La marcha e himno por excelencia de la hermosa y viril Comarca Lagunera es, sin duda alguna, La Filomena: La Laguna tiene dinero, La Laguna tiene algodón y por eso los laguneros pasan su vida con gran vacilón. Torreón, Torreón, eres mi vida, eres mi encanto por eso vives en mi corazón, Torreón, Torreón... sin olvidar otras bonitas marchas mexicanas como la de Zacatecas (que debería ser nuestro himno nacional), "Porfirio Díaz" , Lindas Mexicanas o hasta el 23 de Infantería.

Y qué ironía, nunca hemos vivido en la ciudad que nos vio nacer en el gitanísimo barrio de San Joaquín, solamente durante toda nuestra vida, hemos ido de visita, pero eso no nos quita lo lagunero, de allí el pseudónimo y nuestro hermano menor Don Miguel, siendo nativo de la gitana Aguascalientes, tampoco ha vivido en la tierra del cerro del "Muerto", pero eso no obsta para que conste.

Sin embargo no escribiremos sobre La Filomena lagunera ni sobre la "Pelea de Gallos", en esta ocasión vamos a referirnos a la tremenda nevada que hace algunos días, cayó en suelo español, pintándolo todo de blanco, siendo el paisaje majestuoso, con todos los trastornos que tales nevadas implican.

Los alrededores de la monumental de Las Ventas sirvieron para que los descendientes de Chabela y Nando, se divirtieran esquiando, en tanto que el ruedo acumulaba, en la arena, más de medio metro de nieve, según lo mostraban las fotografías del día, teniendo como música de fondo y en la voz de Perry Como: Era una blanca navidad...

Pero los paisajes más hermosos eran en el campo bravo peninsular, solo que los ganaderos, tuvieron que ponerse a trabajar rescatando a los becerros recién nacidos (chotos) y no fueran a morir antes de tiempo, víctimas del intenso frío ocasionado por la tremenda ventisca invernal que azotó la campiña del Cid Campeador. Creyendo que al momento de escribir estas líneas, el tremendo frío ya haya pasao ¡joder!

Y si a lo anterior le agregamos la pandemia coronavírica, la fiesta brava ahora sí que anda de capa caída y empresarios, ganaderos y toreros, no ven la hora de Dios, en que la ciencia médica estoquié en todo lo alto al virus mortal que ha suspendido gran parte de la actividad humana, donde se incluye, desde luego, el Arte de Cúchares.

Afortunadamente el campo bravo mexicano no sufre ese tipo de consecuencias climatológicas, quizá heladas anuales en la temporada de invierno, pero hasta ahí, los toros, las vacas y las crías tienen defensas naturales para soportar ese tipo de frío; ya vendrán tiempos mejores y por lo pronto aquí le cortamos silbando la tonadilla de La Filomena: La laguna tiene dinero, Torreón, Torreón... Vale.

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