La abeja buitre: el insecto que cambió el nectar por la carne podrida
Foto: Redes

Existe un pequeño grupo de abejas que a diferencia de las que se conocen comúnmente, no se alimentan del néctar de las flores, sino que evolucionaron para cambiar su dieta, una alta en proteínas: la carne de animales en estado de putrefacción.

Conocidas como abejas buitre, se tiene el registro hasta el momento de tres especies, ninguna de ellas posee aguijón y habita las regiones tropicales de Centroamérica y Sudamérica.

Un artículo científico de la Universidad de California cree que estas tres especies de insectos pudieron haber cambiado su dieta y evolucionar para desarrollar microbios intestinales únicos que les ayudan a digerir la carne; todo a partir de la alta competencia que pudieron haber tenido con otras especies que se alimentan del néctar.

Para su estudio sobre su gusto por la carroña, los científicos instalaron cebos de pollo en un bosque de Costa Rica, logrando la recolección de abeja buitre para su posterior análisis. "Estas son las únicas abejas en el mundo que han evolucionado para utilizar fuentes de alimentos no producidas por plantas", informaron los entomólogos.

Tras la investigación, se determinó que las tripas de la abeja carnívora tienen un microbioma distinto, construido especialmente para descomponer la carne, además las entrañas de las abejas se apoyan de cinco microbios para descomponer lo que comen.

Los científicos explicaron que la abeja buitre está enriquecido de bacterias amantes de los ácidos, microbios nuevos que sus parientes no tienen y similares a la que tienen los buitres reales, razón por la cual se ganó el nombre que tienen en la actualidad.

Por si fuera poco, al igual que ocurre con las abejas de otro tipo, este insecto también produce una sustancia parecida a la miel, sin embargo, no está hecha a base de néctar o polen, sino de la carne en descomposición de la que se alimentan.

Estas abejas entran al cadáver a través de las cavidades corporales, como lo hacen algunas moscas, pero si se les pone difícil también pueden morder y abrirse espacios por el cuerpo. Una vez ahí llenan la carne de saliva y luego la comen para guardarla en sus buches localizados en sus patas. Cuando llegan a la colmena la regurgitan, las obreras ahí la consumen y después vuelven a vomitar esta sustancia viscosa parecida a la miel.

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