La Antigua Penitenciaría: Fortaleza de roca
Foto: Net Noticias | Fotografía: Ruth González / Gráfico: Náyade Cruz

Chihuahua.– Con los rayos de sol del atardecer sus muros de roca se iluminan, cambian de color, sus cuatro torreones parecen enormes vigilantes que se ocultan entre las sombras, la Antigua Penitenciaría, aún penal, es una fortaleza de poco más de un siglo que permanece enigmática y cautivadora en el centro de la ciudad de Chihuahua.

Actualmente es el Centro de Reinserción Social Estatal 2, una unidad de bajo riesgo, con gran valor histórico que se encuentra en la calle 20 de Noviembre, entre las calles 18, 24 y Joaquín Terrazas, frente al parque 5 de Febrero.

Miles de reos han purgado condenas en esta edificación amurallada que mide unos 160 metros de longitud por 90 de ancho, también estas torres con aspilleras sirvieron de trinchera de revolucionarios, sus paredes conservan marcas de varias batallas y el resguardo de las fuerzas villistas.

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Miles de reos han purgado condenas en esta edificación amurallada que mide unos 160 metros de longitud por 90 de ancho | Ruth González

Estado y orden

“Las penitenciarías responden a una necesidad de justicia, no solamente para la ciudad, sino para el estado”, comparte el Mtro. Marco Antonio Gutiérrez, docente de la Licenciatura en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh). En este proceso de ordenamiento, la adecuación de las prisiones va evolucionando junto con sus gobiernos.

El 6 de julio 1824, el Congreso Constituyente decretó que Chihuahua fuera Estado de la Federación. “Para el año de 1826 la cárcel pública se instaló en las antiguas casas reales, donde actualmente está el Palacio Municipal”.

Pero el tamaño representó un problema para esta función, por lo que fue cárcel solo hasta 1829, explica Gutiérrez. El gobierno del estado adquirió lo que fue un colegio de Jesuitas (Loreto), que abarcaba lo que es actualmente el Museo Casa Chihuahua y el Palacio de Gobierno, “era un lugar bastante grande”, el penal se mudó en parte de ese espacio.

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La primera piedra de la penitenciaria se colocó el 5 de febrero de 1898. La construcción de esta fortaleza de roca abarcó toda una década | Cortesía

Sin embargo, por la construcción de la Casa de la Moneda volvieron a moverlo.

“El Ayuntamiento compra una finca ubicada en la calle Aduana (hoy la calle Juárez) y la calle de San Francisco (actualmente la calle Libertad), bordeaba con la calle 13 para poner ahí lo que sería la cárcel municipal (bajo la supervisión de Melchor Walter en junio de 1841)”.

En 1857 se proyectó la cárcel para mujeres, como explica el maestro: “El municipio rentó una casa que estaba anexa a la cárcel municipal (hacia el noreste, hacia la Plaza de San Francisco”. El gobernador Bernardo Revilla ofició al Ayuntamiento para que procediera a arreglar el Departamento de Mujeres Reclusas. Y de acuerdo con el libro “Chihuahua, Apuntes Para Su Historia” de Zacarías Márquez Terrazas, a este penal se le llamaba popularmente como “Casa de Recogidas”. Esta casa era propiedad de Juan J. Carrasco, se arrendó por siete años, fue inaugurada el 8 de abril de 1857.

“En 1863, siendo jefe político del cantón Iturbide don José Félix Maceyra, se compró a doña Francisca Bustamante, por cuenta del erario municipal, una casa ubicada en la esquina de las calles Libertad y Trece, y se mandó arreglar para cárcel de mujeres. Se inauguró a principios de 1864 y desde esta fecha se manejaron separadamente ambos lugares de reclusión”, versa el texto de Márquez.

