Un tubo de acero de 420 metros de largo junto a la vía del ferrocarril en el norte de Holanda podría ser el inicio de una nueva era en el transporte de pasajeros y carga.
El tubo es el corazón del nuevo European Hyperloop Center que se inauguró el martes y será en los próximos años el campo de pruebas para los que desarrollan la nueva tecnología del transporte ultrarrápido.
Hyperloop, una idea proclamada inicialmente por Elon Musk, consiste en cápsulas que flotan sobre campos magnéticos y recorren los tubos de baja presión a velocidades que llegan a los 700 km/h (435 mph).
Pero desde que Musk develó el concepto que, según él, sería capaz de recorrer los 645 kilómetros (400 millas) entre Los Ángeles y San Francisco en 30 minutos, su avance desde el tablero de diseño al mundo real ha sido mucho más lento.
“Preveo que para 2030 tendrán la primera ruta de hyperloop, tal vez de 5 kilómetros (3 millas) en la que viajarán pasajeros”, dijo el director del centro, Sascha Lamme. “En realidad ya se hacen preparativos para esa clase de rutas en países como Italia y la India”.
No todos comparten semejante optimismo por el futuro del Hyperloop.
“Esto es un ejemplo más de cómo los formuladores de medidas se dejan llevar por un objeto atractivo, cuando lo que se necesita es inversión en infraestructura básica”, dijo Robert Noland, de la Universidad Rutgers, a The Associated Press.
“Su construcción es demasiado cara”, apuntó.
Lamme dijo que los escépticos deberían venir y echarle una mirada.
El tubo del centro de pruebas está constituido por 34 secciones de 2.5 metros (más de ocho pies) de diámetro. Una bomba de vacío en un contenedor de acero extrae el aire para reducir la presión interior. Eso reduce la resistencia y permite que las cápsulas se desplacen a tanta velocidad.