Todo con el poder de su firma… fraudulenta
Foto: Archivo

Hace años, las fuerzas progresistas de la nación identificaron como uno de los principales problemas que tenían que enfrentar, para el avance de la democracia en México, era la resistencia de los partidos políticos.

Pues estos se habían apoltronado en el poder, y departían y compartían, todas las mieles de su ejercicio y, por lo tanto, se habían convertido en los principales enemigos de cualquier cambio positivo.

Todo lo negociaban, y lo siguen haciendo, a cambio de los pingues beneficios personales y en algunos casos en prebendas para sus propias organizaciones políticas.

Se acabo la representatividad del poder pues a nadie tienen que rendir cuentas.

Mediante acuerdos económicos oprobiosos se acordaron reformas a modo, modificaciones a leyes y procedimientos, se otorgaron o se cancelaron registros a partidos, etc.

Aquellas fuerzas del progreso vieron como única alternativa de avance la apertura del sistema político mexicano y que cualquier ciudadano con o sin partido pudiera ser electo para formar parte de las estructuras de poder.

Y entonces se dio la lucha, muy larga por cierto, para el reconocimiento de un precepto constitucional que indica que todo ciudadano en pleno goce de sus derechos políticos puede votar y ser votado.

Por primera vez en la historia, en este proceso electoral, pueden participar ciudadanos sin partido a la presidencia de México.

Y los que pretenden participar de esta forma resultaron peores que cuando participaban en los partidos, uno en el PRI, otra en el PAN y el tercero en el PRD.

Pues sí, no podía esperarse que fueran diferentes, puesto que no tienen una trayectoria de ciudadanos libres, honestos, honrados; son tránsfugas de sus propios partidos, son deshechos de la “clase política” gobernante.

Falsificaron firmas, credenciales de elector, que es un documento oficial, mintieron, pretenden engañar a todos para ser candidatos.

¿Cuándo dejó de ser todo esto un delito grave? Debe abrirse inmediatamente una investigación y en vez de la candidatura a los culpables debiera esperarles la cárcel.

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