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Los muros de esta fortaleza encierran desde su fundación algunas fugas de reos e intentos, también homicidios, gritos de desesperación y el dolor de quienes purgan sus condenas | Ruth González

La primera piedra

El gobernador Antonio Ochoa planteó en 1875 el primer proyecto de penitenciaria, sin embargo, la Legislatura lo aprobó hasta 1891. Con el mandatario del Ejecutivo estatal, Lauro Carrillo, volvió a darse un revés al plan del penal. Finalmente el gobernador, coronel Miguel Ahumada, encargó la obra al ingeniero José Mondragón. “Se destinó la cantidad de 530 mil 069.94 pesos para colocar la primera piedra en 1898. Se aprovechó que estaban los festejos del aniversario de la Constitución de 1857”, agrega el catedrático.

La primera piedra de la penitenciaria se colocó el 5 de febrero de 1898. La construcción de esta fortaleza de roca abarcó toda una década. El 15 de septiembre de 1908 la inauguró el Ejecutivo estatal, Enrique Creel. Los reos de las otras cárceles, hombres y mujeres, fueron integrados a esta prisión. La última celda fue terminada en mayo de 1910.

En cuanto a los aspectos arquitectónicos del edificio rectangular, tiene un estilo neoclásico y remates de cantera en los marcos de las puertas, sus muros son de roca y los cuatro torreones en las orillas, de unos 30 metros de altura, son su principal característica. Esta prisión se basa en el sistema irlandés carcelario del capitán Croffon, es del tipo panóptico, es decir, las celdas enrejadas están situadas circularmente alrededor de una torre en un patio central. Desde esta torre se pueden supervisar las celdas. Este sistema supone que toda la prisión puede ser controlada bajo observación central. El término panóptico deriva del griego: “pan” que significa todo y “óptiko” que da la idea de vista, por tanto, quiere decir “todo a la vista”. Este sistema panóptico fue creado por el inglés Jeremy Bentham.

En el interior del penal, un edificio de dos pisos y cuatro torres, se encontraban los juzgados del Distrito Judicial correspondientes al ramo penal, la dirección, departamento de distinción, biblioteca, cocina, bodegas, talleres de arte y oficios. “Contaba con cuatro crujías para alojar a los reos del sexo masculino, departamento de mujeres, enfermería, local para escuela primaria para los mismos reclusos y locales destinados a los subagentes y agentes del Ministerio Público adscritos a los juzgados del ramo penal”, de acuerdo al texto de Zacarías.

Se tiene documentado como los primeros directores de la Penitenciaria a: Mayor Santos Díaz, Juan Caballero y Barrio, Rafael Rembao y Gilberto Valenzuela. La penitenciaria quedó bajo la jurisdicción del Ayuntamiento hasta 1917.

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Esta prisión se basa en el sistema irlandés carcelario del capitán Croffon, es del tipo panóptico, es decir, las celdas enrejadas están situadas circularmente alrededor de una torre en un patio central | Ruth González

Auge y Revolución

Marco Gutiérrez comenta que en ese tiempo la ciudad de Chihuahua y el país, en general, comenzaron a crecer en infraestructura entre 1910 y 1920, “en aquel tiempo, la penitenciaría estaba fuera de la mancha urbana, sin embargo, paralelo a esto se estaba dando la planeación del ferrocarril (Chihuahua-Pacífico) que está a un costado, esto hizo que se poblara la zona de una manera más acelerada”.

Con la Revolución, iniciada en 1910, el penal fue sede de bandos y conflictos propios de la guerra civil. Después de la Decena Trágica, “en 1912 fue convertida en cuartel de las tropas de Victoriano Huerta”, comenta el maestro. En julio de ese año las tropas federales del usurpador tomaron la plaza de Chihuahua, pero no por mucho tiempo.

A finales de 1913 el general Francisco Villa alojó allí una parte de sus tropas después de recuperar la capital del estado y a partir de febrero de 1914 el edificio volvió a ser cárcel.

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En las paredes del edificio se pueden apreciar algunas perforaciones, se especula, pudieron ser disparos durante esta etapa revolucionaria | Ruth González

En las paredes del edificio se pueden apreciar algunas perforaciones, se especula, pudieron ser disparos durante esta etapa revolucionaria. Otra utilidad del edificio es que parecía una fortaleza, lo que facilitó su uso para esos propósitos, ya que además cuenta con aspilleras (un tipo de ventanas verticales) que se usan para artillería de defensa.

