Esta semana fuimos testigos de las marchas en distintas ciudades de nuestro país por parte de contingentes de mujeres que salieron a las calles para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, pues prácticamente siempre están siendo acosadas, ya sea de camino a su escuela, trabajo, oficina pública o privada y que decir si les toca la mala fortuna de pasar por donde se está edificando algún edificio, ya que los trabajadores de la construcción de inmediato les lanzan “piropos”, que en la práctica resultan más bien insultos, ya que de alago no tienen nada, y esto ocurre también con automovilistas que, lo menos que hacen para supuestamente llamar la atención de las mujeres es sonar el claxon como si eso les resultara atractivo o los ayudara a que ellas voltearan a verlos.

Y ante esto, no pueden hacer nada, por lo que terminan por soportar este tipo de manifestaciones, pero eso no significa, de ninguna manera, que les guste esta forma de transitar por la vida.

Ni siquiera cuando están presentes los padres de la mujer o sus hermanos las respetan, pues dependiendo de quien se trate los llaman suegros o cuñados, insisto, como si así tuvieran alguna oportunidad de conquistarlas, cuando es todo lo contrario, a ninguna de ellas les agrada esta forma de pretender cortejarlas, si así se le puede llamar a esas manifestaciones masculinas.

En fin de que se requiere que todos empecemos a respetar a las mujeres, esa es una verdad que no se puede negar y en ello vamos todos, pues en ocasiones las agresiones también vienen de su propio género que de inmediato las descalifica, sobre todo cuando la realidad que padecen quienes se manifiestan no es la misma de quienes las vemos a lo lejos sin conocer la problemática real.

Y como le decía al inicio de este comentario, es justo que no solo pidan sino que las mujeres exijan un mejor trato, lo malo es cuando se cuelan en sus manifestaciones personas que nada tiene que ver con esa solicitud justa de alto a la violencia, pues lo único que consiguen es que se desvirtúe ese mensaje que pretenden hacer llegar tanto a autoridades como sociedad en general, pues con todo el vandalismos que van dejando a su paso, como el ocurrido en la marcha del 25 de noviembre en la ciudad de México en la que un reducido número de mujeres con el rostro cubierto; pintaron monumentos, destruyeron mobiliario, rompieron vidrios, iniciaron quemas y hasta agredieron a algunas personas, provoca que la atención se centre más en toda esa destrucción y no es que los medios de comunicación quieran que no se vea la realidad de una marcha, pues no pueden permanecer al margen de toda esa violencia y como periodistas están obligados a dar a conocer a la opinión publica eso que también ocurren dentro de un mismo evento como la referida conmemoración por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer.

Mientras que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, dijo lo siguiente ante las manifestaciones violentas de grupos de infiltradas: “Yo no siento que nos están provocando, sinceramente te lo digo, yo no siento una provocación en lo personal, ni tampoco el presidente siente esa provocación”, lo que pone de manifiesto que la funcionaria ni siquiera analizó la situación, pues está visto que quienes realizaron los actos de vandalismo no eran las verdaderas manifestantes, sino grupos de choque que efectivamente pretenden algo más que simplemente manifestarse.

Y es que, son estos grupos violentos los que desvían la atención de una marcha completamente legitima y necesaria, pues está demostrado que solo saliendo a las calles, las autoridades toman cartas en el asunto, de otra forma se limitan a dejar pasar el tema, y solo en el discurso lo consideran pero sin llevar a cabo acción alguna y esa no es la idea…

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