![Cactáceas, reinas del desierto](https://cdn.ntmx.me/media/2023/10/09/_hd92c0e5777bbd8ef9c7b6aac304a6e7a9860640f8.jpg)
Chihuahua.- Cuando se contempla al desierto, en el horizonte se pueden ver las siluetas de unas plantas espinosas dominando el paisaje, unas pequeñas entre las rocas, otras altas e imponentes, las cactáceas comparten nuestras raíces, entre espinas y flores protegen el suelo y el ecosistema.
Dicen que “a un mexicano se le nota el nopal en la frente”, es cierto, la mayoría de las cactáceas son endémicas de nuestro país, México es el corazón de estas especies, basta con ver el escudo nacional, donde un águila real devora a una serpiente postrada sobre un nopal con tunas, su origen es prehispánico.
La evolución de estas plantas ha sido larga y compleja, se fueron adaptando a los climas áridos, cambiaron sus hojas por espinas, sus tallos contienen clorofila, por ello, sin hojas son capaces de realizar la fotosíntesis, nos explica el experto en flora del norte de México Carlos Aarón González Márquez: “las cactáceas son plantas suculentas, es decir, que están formadas en su mayoría por agua. Una de las características más especiales que las distinguen de otras familias de plantas es que tienen areolas y de ahí surgen las espinas, flores y raíces. Además de que su metabolismo es nocturno”. Esto hace que en la noche liberen oxígeno y durante el día absorban los nutrientes del ambiente.
Para saber…
Carlos Aarón estudió Ecología en la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh) y está especializado en la flora del norte de México, consulta su perfil y súmate a su equipos en Naturalista.
La definición de cactus hace referencia a los miembros de la familia botánica Cactaceae, originarias del continente americano, “los cactus son un grupo de plantas estrechamente emparentadas, que poseen grupos de espinas, y que son nativas del Norte y Sur de América” [1]. Esto se traduce a que todos los cactus provienen de un solo grupo de ancestros y sus descendientes los agrupa la familia Cactaceae.
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La ruta de las cactáceas
La Semarnat estima unas mil 400 especies de cactáceas. “En México hay 706 especies registradas de la familia Cactaceae y en Chihuahua 128. En el estado predominan los nopales, el cardenche o choya, tasajillo, biznagas o cactáceas globosas, hay una muy peculiar en Samalayuca de flor amarilla, que solo crece a los alrededores de las dunas”, comenta el ecólogo.
Estas plantas pueden sobrevivir a las peores sequías y condiciones adversas. Los nopales de la especie Opuntia son los más numerosos que existen, en Chihuahua, el nopal macrocentra también conocido como nopal violáceo es el más común, dice el experto. Puede medir poco menos de un metro de altura, sus pencas son delgadas (con un tono morado), destacan sus tunas color rojo púrpura.
Para comenzar a explorar la ruta de las cactáceas en el estado, es importante conocer el terreno. Aarón González conoce casi todo Chihuahua, ya que considera muy importante observar y proteger la flora del estado, y nos comparte: “para conservar a la naturaleza hay que conocerla”, una frase que aprendió en Naturalista, una comunidad de ciencia ciudadana que se dedica a sumar bancos de especies de flora y fauna, el proyecto es auspiciado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y la fundación Carlos Slim.
Con una colección de 10 mil fotografías u observaciones de más 2 mil especies en el estado, el ecólogo nos explica en qué lugares se pueden encontrar las cactáceas que tiene el desierto de Chihuahua.
Primero recomienda que para hallar un buen lugar para observarlas es importante “evitar las partes con pastizales, como la zona de Janos, las planicies, ahí es más difícil encontrar cactáceas”. Para la zona fronteriza, “el primer lugar que se aconseja es la Sierra de Juárez o donde están los petrograbados de Samalayuca, ahí hay especies muy bonitas y que se dan solo en esa zona”.
Para aquellos que busquen un recorrido en el centro del estado, comparte que “se puede recorrer el municipio de Aldama, toda la carretera Aldama hacia Ojinaga (ya sea por la libre o la de cuota)”.
“De Camargo a Jiménez están las partes más densas de cactáceas”, hay mucho para observar en estos tramos.
Para los que prefieren los bosques, las cactáceas tienen también especies únicas, “la zona de San Juanito, Creel, Guachochi, tienen cactus muy bonitos. Guadalupe y Calvo tienen una cactácea muy especial que crece solamente a 2 mil metros de altura”.
Al límite del estado, “en Urique, Barrancas, Batopilas ahí encontramos cactus columnares de hasta 3 o 5 metros de altura”. Estos cactus columnares son muy imponentes en el Pueblo Mágico de Batopilas, “incluso se pueden confundir con saguaros, pero no lo son”.
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Devastación y protección
“Las cactáceas son de las plantas que más nos ayudan a sostener los nutrientes en el suelo, no vemos sus raíces, pero pueden tener metros adentro de la tierra”, dice el experto, sin embargo, durante años, plantas como el peyote han sido devastadas por su contenido alucinógeno, sin tomar en cuenta su función en la naturaleza.
“El peyote puede florecer dos o tres veces en el año, pero generalmente, estas plantas florecen anualmente, en la mayoría son efímeras, ya que en uno o dos días se marchitan”.
“Nos enfrentamos a una devastación bastante grave, pero no es algo reciente, tenemos alrededor de 60 o 70 años con este problema. Esto se empezó a regular a partir de la NOM 059 Semarnat 2010 y se tienen protegidas a muchas especies, pero podríamos decir que son solo el 10 por ciento de todas las que hay en México”.
