Lima.- Perú permitirá desde el 1 de junio el ingreso de 5 mil 600 personas por día a Machu Picchu, la joya del turismo ubicada en el sureste del país, pese a las advertencias de los arqueólogos sobre los perjuicios que esto podría ocasionar a la ciudadela Inca de piedra.
La decisión fue publicada el lunes en la gaceta oficial y estará vigente durante el periodo de mayor demanda de turistas internacionales hasta el 15 de octubre. El ingreso de 5 mil 600 visitantes también estará vigente el 30 y 31 de diciembre, indicó la resolución del Ministerio de Cultura, que administra el lugar turístico.
El gobierno no mencionó de forma directa los motivos del aumento, pero en enero el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo dijo durante una presentación en el Foro Económico Mundial de Davos que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) había establecido un tope de 4 mil 44 visitantes simultáneos, lo que abre la posibilidad de establecer turnos y de ese modo incrementar el número de personas que ingresan por día.
La cantidad de visitantes diarios se ha ido incrementando desde julio de 2022 cuando subió de 3 mil 44 a 4 mil 44. La región de Cusco tiene diversos sitios turísticos de la cultura Inca además de Machu Picchu que la han convertido en el principal destino turístico de Perú.
La cifra de visitantes a Machu Picchu ha generado por años polémica entre grupos conservacionistas y empresarios del turismo que tienen a Machu Picchu como su mayor atractivo para los turistas internacionales.
Los arqueólogos que trabajan en la ciudadela dijeron durante una visita de un equipo de The Associated Press en 2020 que de acuerdo con sus estudios se calcula que en el siglo XV vivían como máximo 410 personas en el lugar, por lo que el ingreso masivo de visitantes podría ser perjudicial para su conservación. El entonces director del parque arqueológico, José Bastante, indicó que la ciudadela de piedra no había sido diseñada para recibir miles de personas por día.
La ciudadela Inca fue construida en el siglo XV como santuario religioso y se ubica en la Amazonía del sureste peruano a 2 mil 490 metros de altitud.