Lima.- Las autoridades peruanas celebraron el jueves dos décadas de la creación de una raza modificada genéticamente del cuy, el más famoso roedor en el país sudamericano, cuya carne ha servido por miles de años como parte de la dieta de los pobladores de los Andes.
La raza de cuy llamada “Perú”, una de las cuatro existentes en el país andino, se logró en 2004 en el Instituto Nacional de Innovación Agraria, dijo a The Associated Press Juan Solórzano, un ingeniero zootecnista investigador, en una conversación desde las granjas de la institución. Allí, como miles de otros cuyes, fueron criados los de raza Perú, para poder estudiarlos.
La creadora de esa raza es la ingeniera zootecnista Lilia Chauca, hoy, de 79 años.
El cuy (cavia porcellus), originario de los Andes hace miles de años, es criado en Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia, en zonas en las que hace casi 500 años se extendió el Imperio de los Incas. El animal fue descrito por primera vez en 1554 por el naturalista suizo Konrad von Gesner. “Es una especie muy versátil”, dijo Solórzano, quien añadió que puede adaptarse incluso a suelos de 3 mil 500 metros de altitud.
La raza Perú se caracteriza porque el roedor llega a pesar un kilo en 56 días, “es una raza precoz”, dijo Solórzano. Antes de su creación se necesitaban más de 160 días —casi el triple de tiempo— para alcanzar ese peso requerido para su comercialización.
Según datos oficiales, en Perú existen más de 25 millones de cuyes. El roedor es tan popular en ese país que desde hace más de una década las autoridades decretaron que el segundo viernes de octubre se celebre el Día Nacional del Cuy para alentar su consumo.
El precio de un kilo de cuy alcanza los 12 dólares, mientras que el kilo de carne de res, cuesta 11 dólares y el de pollo, tres. Los peruanos suelen pagar hasta 23 dólares por un cuy entero frito y crujiente en aceite con harina o rebozado, como se suele consumir.
La costumbre de comer cuy es una de las que trajo la migración interna en el siglo XX, cuando muchos peruanos se movían desde los Andes a la costa del Pacífico, dice Solórzano.
“Se come en los eventos deportivos o fiestas religiosas, el cuy es un plato festivo”, dijo el investigador.
Marina Isabel Briceño, empleada de una empresa de suministro de aire acondicionado, dijo a The Associated Press que ha comido cuy desde niña. Lo considera un manjar para “eventos especiales”, sobre todo para las familias de los Andes.
Nacida en la región Cajamarca —fronteriza con Ecuador y donde Atahualpa, el último emperador inca, fue capturado en 1532 por los conquistadores españoles— Briceño, de 40 años, contó que en los bautismos, los padres del bebé bautizado suelen regalar al padrino y a la madrina una bandeja con más de una decena de cuyes fritos, “crocantes y listos para comer”.
“Sé que es un roedor, familia lejana de los pericotes y las ratas, pero esos animales comen basura, en cambio los cuyes se alimentan de otra manera, con hojas de maíz tierno, por eso son ricos”, dijo.
El cuy también es usado en rituales indígenas de curación: se lo suele frotar sobre el cuerpo de un ser humano enfermo para buscar la sanación.
Además es un animal que hace parte de los juegos de apuesta de las ferias de los pequeños pueblos: lo colocan sobre el piso y alrededor hay varias casitas pequeñas; el animal debe entrar en alguna de ellas. Quien atinó previamente a qué casita entraría, gana. el dinero apostado. Los montos son variables y pueden ir desde un dólar a tres dólares.
El roedor favorito de Los Andes también fue símbolo de una campaña publicitaria del principal banco peruano, con la intención de atraer a pequeños empresarios y fue elegida como mascota del político Pedro Pablo Kuczynski, en la campaña presidencial con la que ganó las elecciones presidenciales en 2016.