de Israel.
“Toda la prensa está enfocada en Líbano, se han olvidado de Gaza”, dijo a The Associated Press Nezar Zaqout, quien vive en un campamento de carpas en Muwasi, en la Franja de Gaza. “Todos los días escuchábamos que había esperanzas de negociaciones, o veíamos en las noticias que estaban tratando de resolver el problema de los desplazados … pero se han olvidado totalmente de nosotros”.
Saadi Abu Mustafa dijo que tenía esperanzas de un cese al fuego con mediación de Qatar, Egipto y Estados Unidos, pero que teme que el aumento de la violencia en la frontera con Líbano “nos afectará negativamente”.
“Se olvidan de Gaza, sin negociaciones, sin canje de prisioneros, sin cese al fuego”, se quejó Mustafa.
Por otra parte, familiares de rehenes israelíes retenidos por Hamás también expresaron temores de que la situación del Líbano distraiga de su propio infortunio.
“Estoy sumamente consternado por las crecientes tensiones con Hezbollah porque, mi peor temor es que la atención del público, la atención mundial” se distraiga, expresó Udi Goren, familiar de Tal Haimi, un hombre israelí muerto en el ataque del 7 de octubre y cuyo cadáver fue llevado a Gaza.
Medios israelíes dijeron que los cohetes lanzados desde Líbano el domingo fueron interceptados en las zonas de Haifa y Nazaret, más al sur que las zonas afectadas por el fuego de cohetes hasta ahora. Israel canceló las clases en todo el norte, lo que agravó la sensación de crisis.
Hezbollah dijo que había lanzado docenas de misiles Fadi 1 y Fadi 2, una nueva clase de arma que el grupo no había empleado antes, contra la base aérea de Ramat David, al sureste de Haifa, “en respuesta por los repetidos ataques israelíes que golpearon varias regiones libanesas y llevaron a la caída de muchos mártires civiles”.
En julio, el grupo publicó un video de lo que describió como imágenes de la base grabadas con drones espías.
Hezbollah también dijo haber atacado las instalaciones de la firma de defensa Rafael, que tiene su sede en Haifa, en lo que describió como una represalia por el ataque a dispositivos de comunicación. No presentó pruebas, y el Ejército israelí declinó hacer comentarios sobre el comunicado.
Hezbollah ha prometido tomar represalias contra Israel por una oleada de explosiones registradas el martes y el miércoles en bípers y walkie-talkies de miembros del grupo político y militar. Al menos 37 personas murieron, incluidos dos niños, y unas 3.000 resultaron heridas. Los ataques fueron atribuidos de firma generalizada a Israel, que no ha confirmado ni negado la autoría.
Un bombardeo israelí derribó el viernes un edificio de ocho pisos en un barrio densamente poblado en los suburbios sureños de Beirut cuando miembros de Hezbollah se reunían en el sótano, según Israel. Entre los muertos estaba Ibrahim Akil, un destacado líder de Hezbollah que lideraba la unidad de fuerzas especiales del grupo, conocida como Fuerza Radwan.
Al menos siete mujeres y tres niños murieron en el ataque del viernes contra el edificio, según dijo el domingo a periodistas el ministro libanés de Salud, Firass Abiad. Otras 68 personas resultaron heridas, señaló, de las que 15 fueron hospitalizadas.
Era el ataque más letal a Beirut desde la dura guerra de 2006 entre Israel y Hezbollah, y la cifra de víctimas podría subir porque aún había 23 personas desaparecidas, según un funcionario del gobierno.
El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, dijo que la operación había roto la cadena de mando de Hezbollah además de eliminar a Akil, que era responsable de muertes de israelíes.
Akil estaba en la lista de personas más buscadas por Estados Unidos desde hacía años con una recompensa de 7 millones de dólares debido a su supuesto papel en el ataque con bomba en 1983 a la embajada estadounidense de Beirut y al secuestro de rehenes estadounidenses y alemanes en Líbano durante la guerra civil del país en la década de 1980.