Nueva York.- La cantidad y la proporción de metano —un potente gas que atrapa el calor y que los seres humanos arrojan a la atmósfera— está en aumento, lo que contribuye a meter turbo a la aceleración del cambio climático, según un nuevo estudio.
El estudio del martes concluye que, en 2020, el último año del que se dispone de datos completos, el mundo puso 608 millones de toneladas métricas (670 millones de toneladas cortas) de metano en el aire, casi un 12 por ciento más que en 2000. Un hallazgo aún más significativo en el estudio publicado en la revista científica Environmental Research Letters fue la fuente de esas emisiones: las de los seres humanos aumentaron casi un 18 por ciento en dos décadas, mientras que las emisiones naturales, principalmente de los humedales, se incrementaron apenas un 2 por ciento en el mismo período.
Los niveles de metano en el aire son ahora 2.6 veces más altos que en la época preindustrial, según el estudio. Los niveles de metano en el aire se mantuvieron estables durante un tiempo a principios de este siglo, pero ahora aumentan. Los seres humanos causan emisiones de metano al quemar combustibles fósiles, en la agricultura a gran escala y al llenar los vertederos.
“El metano es una amenaza climática que el mundo está ignorando”, dijo Rob Jackson, autor principal del estudio y director del Global Carbon Project, un grupo de científicos que monitorea y cuantifica anualmente las emisiones de gases de efecto invernadero y sus causas. “El metano ha aumentado mucho más y mucho más rápido que el dióxido de carbono”.
El dióxido de carbono es aún la mayor amenaza, dijo Jackson, climatólogo de la Universidad de Stanford. Los humanos, principalmente a través de la quema de carbón, petróleo y gas natural, ponen 60 veces más dióxido de carbono en el aire que metano —y permanece allí miles de años.
Debido a que el metano abandona la atmósfera en aproximadamente una década, es una poderosa “palanca” que los humanos pueden usar para luchar contra el cambio climático, agregó Jackson. Esto se debe a que reducirlo podría producir beneficios relativamente rápidos.
En el 2000, el 60 por ciento del metano arrojado al aire provenía de la actividad humana directa. Ahora es el 65 por ciento, encontró el estudio.
“Es un documento muy preocupante, pero en realidad no es una gran sorpresa, desafortunadamente”, opinó el climatólogo Bill Hare, director general de Climate Analytics, un instituto mundial de ciencias y políticas climáticas, quien no participó en la investigación. Dijo que para que el mundo se caliente hasta un límite acordado de 1.5 grados Celsius (2.7 grados Fahrenheit) desde los tiempos preindustriales, es necesario reducir las emisiones de dióxido de carbono casi a la mitad y las de metano en más de un tercio.
Pero Jackson informó que la tendencia actual de las emisiones de metano lleva al mundo a un calentamiento de 3 grados Celsius (5.4 grados Fahrenheit), el doble del objetivo del acuerdo climático de París de 2015.
El estudio de Jackson se centró principalmente en el origen del metano, tanto por ubicación como por fuente.
Geográficamente, en todas partes, excepto en Europa, aumentan las emisiones de metano causadas por los humanos, con grandes saltos en Asia, especialmente en China e India, agregó Jackson.
En los últimos 20 años, las emisiones de metano de la minería de carbón y la extracción de petróleo y gas han aumentado un 33 por ciento, mientras que las emisiones de vertederos y residuos aumentaron un 20 por ciento y las de la agricultura aumentaron un 14 por ciento, según el estudio. La mayor fuente individual de emisiones relacionadas con los humanos son las vacas, expuso Jackson.
Robert Howarth, climatólogo de la Universidad de Cornell, criticó el estudio por no enfatizar lo suficiente las emisiones de metano causadas por el auge de la perforación hidráulica o fracking para la extracción de gas de lutita. Agregó que dicho auge comenzó en 2005 y coincidió con un fuerte incremento en las emisiones de metano, incluido un pico de alrededor de 11.7 millones de toneladas métricas (13 millones de toneladas cortas) tan solo en Estados Unidos desde entonces.
Jackson reportó que el aumento del metano natural de los humedales tropicales fue provocado por temperaturas más cálidas que hicieron que los microorganismos produjeran más gas. Lo calificó de preocupante porque “no tenemos ninguna manera de reducir” esas emisiones.
En 2021, los países prometieron hacer algo respecto al metano, pero aún no funciona, notificó Jackson.
Aunque los datos de Jackson solo se extienden hasta 2020, dijo que el monitoreo global de los niveles de metano en el aire muestra que “sabemos que las concentraciones en los últimos cuatro o cinco años aumentaron más rápido que en cualquier otro momento en el registro mediante instrumentos. Así que eso por sí mismo nos dice que el compromiso global respecto al metano no está teniendo un efecto sustancial en las emisiones y concentraciones de metano”, añadió.
Andrew Weaver, climatólogo de la Universidad de Victoria, quien no participó en la investigación, advirtió: “Tenemos mucho más trabajo por hacer si queremos evitar las consecuencias más nefastas del calentamiento global”.