El pasado 10 de septiembre, la presidenta electa, en un acto en el Heroico Colegio Militar, en presencia de todas las Fuerzas Armadas, se comprometió a seguir el proceso de militarización de la administración pública iniciada por su antecesor, el presidente López Obrador.

La militarización es un elemento central de la propuesta de lo que el presidente, el gobierno y los militantes de Morena llaman la 4T. Claudia Sheinbaum ha dicho que durante su sexenio se va a dedicar a poner el segundo piso de ese proyecto.

El concepto 4T que impulsó López Obrador, su creador, es ambiguo y no se presenta como un proyecto estratégico de gobierno de largo plazo, coherente y articulado, sino como un slogan de campaña permanente, para articular a su base social.

No hay duda, tiene su propia base social, pero no está claro si también lo es de Morena. ¿Su base seguirá votando por ese partido cuando él ya no sea presidente y nunca más candidato? ¿Será también base de la presidenta?

Sheinbaum en su discurso planteó que el proyecto del segundo piso de la 4T exige que la Guardia Nacional se incorpore como parte del Ejército, para ahora constituirse como su tercer cuerpo. Eso ya ocurrió.

Y también que el Ejército va a seguir participando “en la construcción de grandes proyectos estratégicos como los trenes de pasajeros hacia el norte del país y los nuevos puertos”.

El presidente en la misma ceremonia reconoció al Ejército como un gran constructor y enumeró las obras en las que había participado en su sexenio. En este tiempo se convirtió en una gran constructora y también en gran empresario privado.

El 16 de septiembre el secretario de la Marina, almirante Rafael Ojeda, manifestó a Sheinbaum: “(…) Guadalupe Victoria dijo en su momento cuando el pueblo saltó sus barreras, casi ningún esfuerzo es bastante poderoso para detenerlo. Y nuestro pueblo ha expresado su voluntad. Las y los mexicanos estamos listos para tener una presidenta”.

Y al presidente le expresó: “Gracias, muchas gracias a usted por guiarnos y permitirnos el honor de acompañarle en su incansable travesía, haciendo historia juntos”.

El secretario de la Defensa, Cresencio Sandoval, le planteó a la presidenta electa: “En esta fecha de fiesta nacional les manifiesto a los mexicanos que sus soldados, como nunca, se encuentran puestos para seguir cumpliendo las instrucciones de nuestra futura comandante, en beneficio del pueblo de México”.

Y al mandatario le dijo: “En lo personal, le agradezco la oportunidad que me otorgó para dirigir a la Fuerzas Armadas de tierra y aire, y para colaborar con el fortalecimiento de la Guardia Nacional. Ello ha sido la satisfacción más grande en toda mi vida militar. No me queda más que decirle que se cumplieron sus instrucciones, señor presidente”.

A días de que termine el mandato de su comandante en jefe, y el suyo propio, el general Sandoval y el almirante Ojeda, le agradecieron el proceso de militarización de la vida pública del país en la que el Ejército y la Armada juegan el papel central. Hicieron público que sus órdenes se habían cumplido.

La presidenta electa ha dejado en claro que continuará el proceso de militarización y que la Sedena y la Semar seguirán haciéndose responsables de múltiples tareas que corresponden a los civiles. Los titulares que asumirán el cargo a partir del primero de octubre están en ese entendido, para eso fueron nombrados.

@RubenAguilar