Chihuahua.– Entre los edificios que conservan el encanto neoclásico de la Zona Centro de la ciudad de Chihuahua se encuentra La Casona, en la esquina de las calles Ocampo y Aldama. Esta fue la residencia de “los de arriba” y también de “los de abajo”, en origen, del máximo cacique del estado y exgobernador Luis Terrazas Fuentes. También, temporalmente, del escritor Mariano Azuela y entre otras cosas fue sede de La Asegurada. Con anécdotas revolucionarias y de fantasmas, este lugar enmarca una interesante parte de la historia de la ciudad.
El encanto del auge neoclásico
Gente va y viene por las calles del centro, en esta esquina una construcción en cantera y estilo neoclásico cautiva a cualquier transeúnte, su diseño y construcción estuvieron a cargo del ingeniero Pedro Ignacio de Irigoyen Pereyra (1824-1900), el hombre que también lideró la construcción del Palacio de Gobierno. Este personaje, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Arquitectura e Historia (INAH) “estuvo al frente del Instituto Científico y Literario tras su regreso de Francia, donde especializó sus estudios como Ingeniero Minero, y posteriormente se integró al Congreso constituyente de 1857”. Son pocas las imágenes de Irigoyen, retratos de identificaciones que muestran a un hombre adusto de barba larga, pero sin duda, su obra habla por su personalidad.
Los detalles, del ahora restaurante La Casona, son dignos de un recorrido calmo. Esta residencia la construyó a petición del general Luis Terrazas entre los años 1888 y 1893. El patio interior de corte damasquino se ilumina con el gran tragaluz que posee, abajo el agua de la fuente remata esta intencionalidad.
Los edificios neoclásicos suelen tener columnas, formas geométricas sencillas, una gran escala y detalles ornamentales, La Casona lo tiene y se aprecia desde su entrada. Sus habitaciones rodean en dos pisos con corredores ornamentados con portales de hierro forjado en Nueva Orleans.
La residencia se encuentra dentro del catálogo del INAH de Chihuahua por su valor histórico y cultural.
‘Yo no soy de Chihuahua, Chihuahua es mío’
Nada puede describir mejor a José Luis Gonzaga Daniel Terrazas Fuentes que sus propias palabras: “Yo no soy de Chihuahua, Chihuahua es mío”. El más grande cacique de la historia del estado fue quien ordenó construir esta residencia como hogar de su familia.
Terrazas Fuentes nació el 20 de julio de 1829, fue el sexto de 14 hijos de la pareja conformada por Juan Terrazas, quien fue un prominente miembro del Ayuntamiento, y Petra Fuentes Varela. Terrazas se casaría años despues con Carolina Cuilty Bustamante, ella provino de una familia española acaudalada.
La vida de este personaje se resume en tres etapas históricas, como los describe Margarita Peña en “Luis Terrazas y Chihuahua: Entre la Independencia y la Revolución”.
“Su vida se inscribe en la historia regional a lo largo de un amplio lapso cronológico que abarca de 1829, año de su nacimiento, a 1923, año de su muerte, y cubre tres periodos importantes del acaecer histórico del país: la Invasión Norteamericana (1847), el Juarismo y la Intervención Francesa (ca.1862), y la Revolución, además de los años de lucha contra los indios apaches que concluyeron con el apresamiento de sus jefes, Victorio y Jerónimo, el exterminio de esta etnia y la integración de los sobrevivientes como peones en las haciendas del latifundio Terrazas”.
Centrados ahora en la época del Porfiriato, el presidente Porfirio Díaz permitió o impulsó la consolidación de ciertos hombres fuertes; la mayoría de estos personajes detentaban el poder político y económico regional, pero Terrazas ya era un hombre destacado como político, militar y empresario. Cuando Díaz llegó al poder presidencial dejó como gobernador de Chihuahua al general Ángel Trías, pero solo hasta 1879, luego de una rebelión Luis Terrazas asumió la gubernatura interina y organizó elecciones y ganó. Rigió un cuatrienio hasta 1884 y luego lo extiendió cuatro años más.
En este tiempo, Terrazas ya era el terrateniente más grande del estado. Entre sus propiedades destaca la Hacienda de Encinillas que compró en sociedad con Henry Müller, un estadunidense de origen alemán. “Terrazas fue uno de los latifundistas más importantes del siglo XIX y de él se ha dicho que llegó a poseer hasta dos millones de hectáreas de tierras”, describe el texto de Peña.
Como una memoria de esta larga y muy resumida biografía de Terrazas encomienda al ingeniero De Irigoyen Pereyra esta mansión.
El paso revolucionario
Con la Revolución, la gran avaricia de Terrazas tuvo un freno. Perseguido por Francisco Villa, se vio obligado a exiliarse (en Estados Unidos). La casa fue tomada por el Centauro del Norte. Sin embargo, su poder lo recuperó al regresar a Chihuahua en 1920, evitó que sus tierras fueran expropiadas, las dividió y logró vender gran parte, pero aún con todo ese poder y riqueza murió tres años después en “su tierra”, “su ciudad” y “estado”.
Otros personajes que en algún momento ocuparon esta residencia fueron el doctor y escritor jalisciense Mariano Azuela González, opositor al Porfiriato, quien trabajó como médico en un campamento de Pancho Villa, experiencia que reflejó en su novela más popular, “Los de Abajo”.
De la Asegurada al restaurante
De acuerdo con los registros históricos, con el paso de los años este edificio fue utilizado como una institución educativa, un internado para señoritas a cargo de una orden religiosa, y fue en la década de 1960 a 1969 cuando se convirtió en “La Casa de la Asegurada” del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
A finales de los 70, el empresario Eloy Vallina Lagüera compró el edificio, en 1976. Remodeló el lugar respetando muchos de los aspectos originales de su estructura y acabados.
Primero abrió sus puertas al público como un centro cultural, pero en 2007, finalmente se convirtió en el restaurante La Casona, que es hasta la fecha un referente de la comida regional gourmet de la ciudad.
Llegar a La Casona deleita de manera doble, primero porque se aprecia la belleza del lugar, segundo porque el menú ofrece gran variedad y buen sazón. Además de comer o cenar el lugar ofrece para renta diversos salones para diferentes tipos de reuniones, es por ello que sigue siendo el favorito de algunos políticos, empresarios y funcionarios.
Como turista, no se debe perder la ocasión de recorrer el lugar, incluso los meseros ofrecen algunos detalles interesantes de la historia del edificio y sus detalles. Los diferentes salones privados cuentan con una temática propia en donde destacan paisajes y elementos propios del estado.
El restaurante ofrece cocina internacional, cortes finos, mariscos, cocina tradicional mexicana y regional, la técnica francesa en sus fogones respalda cada platillo. Cuenta además con sus premiados vinos de etiquetas de la Hacienda de Encinillas. Y los postres también dan un buen cierre, aunque se debe considerar que no es económico, vale la pena darse un lujo entre la gastronomía y la historia.
Para conocer
Restaurante: La Casona.
Ubicado en: Melchor Ocampo 430, Zona Centro, Chihuahua.