Ciudad de México.- Alto e imponente cerca de una de las ciudades más grandes del mundo, el volcán Popocatépetl ha estado cubriendo de cenizas las poblaciones vecinas y trastornando los vuelos en el aeropuerto de Ciudad de México, el más transitado de América Latina.
Cientos de explosiones han lanzado lava desde la cumbre nevada de 5 mil 400 metros de altura del Popocatépetl, conocido popularmente como el Popo. Unos 25 millones de personas viven en 100 kilómetros a la redonda del cerro. Los vulcanólogos dicen que si bien no se prevé una gran erupción, estas erupciones probablemente continuarán como sucede desde hace tres décadas.
¿Qué sucede con el Popo?
Escritos prehispánicos mencionan la actividad intensa del Popo. Los científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México rastrean los movimientos desde que el volcán se activó en 1994.
En Guatemala, una erupción del Volcán de Fuego en 2018 causó centenares de muertes. Recientemente, ha vuelto a la actividad y provocado evacuaciones. El Popo mexicano ha tenido períodos de intensa actividad entre 2000 y 2003 y nuevamente entre 2012 y 2016. En 2000, la actividad provocó un alerta roja y evacuaciones antes de que el volcán se calmara otra vez.
Hace pocas semanas, el volcán entró nuevamente en actividad. Ante las emisiones de gas y lava, las autoridades decretaron el alerta amarilla en una escala similar a un semáforo de tráfico.
¿Se aguarda una gran erupción?
Los científicos y las autoridades dicen que no hay señales de que la oleada actual de pequeñas erupciones se convierta en algo más destructivo, dijo Servando de la Cruz Reyna, investigador geofísico de la UNAM, y añadió que no hay "nada nuevo ni sorprendente" en los movimientos recientes.
"La probabilidad de que esto continúe como ha sido antes es mucho más alta que la probabilidad de que se acelere hacia una fase mucho mayor", dijo.
El Popo está activo desde hace medio millón de años. Su última gran erupción se produjo hace más de un milenio.
¿Qué hace el gobierno?
Las autoridades han suspendido las clases en docenas de municipios de tres estados, colocado tropas en alerta, preparado refugios y realizado simulacros de evacuación. Al mismo tiempo, piden a la gente que mantenga la calma.
El lunes, el president eAndrés Manuel López Obrador dijo en su conferencia de prensa matutina que "hay vigilancia 24 horas sobre el comportamiento del volcán".
¿Cuáles son las perspectivas?
La actividad reciente del Popo no es algo necesariamente malo, dijo Robin Campion, vulcanólogo del Instituto de Geofísica. Las pequeñas explosiones alivian la presión sobre el magma en el interior de la montaña, lo cual probablemente significa que no habrá una erupción mayor.
"Lo bueno es que el sistema de conducto sigue siendo abierto, y libera energía de manera bastante constante", dijo. "Ojalá que siga siendo algo constante y moderado y que no se libere todo en un golpe como ha hecho el volcán en la prehistoria".
La ceniza sí podría constituir un problema mayor en 12 kilómetros a la redonda del volcán, pero también en Ciudad de México.
El director del Servicio Sismológico Nacional, Carlos Valdés, dijo que podría afectar la respiración y la calidad del aire, y también seguir trastornando los vuelos de y al aeropuerto internacional de la capital.
La ceniza vuela hacia el sur, pero los científicos que monitorean el volcán prevén un cambio en la dirección del viento, que llevará ceniza a la capital en junio.
El sábado, la ceniza volcánica llevada por el viento provocó la suspensión de operaciones en el aeropuerto. Algunos expresan el temor de que el peso de la ceniza acumulada provoque el derrumbe de viviendas precarias en los barrios más pobres.
Los científicos recomiendan que la gente se lave los ojos y use cubrebocas.
"La ceniza tiene consecuencias importantes", dijo Valdés, pero acotó que la gente "no debería tener miedo. Debería tener principalmente precaución".