Como muchos supimos en su momento, el actual director de la Comisión Federal de Electricidad, Bartlett Díaz, construyó un "imperio inmobiliario" con 23 casas de lujo, ubicadas en las zonas más exclusivas del valle de México, además de una red de 12 empresas, que, algunas, han recibido contratos del gobierno federal, y todo se supo gracias a una investigación periodística publicada por Carlos Loret de Mola, en la que puso en evidencia todo lo anterior basado en documentos oficiales que están en el Registro Público de la Propiedad, también supimos que pese a toda la evidencia, el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, defendió en su momento a su funcionario y dijo que sería la Secretaría de la Función Pública (SFP), la que determinaría si efectivamente se incurría en alguna falta.

Y efectivamente ya salió el resultado de tan “exhaustiva” investigación y aunque me sorprende, al mismo tiempo ya esperaba una situación así, y es que la titular de la SFP, Irma Eréndira Sandoval, dijo ante medios de comunicación que Manuel Bartlett Díaz, no incurrió en las falta de conflicto de interés y enriquecimiento oculto, por lo que no es acreedor a ninguna sanción administrativa. La funcionaria que pertenece a un gobierno que presume de ser diferente, hizo un trabajo, sino igual si muy parecido al realizado por su similar Virgilio Andrade, quien en su momento también absolvió al expresidente Enrique Peña Nieto, mismo que era acusado por la investigación periodística "La Casa Blanca", como seguramente usted recordara y que fue duramente criticado pues, el propio mandatario puso a quien lo investigaría, por lo que se sabía de antemano que lo libraría de toda responsabilidad.

Eso ocurrió en una administración del PRI, pero se supone que la actual es distinta que ya no hay corrupción, que no se protege a nadie; pero las acciones dicen todo lo contrario y lo que más me sorprende es la forma en que el presidente que no miente, no roba y no traiciona defiende al creador de la famosa caída del sistema, incluso retando a la oposición a comprobar que existe corrupción en su gobierno. Textualmente dijo: “En mi gobierno no hay corrupción. Y los reto a que me tapen la boca. No somos iguales, ahora que están pasando por un mal momento dicen: Bartlett es corrupto. No, pruébenlo”.

Nada más que eso ya se comprobó, solo que como el mandatario tiene otros datos, ya cualquier otra prueba que se pudiera presentar la va a desechar sin mayor trámite, y la verdad es que se ve muy mal el ejecutivo federal, pues aunque diga que es distinto hizo exactamente lo mismo que los gobiernos anteriores, cualquiera que mencione, cuando la gente que votó por él lo hizo por el hartazgo de cómo se hacían las cosas.

Y esa defensa férrea la siguió el presidente durante el fin de semana y seguramente también les pidió a los trabajadores de la CFE que hicieran lo propio y efectivamente así lo hicieron y lo llenaron de halagos a un sujeto que el propio López Obrador criticó en uno de sus libros, pero algo pasó y ahora Bartlett es un funcionario ejemplar.

Cabe recordar que a Bartlett se le señala como el autor de la caída del sistema en 1988, misma que dio como resultado que Cuauhtémoc Cárdenas perdiera la presidencia de la república. Otra historia seria si quien hubiera perdido en ese momento fuera el actual mandatario, pues aunque recomienda el perdón y el olvido en la práctica es otra cosa y si no lo cree pregúntele a Rosario Robles.

La verdad resulta decepcionante que no existe diferencia alguna entre unos y otros gobernantes, pues como le decía la gente lo que quiere es un actuar distinto y la historia de un personaje como Bartlett, es muy complicado de olvidar. Así que si usted pensaba que las cosas serían distintas a partir de esta administración, lamento decirle que cada vez se confirma que eso no se hará realidad y esa no es la idea…

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