Especialistas ambientales y pescadores del municipio de Chiapa de Corzo, Chiapas, están preocupados por la presencia en el río Grijalva, particularmente el Cañón del Sumidero, de la especie conocida como “pez diablo”.

​La especie exótica invasora, originaria de la cuenca del Amazonas, ya tiene presencia en la Selva Lacandona, Playas de Catazajá, abajo de la Presa Peñitas, pero hasta hace dos años no había llegado a esta zona de Chiapa de Corzo, señaló Ernesto Velázquez Velázquez, profesor-investigador del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach).

“Recientemente en plena época de la pandemia en el 2021 entre septiembre y diciembre, llegaron los primeros reportes de la presencia del pez diablo, el primer ejemplar nos lo trajeron los pescadores de Chiapa de Corzo, a nosotros nos sorprendió la presencia del pez diablo ya en esta zona del río Grijalva, particularmente el Cañón del Sumidero”, agregó.

El investigador detalló que la preocupación de la presencia de esta especie va en el sentido de que si se llega a reproducirse de manera desmesurada en la zona del Río Grijalva, podría generar pérdidas económicas notables, porque disminuiría la pesca de peces nativos como la tilapia.

Además explicó que este tipo de pez se ha visto en otras partes de México, los cuales destrozan las redes de los pescadores con sus enormes espinas, por lo que se les dificulta sacarlos y lo que hacen es tirarlas con todo y pierden sus equipos de pesca, aunado a eso se da el desplazamiento de peces nativos.

“Además hay daños sociales, ecológicos, porque están asociados al derrumbe de las taludes de los ríos, para su reproducción estos peces construyen unos agujeros en las márgenes del talud del río, son unos agujeros que van desde uno hasta dos metros de profundidad, donde el pez diablo construye sus nidos, muchos nidos en el talud del río, provoca derrumbe de las zonas de los taludes y provoca sedimentación, provoca mayor presencia de sólidos en el agua y por lo tanto disminuye la disponibilidad en la calidad del agua para los peces nativos, además muchas de las aves acuáticas que se alimentan de los peces se pueden desgarrar prácticamente toda la parte de sus estómagos, principalmente de los pelícanos, las garzas que se alimentan de estos peces, entonces los impactos son tremendos”, apuntó.

“Una de las enormes preocupaciones con la llegada de las especies invasoras, es que una vez que se establecen, es muy difícil erradicarlos, lo que nos queda ahora es controlar sus poblaciones para que no crezcan de manera desmesurada y en ese sentido gracias a la voluntad de la Conanp y de los propios pescadores particularmente de la ribera de Chiapa de Corzo y de Osumacinta, han entendido un poco la problemática de la invasión del pez diablo”, apuntó.

Velázquez Velázquez explicó que esta especie en particular se caracteriza por enormes espinas que tienen en las aletas, tanto en las aletas dorsal como en las aletas pectorales que si una las toca pueden desgarra la piel, tiene además una boca en forma de ventosa y tiene una capacidad reproductiva impresionante, pues pueden poner entre 3 mil y 4 mil huevecillos por temporada de desove, pero además tienen la enorme particularidad, que son muy paternales, cuidan a sus crías, a sus huevos y eso garantiza que la mayor parte de sus huevecillos y las crías que emergen lleguen a estados juveniles y adulto y eso potencializa mucho su nivel de invasión.

Dijo que además otra de las enormes ventajas que tienen estas especies, es que pueden lograr vivir fuera del agua hasta 20 horas ya que tienen un estomago muy vascularizado, una vejiga natatoria, donde permite respirar el aire atmosférico.

El investigador señaló que intuyen que el pez diablo puedo haber ingresado al río Grijalva por la presa Malpaso, aunque no descartan la hipótesis del efecto “Nemo” que es cuando se tiene de mascota en la pecera, crece demasiado y luego no pueden sacrificarla, entonces la liberan en los ríos y esta especie con su capacidad de reproducción que tiene invade rápidamente a los ambientes.

“Otra teoría es que migraron a través de Joyyo Mayu, el parque, porque lo hemos tenido como un refugio de especies invasoras, de muchas especies de tilapia, de plecos, entonces la gente en vez de ir a tirar o de sacrificar, va y lo deposita en los estanques que hay en el Joyyo Mayu, creemos que es una línea de escape y que migró hacia el río Sabinal y luego hacia el Parque Nacional Cañón del Sumidero, esta hipótesis no lo hemos confirmado y queremos hacer estudios genéticos para ver la correspondencia en el material genético de ambas poblaciones para poder confirmarlo”, explicó.

Finalmente dijo que a través del Comité de Especies Invasoras pretenden seguir monitoreando al pez diablo y a la par trabajar con los pescadores y prestadores de servicios turísticos para ayuden a controlar y manejar esta especie, ya que si ellos los capturan, se pueden llevar al Museo de Zoología de la Unicach y darles el tratamiento adecuado.