La Constitución promulgada el 5 de febrero de 1917, en el párrafo segundo del artículo 18, dispuso que: “Los Gobiernos de la Federación y de los Estados organizarán en sus respectivos territorios el sistema penal —colonias, penitenciarías y presidio— sobre la base del trabajo como medio de regeneración”.

Así, el gobierno estatal recuperó la administración.

Una nueva normativa constitucional fue importante, ya que comenzó a ponderar la importancia de la reinserción social: “la reforma del artículo 18 constitucional promulgada el 23 de febrero de 1965 modificó el párrafo segundo: “Los Gobiernos de la Federación y de los Estados organizarán el sistema penal en sus respectivas jurisdicciones sobre la base del trabajo, la capacidad para el mismo y la educación como medio para la adaptación social del delincuente”.

Aunque antes de esta reforma ya se estipulaba la educación para adultos, en septiembre de 1908 fue que se instaló en el interior de la Penitenciaría y estuvo al frente de ella hasta mediados de 1911 el profesor Jerónimo R. Azcárate. “En los años subsiguientes se clausuró varias veces debido a la Revolución; se reabrió en 1914 bajo la dirección del profesor Enrique Arreola y siguió en 1917 el profesor Cipriano Campos, y poco después el profesor Juan C. Pérez”, de acuerdo con el libro mencionado antes.

Una cárcel de piedra

El Cereso 2 varonil del estado sigue cumpliendo sus funciones de hace más de un siglo y en el más reciente Diagnóstico Penitenciario (2022) que realizó la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) la calificación general que recibió la prisión fue de 8.1, un dato que se obtiene a través de entrevistas y observaciones realizadas al interior del lugar, que presentaba un 83 por ciento de ocupación, es decir, 845 hombres de los mil 014 que puede atender. De esa población predominan personas que tiene adicciones y adultos mayores. La mayor parte de los internos acuden a recibir educación media superior, un 62 por ciento.

La Penitenciaría cuenta con área Jurídica, Criminología, Psicología, Trabajo Social y Medicina.

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Esta penitenciaría forma parte de los nueve penales para adultos que hay en el estado | Ruth González

Operativamente cuentan con zona de ingresos, centro de observación, clasificación y tratamiento, dormitorios, protección, locutorios, cocina, comedores, talleres, aulas, áreas de visitas familiares e íntimas, instalaciones deportivas y patio.

Esta penitenciaría forma parte de los nueve penales para adultos que hay en el estado (operan dos para adolescentes) y es el más antiguo que continúa operando como tal. Se aprecia más como un monumento histórico.

Los muros de esta fortaleza encierran desde su fundación algunas fugas de reos e intentos, también homicidios, gritos de desesperación y el dolor de quienes purgan sus condenas. Pero los días de visita, las largas filas de familiares, recuerdan que este sitio también ha sido parte de la vida de muchas familias y personas que pudieron o no volver a casa.


"Es importante conocer estos edificios y cuál es su trascendencia y cómo marcan nuestra actualidad, porque forman parte de lo que fuimos y lo que somos"


“La Peni” o “La Casa del Jabonero” (porque cualquiera se puede resbalar) son los motes de esta fortaleza de roca de 12 mil 280 metros cuadrados que se ilumina por las noches con grandes reflectores que la destacan en el centro de Chihuahua.

El catedrático Marco Gutiérrez destaca que este edificio, al igual que el Palacio de Gobierno, la Casa Chihuahua, la escuela Porfirio Díaz (hoy el museo Mamut), el Hospital General, se construyeron en un periodo (1910-1920) crucial en la historia del país, entre el auge porfiriano y la guerra revolucionaria. “Es importante conocer estos edificios y cuál es su trascendencia y cómo marcan nuestra actualidad, porque forman parte de lo que fuimos y lo que somos, por lo que es muy importante su preservación”.

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