Hay personas que han tratado de comercializar el peyote, “venden rituales” sin conocimiento ni fundamento y acuden al desierto y lo devastan, “es lo peor que le podemos hacer al suelo, a nuestro ecosistema… toda la vida está relacionada y si una planta está ahí es por algo”. Además, al generarse un auge por los cactus, también comenzaron a devastar las biznagas y otras especies que están en peligro de desaparecer. Por ello no se debe nunca arrancar a estos ejemplares de su lugar natural. Existen formas de sembrarlos por semilla de manera segura o bien centros autorizados de distribución de estas especies.
A esta amenaza se suma la comida tradicional mexicana, el dulce acitrón que se utiliza en las roscas de reyes y en los chiles en nogada han ocasionado que la biznaga gigante esté en un grave riesgo de desaparecer, ya que este dulce se hace con pulpa de esta planta.
Usos y costumbres
La unión entre estas plantas y la cultura prehispánica está documentada, el proceso de domesticación del nopal comenzó hace unos 8 mil años y fue el alimento principal de los chichimecas. Destacando entre las leyendas publicadas por Carl Lumholtz (1904): Después de que dios acabó de hacer el mundo, dejó en la tierra al peyote para cuidar a las personas. “Cuando se come esta planta divina entra en comunión con sus hijos y entonces les da resistencia en la fatiga, calma el hambre y la sed, destierra el sueño, proporciona a los pensamientos viveza y alegría, y sumerge después el cuerpo en una laxitud tranquila, a la vez que hace entrar a la mente en un mundo de maravillosas fantasías”[2].
En la actualidad, los mexicanos seguimos siendo consumidores del nopal. En 2020, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) estimaba un consumo per cápita de 6.4 kilogramos, los podemos encontrar en ensaladas, como guarnición, en postres y platillos. También son utilizados para elaboración de mermeladas, tortillas, entre muchos más usos alimenticios. Los nopalitos frescos tienen un alto contenido en zinc, fósforo, calcio y vitamina C. Sin olvidar a la tuna, su fruto, también muy consumido.
Otros usos es el pigmento de color rojo proveniente de la grana cochinilla y que se emplea para teñir textiles, y anteriormente en la pinta de murales, códices y para la decoración de templos, incluso la empresa Hershey’s ha utilizado este pigmento para los famosos M&Ms. Al sur del país, se sigue utilizando para teñir textiles e incluso en la industria cosmética.
El reto Naturalista
Desde 2016, Carlos Aarón encontró en Naturalista una forma de cuidar y observar a sus cactáceas favoritas, “son las que más estudio y me gusta más conocer”. Desde entonces imparte cursos y talleres de temas sobre el cuidado del medio ambiente y capacitaciones sobre biodiversidad, uso ético de fauna y flora, y fotografía para la plataforma. “Es una iniciativa de Ciencia Ciudadana, fue creada por estudiantes de la Universidad de San Francisco, California”, en esta comunidad, cuando los usuarios suben las fotos, expertos en botánica identifican las especies, por lo que en su mapa de observaciones podemos ver los recorridos y hallazgos de otras personas como las del ecólogo.
Son 20 países los que aportan a esta plataforma, al sumarse Conabio se hizo la versión en español. Cada año hay un evento anual, el Reto Naturalista, que consiste en registrar a una ciudad para participar, su equipo será conformado por todos los ciudadanos observadores que puedan juntar, la ciudad que más observaciones logre es la ganadora del concurso. En México, además de este reto, hay otro adicional, por lo cual, en marzo y octubre se hace la convocatoria. La ciudad de Chihuahua, por ahora, es la que más participa. “Nos falta gente en Juárez, ojalá puedan sumarse a esta plataforma”.
Las flores del desierto
Captar a las cactáceas florecer o con fruto es una oportunidad única, menciona González. “A veces tienes que esperarte uno o dos años para volver a verlos en flor”, son muy efímeras, “duran de uno a dos días abiertas y desaparecen”. Agrega que “son flores perfectas, esto es porque tienen tanto el aparato femenino y masculino en el mismo lugar”.
“Los nopales florecen a finales de abril y en mayo, las biznagas más pequeñas del género mamilaria a finales del invierno, en febrero y marzo y ahora esta época están las corifantas a finales del verano. Los cactus estrella florecen en octubre”. Depende cada especie y de su ubicación, pero algunas pueden florecer dos o tres veces por año.
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Un libro y un vivero espinosos
“Tengo entre mis proyectos hacer una unidad de manejo para vida silvestre especializado en cactáceas y otras plantas suculentas, también otras plantas silvestres carismáticas, el proyecto es empezar a reproducir especies nativas porque aquí no existe un stock disponible de plantas nativas”, menciona el ecólogo.
No se puede frenar a las constructoras, pero sí se les puede decir a cuántas plantas afectan y cómo pueden reforestarlas, “se tiene que mitigar el impacto”, considera.
Asimismo, tiene en proceso un libro de cactáceas, “se va a llamar ʻLa Flora de Chihuahua’, es un proyecto personal”, con este catálogo espera que más personas conozcan más sobre la importancia de estas plantas y el respeto a su entorno natural.
“Si queremos tener cactus, si queremos apreciarlos en nuestra casa podemos contactar a una unidad de manejo regularizada o personas que conozcamos que cultivan cactáceas de manera legal. ¡No te lleves todas las tunas del monte!, si agarras una semilla, un fruto, busca tutoriales de cómo sembrarlos, así que tener en casa un cactus que tú mismo cultivas tiene más mérito y no dañas al medio ambiente natural”.
Cada 10 de octubre se celebra el Día de las Cactáceas en México, en honor estas plantas, las reinas del desierto.
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[1] Mauseth J., Kiesling R. & Ostolaza C. 2002. “A Cactus Odysey. Journeys in Wilds of Bolivia, Perú y Argentina”. Timber P.
[2] Bravo Holis Helia. Las Cactáceas de México. UNAM (1978)