Ciudad Juárez- La Selección Mexicana de Baloncesto salió con la mano en alto de su visita a la fronteriza Ciudad Juárez venciendo a su símil de Argentina en un partido de alarido con marcador de 81-77.

Sencillitos y Carismáticos

Arrancábamos las hostilidades en la duela de la UACJ con una Selección Mexicana que se entendía superior al plantel “C” que presentaba Argentina. Gabriel Girón entraba a la cancha con la mano caliente y el parcial era de 8-2 a la mitad del primer cuarto.

Faltaban cuatro minutos para la primera chicharra cuando Gonzalo Fersann y compañía metían el cuerpo para detener a los aztecas y emparejar el electrónico

Poco le duraba el gusto a la tres veces campeona Olímpica por que los comandados por Omar Quintero no regalaban nada en el juego de transición y pisaban la pintura con singular alegría para marcar de dos.

La escuadra tricolor acababa el primer periodo como ventaja de ocho puntos 29-21

Con la calma de un elefante

Ya para el segundo periodo a Juan Ignacio Marcos le caía el veinte que había que estorbar en el área pintada, cosa que no servía de mucho contra un Joshua Ibarra que no salía de la duela.

Era Nacho Marcos el único que le causaba problemas a la escuadra roja. Misma que se tomaba las cosas con la calma de un elefante, casi como a medio gas.

Era mucho el esfuerzo del muchacho de Girona, pero muy poco el aporte del resto de los argentinos. No podía con todo el paquete desde la línea de tres y México seguía en lo suyo.

Quedaba muy clara la diferencia al final de la primera mitad, México se iba al descanso con ventaja de 14 unidades: 50-36.

Defensas de agua y manos frías

Cambiábamos de lado para la segunda mitad con una República del Argentina que parecía empecinada en detener a los mexicanos recortando la ventaja a una decena de puntos.

No se despegaban los albicelestes en una noche que no era mala de cara al aro en lo que se refiere a la ofensiva, pero que tenía defensa de agua del otro lado de la duela.

A pesar de tener menos defensas que una botella de lactobacilos, a los de coach Quintero se les enfriaba la muñeca como refrigerador y eran ellos los que no le atinaban al circulito. Terminábamos el tercer cuarto con ventaja nacional de 67-59.

Cierre para morderse las uñas

Entrábamos a los últimos 10 minutos de hostilidades y de buenas a primera lo que era una victoria segura para el equipo rojo ya no estaba tan amarrada.

Después de media hora de juego, los de las tierras de Gardel habían entendido como manejar el asunto: había que forzar el foul. Eran las mismas infracciones las que ayudaban a recortar el déficit hasta seis puntos. 70-64 con poco menos de siete minutos en el reloj.

Nos quedaban cinco por jugar y las dos escuadras se respondían al tú por tú, triple por triple, cortesía del capitán Girón y de Francisco Conrradi. Sudamericanos y norteamericanos se iban al alambre 74-70 favor México a falta de 4:40 en el luminoso.

Restaban 90 segundos de baloncesto y la ventaja azteca era de seis con una Argentina a la que todavía no se le veían intenciones de de parar el reloj a base de infracciones. Era cosa de matar o morir para los cinco del churrasco, era ir por los tres puntos o perecer en el intento.

Pese al mucho suspenso, todo terminaba 81-77 al final de los 40 minutos regulatorios. México se llevaba la victoria.